Himno Nacional Argentino completo

“Aquí el fiero opresor de la Patria su cerviz orgullosa dobló...”

Este es el Himno Nacional Argentino, escrito por Vicente López y Planes en 1812 y compuesto por Blas Parera un año más tarde. En 1900 Julio A. Roca censuró algunos versos porque aquellas partes «ofendían» al gobierno español y rescataban el antecedente de la resistencia de los pueblos originarios.

La versión completa consta de nueve estrofas y su coro, en los que se exalta la épica de la lucha por la independentista, el ansia de libertad, el reconocimiento a los pueblos originarios y el rechazo a la dominación del invasor español.

Sean eternos los laureles,
que supimos conseguir.
Coronados de gloria vivamos…
¡o juremos con gloria morir!

Oíd, mortales, el grito sagrado:
Libertad, Libertad, Libertad.
Oíd el ruido de rotas cadenas,
ved en trono a la noble igualdad.
Se levanta a la faz de la Tierra
una nueva y gloriosa Nación,
coronada su sien de laureles,
y a sus plantas rendido un león.

(Estribillo)

Sean eternos los laureles,
que supimos conseguir.
Coronados de gloria vivamos…
¡o juremos con gloria morir!

De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar
la grandeza se anida en sus pechos:
a su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas,
y en sus huesos revive el ardor,
lo que ve renovando a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor.

(Estribillo)

Pero sierras y muros se sienten
retumbar con horrible fragor:
todo el país se conturba por gritos
de venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
escupió su pestífera hiel;
su estandarte sangriento levantan
provocando a la lid más cruel.

(Estribillo)

¿No los véis sobre México y Quito
arrojarse con saña tenaz
y cuál lloran, bañados en sangre,
Potosí, Cochabamba y La Paz?
¿No los véis sobre el triste Caracas
luto y llantos y muerte esparcir?
¿No los véis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir?

(Estribillo)

A vosotros se atreve, ¡Argentinos!,
el orgullo del vil invasor.
Vuestros campos ya pisa contando
tantas glorias hollar vencedor.
Mas los bravos, que unidos juraron
su feliz libertad sostener,
a esos tigres sedientos de sangre
fuertes pechos sabrán oponer.

(Estribillo)

El valiente argentino a las armas
corre ardiendo con brío y valor,
el clarín de la guerra, cual trueno,
en los campos del Sud resonó.
Buenos Aires se pone a la frente
de los pueblos de la ínclita unión,
y con brazos robustos desgarran
al ibérico altivo León.

(Estribillo)

San José, San Lorenzo, Suipacha,
ambas Piedras, Salta y Tucumán,
La Colonia y las mismas murallas
del tirano en la Banda Oriental.
Son letreros eternos que dicen:
aquí el brazo argentino triunfó,
aquí el fiero opresor de la Patria
su cerviz orgullosa dobló.

(Estribillo)

La victoria al guerrero argentino
con sus alas brillantes cubrió,
y azorado a su vista el tirano
con infamia a la fuga se dio.
Sus banderas, sus armas se rinden
por trofeos a la libertad,
y sobre alas de gloria alza el pueblo
trono digno a su gran majestad.

(Estribillo)

Desde un polo hasta el otro resuena
de la fama el sonoro clarín,
y de América el nombre enseñando
les repite: «¡Mortales, oíd!:
ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud».
Y los libres del mundo responden:
«Al gran pueblo argentino, ¡salud!


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