Revolución Rusa: Tesis de Abril

En 1917, tras tres años de iniciada la 1º Guerra Mundial, Rusia atravesaba una situación social alarmante, con hambre, desocupación y millones de muertos. Como señalamos en notas anteriores, la Revolución de Febrero había derrocado a la monarquía corporizada en la figura del Zar y el poder había pasado a manos de la burguesía. En ese contexto, Lenin regresó del exilio a comienzos de abril y dirigió activamente la polémica sobre las tareas de proletariado y el partido revolucionario. Las Tesis de Abril fueron el punto de partida de ese debate.

Lenin critica en primer lugar el defensismo revolucionario, tesis que planteaba la continuidad de la guerra contra el imperialismo alemán, en defensa del gobierno provisional y las libertades logradas en febrero. Uno de los núcleos de las Tesis de Abril es la certeza de que la burguesía rusa, aunque hubiera derrocado al Zar y otorgado libertades democráticas que el país nunca había vivido, era incapaz de terminar con la guerra imperialista, una causa fundamental de todos los males del pueblo ruso. Como había desarrollado en su obra “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, el imperialismo y sus guerras eran una consecuencia inevitable del desarrollo del capitalismo. Por eso la burguesía rusa, atada por múltiples lazos a los monopolios ingleses y franceses, no podía “dejar de ser” imperialista. Solo con la clase obrera en el poder, en estrecha alianza con el campesinado pobre, se podía poner fin a la guerra. Es decir, solo derrocando el poder del capital era posible terminar con la guerra imperialista.

De ahí se llega a la idea central de las Tesis de Abril: la necesidad de la continuidad de la revolución. El paso de su primera etapa, antizarista y democrático-burguesa, a la segunda etapa, socialista, que debía poner el poder en manos del proletariado y el campesinado pobre. Esta tesis polemizaba también con la posición que aún predominaba en el Partido Bolchevique, de presionar al gobierno provisional.

Asimismo, Lenin remarcaba con total claridad los elementos tácticos: los bolcheviques eran aún minoría en los soviets obreros y campesinos, frente a diversos partidos pequeñoburgueses y oportunistas. Mientras esa situación se mantuviese, el Partido debía desarrollar un trabajo “paciente, sistemático, tenaz y adaptado especialmente a las necesidades prácticas de las masas”. Por último, Lenin planteaba un programa revolucionario, una serie de tareas inmediatas para el Partido y proponía adoptar el nombre de “Partido Comunista” frente a la traición de todos los partidos socialdemócratas.

A continuación, el texto de las Tesis:

Habiendo llegado a Petrogrado únicamente el 3 de abril por la noche, es natural que sólo en nombre propio y con las consiguientes reservas, debidas a mi insuficiente preparación, pude pronunciar en la asamblea del 4 de abril un informe acerca de las tareas del proletariado revolucionario.
Lo único que podía hacer para facilitarme la labor -y facilitársela también a los opositores de buena fe- era preparar unas tesis por escrito. Las leí y entregué el texto al camarada Tsereteli. Las leí muy despacio y por dos veces: primero en la reunión de bolcheviques y después en la de bolcheviques y mencheviques.
Publico estas tesis personales mías acompañadas únicamente de brevísimas notas explicativas, que en mi informe fueron desarrolladas con mucha mayor amplitud.
Tesis
1. En nuestra actitud ante la guerra, que por parte de Rusia sigue siendo indiscutiblemente una guerra imperialista, de rapiña, también bajo el nuevo Gobierno de Lvov y Cía., en virtud del carácter capitalista de este Gobierno, es intolerable la más pequeña concesión al “defensismo revolucionario”.
El proletariado consciente sólo puede dar su asentimiento a una guerra revolucionaria, que justifique verdaderamente el defensismo revolucionario, bajo las siguientes condiciones: a) paso del poder a manos del proletariado y de los sectores más pobres del campesinado a él adheridos; b) renuncia de hecho, y no de palabra, a todas las anexiones; c) ruptura completa de hecho con todos los intereses del capital.
Dada la indudable buena fe de grandes sectores de defensistas revolucionarios de filas, que admiten la guerra sólo como una necesidad y no para fines de conquista, y dado su engaño por la burguesía, es preciso aclararles su error de un modo singularmente minucioso, paciente y perseverante, explicarles la ligazón indisoluble del capital con la guerra imperialista y demostrarles que sin derrocar el capital es imposible poner fin a la guerra con una paz verdaderamente democrática y no con una paz impuesta por la violencia.
Organizar la propaganda más amplia de este punto de vista en el ejército de operaciones.
Confraternización en el frente.

2. La peculiaridad del momento actual en Rusia consiste en el paso de la primera etapa de la revolución, que ha dado el poder a la burguesía por carecer el proletariado del grado necesario de conciencia y de organización, a su segunda etapa, que debe poner el poder en manos del proletariado y de las capas pobres del campesinado.
Este tránsito se caracteriza, de una parte, por el máximo de legalidad (Rusia es hoy el más libre de todos los países beligerantes); de otra parte, por la ausencia de violencia contra las masas y, finalmente, por la confianza inconsciente de éstas en el gobierno de los capitalistas, los peores enemigos de la paz y del socialismo.
Esta peculiaridad exige de nosotros habilidad para adaptarnos a las condiciones especiales de la labor del partido entre masas inusitadamente amplias del proletariado que acaban de despertar a la vida política.

3. Ningún apoyo al Gobierno Provisional; explicar la completa falsedad de todas sus promesas, sobre todo de la renuncia a las anexiones. Desenmascarar a este gobierno, que es un gobierno de capitalistas, en vez de propugnar la inadmisible e ilusoria “exigencia” de que deje de ser imperialista.

4. Reconocer que, en la mayor parte de los Soviets de diputados obreros, nuestro partido está en minoría y, por el momento, en una minoría reducida, frente al bloque de todos los elementos pequeñoburgueses y oportunistas -sometidos a la influencia de la burguesía y que llevan dicha influencia al seno del proletariado-, desde los socialistas populares y los socialistas revolucionarios hasta el Comité de Organización (Chjeídze, Tsereteli, etc.), Steklov, etc., etc.
Explicar a las masas que los Soviets de diputados obreros son la única forma posible de gobierno revolucionario y que, por ello, mientras este Gobierno se someta a la influencia de la burguesía, nuestra misión sólo puede consistir en explicar los errores de su táctica de un modo paciente, sistemático, tenaz y adaptado especialmente a las necesidades prácticas de las masas.
Mientras estemos en minoría, desarrollaremos una labor de crítica y esclarecimiento de los errores, propugnando al mismo tiempo, la necesidad de que todo el poder del Estado pase a los Soviets de diputados obreros, a fin de que, sobre la base de la experiencia, las masas corrijan sus errores.

5. No una república parlamentaria -volver a ella desde los Soviets de diputados obreros sería dar un paso atrás- sino una república de los Soviets de diputados obreros, braceros y campesinos en todo el país, de abajo arriba.
Supresión de la policía, del ejército y de la burocracia (1).
La remuneración de los funcionarios, todos ellos elegibles y removibles en cualquier momento, no deberá exceder del salario medio de un obrero calificado.

6. En el programa agrario, trasladar el centro de gravedad a los Soviets de diputados braceros.
Confiscación de todas las tierras de los latifundios.
Nacionalización de todas las tierras del país, de las que dispondrán los Soviets locales de diputados braceros y campesinos. Creación de Soviets especiales de diputados de los campesinos pobres. Hacer de cada gran finca (con una extensión de 100 a 300 deciatinas, según las condiciones locales y de otro género y a juicio de las instituciones locales) una hacienda modelo bajo el control del Soviet de diputados braceros y sobre bases colectivas.

7. Fusión inmediata de todos los bancos del país en un Banco Nacional único, sometido al control de los Soviets de diputados obreros.

8. No “implantación” del socialismo como nuestra tarea inmediata, sino pasar únicamente a la instauración inmediata del control de la producción social y de la distribución de los productos por los Soviets de diputados obreros.

9. Tareas del Partido:
a) celebración inmediata de un congreso del Partido;
b) modificación del Programa del Partido, principalmente:
1) sobre el imperialismo y la guerra imperialista,
2) sobre la posición ante el Estado y nuestra reivindicación de un “Estado-Comuna” (2),
3) reforma del programa mínimo, ya anticuado;
c) cambio de denominación del Partido (3).

10. Renovación de la Internacional.
Iniciativa de constituir una Internacional revolucionaria, una Internacional contra los socialchovinistas y contra el “centro” (4).
(…)

Notas
(1) Es decir, sustitución del ejército regular por el armamento general del pueblo.
(2) Es decir, de un Estado cuyo prototipo dio la Comuna de París.
(3) En lugar de “socialdemocracia”, cuyos líderes oficiales han traicionado al socialismo en el mundo entero, pasándose a la burguesía (lo mismo los “defensistas” que los vacilantes “kautskianos”), debemos denominarnos Partido Comunista.
(4) En la socialdemocracia internacional se llama “centro” a la tendencia que pendula entre los chovinistas (= “defensistas”) y los internacionalistas, a saber: Kautsky y Cía., en Alemania, Longuet y Cía., en Francia, Chjeídze y Cía., en Rusia, Turati y Cía., en Italia, McDonald y Cía., en Inglaterra, etc.

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