La fugada e impagable deuda macrista, renegociada por el gobierno de Alberto Fernández, es un tremendo lastre para la economía y la política. Los vencimientos para ser cumplidos exigirán nuevas condiciones que involucran la entrega de recursos naturales (como el litio y agua) y nuevos ajustes aumentando la deuda y así mostrando que es un instrumento de sometimiento político sobre nuestra soberanía.
Las negociaciones de Massa de posponer pagos, sólo consiguen ganar tiempo que se paga con más exigencia y sometimiento.
Tras reunirse con representantes de bancos nacionales e internacionales y aseguradoras horas antes, el lunes 6 de marzo el Ministro de Economía Sergio Massa, anunció un canje de deuda por aproximadamente 9.8 billones de pesos. El lema para adornar lo anunciado, como suele hacerse cuando una medida económica afecta al pueblo y beneficia a los sectores más poderosos, fue “despejar la incertidumbre”. La renegociación otorgó dos nuevos bonos: unos atados al valor de la inflación en su totalidad, y otros cuyo 30% quedaron atados o al precio del dólar o al índice de inflación.
La contradicción principal del supuesto “despeje” es que en realidad lo que se logró es patear el problema para el año 2024, momento al cual el Estado Nacional llegará en peores condiciones que las actuales respecto de la deuda por bonos. Esta estrategia, además, encubre la verdadera alianza del gobierno que no es con los sectores populares que lo llevaron al poder, sino con los sectores más concentrados de la economía.
Además, tras la reunión en la Cumbre del G-20 del Ministro de Economía y la titular del Fondo, Kristalina Giorgieva, y numerosas reuniones virtuales posteriores, se acordó el desembolso de 5.200 millones de dólares para este mes de Marzo y una modificación en las metas de reservas del Banco Central para 2023. Este “visto bueno” del Fondo a una nueva imposibilidad de la Argentina por cumplir con las metas fijadas, en este caso la de reservas, guarda relación con la fuerte sequía que golpea al país y que traerá, además de las consecuencias climáticas, fuertes resentimientos en los dólares que ingresen al Central. Mediciones tanto nacionales como provinciales calculan una pérdida de entre 15 y 21 mil millones de dólares.
Tal como lo indicara la propia Vicepresidenta de la Nación en su acto en la Universidad de Río Negro, a partir del 2024 Argentina deberá además afrontar vencimientos en dólares por U$S 76.000 millones hasta el año 2027. Es decir, este “despeje” funciona principalmente como una acumulación de deuda perpetua por ser impagable que profundiza la endeblez del país frente a los sectores de la economía concentrada.
Sumisión y alianza
Esta postura sumisa ya no sorprende en el Frente de Todos. Hasta uno de los integrantes principales del gobierno como Máximo Kirchner lo expuso cuando dijo que el Dólar Soja, la otra medida “milagrosa” de Massa, era poner al país de rodillas. Al sostenerse esta postura gubernamental en el tiempo, se puede inferir que esa supuesta sumisión es en realidad una alianza estratégica para poder tener gobernabilidad, ya que la idea de realizar cambios de fondo fue abandonada desde el caso Vicentín hasta la actualidad. Los mismos bancos que resultan ser tenedores de bonos argentinos son los que permanentemente presionan al gobierno amenazándolo con un golpe de mercado para luego renegociar en el Ministerio de Economía (siempre a puertas cerradas) y pactar “la paz” con condiciones cada vez más ventajosas.
Esta situación se lleva a los extremos cuando desde la oposición –quienes se consideran con serias posibilidades de ganar las próximas elecciones- salen a correr por derecha a los bancos exigiendo el no acuerdo con el Gobierno Nacional para que la bomba estalle este año y no en 2024. Hernán Lacunza, por ejemplo, en su cuenta de Twitter caracterizó al canje como «una operación vil y ruinosa para el Estado». Y frente a esa caracterización, fue Javier Bolzico, Presidente de ADEBA (Asociación de Bancos Argentinos) quien salió a respaldar al Gobierno instando a la oposición a que tenga una postura democrática.
El gobierno del Frente de Todos, a poco menos de un año de finalizar su primer mandato, solo profundizó la caída en la trampa de endeudamiento eterno (agravada por la gestión del macrismo entre los años 2015/2019) sometiendo al pueblo frente al capital financiero en manos de los Bancos y el FMI. Ese es el carácter usurario de las deudas en nuestro país, los sectores hegemónicos, nacionales y extranjeros, los bancos, el Fondo y todos los organismos multilaterales de créditos, no quieren que la deuda contraída sea pagada porque a través de ella mantienen a las dirigencias políticas sometidas. La deuda nacional tiene además –tanto en pesos como en dólares- la caracterísitica de ser odiosa, ya que ningún trabajador y trabajadora ve frutos de esos compromisos en ningún aspecto de su vida.
Mientras tanto, los salarios argentinos caen
Este anuncio se da en un contexto de acumulación de inflación anual de un 103%. El martes 14 el INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censo) informará el porcentaje inflacionario de febrero, que se prevé rondará en una cifra similar al 6% del valor de Enero. Teniendo en cuenta los datos oficiales publicados por el mismo Instituto, la inflación para el año 2022 fue de un 94.8%. Partiendo de esa base, se estima que la pérdida salarial de lxs trabajadorxs fue la siguiente:
- Para los no registrados, es decir aquellxs que están “en negro”, los aumentos salariales para ese periodo fueron del 65,4 %. Una pérdida salarial de casi el 30%.
- Para el sector privado registrado, aquellos que trabajan “en blanco”, el aumento salarial durante el 2022 fue de 93.8%, es decir 1 punto porcentual por debajo de la inflación.
- Mientras que el sector público, tras un fuerte aumento en Diciembre, los salarios terminaron con un margen mínimo superior a la inflación, ya que el aumento fue de 99.4%.
Dentro de esos porcentajes, los sectores más perjudicadxs son lxs jóvenxs y mujeres.
Recursos naturales y reindustrialización yanqui
Pero además de la situación de lxs trabajadorxs, el contexto internacional nos coloca en una posición complicada. Joe Biden, a comienzos de febrero en el inicio del año legislativo 2023 de su país, hizo mención a la importante ley de Chips (o semiconductores) y Ciencia, aprobada en conjunto entre Demócratas y Republicanos. “Solíamos fabricar el 40% de los chips a nivel mundial y en el transcurso de las últimas décadas perdimos el eje y pasamos a producir solo el 10%”, explicó el mandatario.
La nueva camada de autos eléctricos usan un promedio de 3 mil chips por unidad, por lo cual la manufacturación de los mismos resulta estratégica de cara a la nueva característica de la industria del automóvil. Además, la industria de los celulares inteligentes está también íntimamente ligada a los semiconductores. Prácticamente no hay ningún dispositivo tecnológico que no use semiconductores, desde heladeras hasta automóviles. Es decir, que la fabricación de los mismos es clave para el comercio mundial. La mayor producción de semiconductores se encuentra hoy en Taiwán, territorio en disputa entre China y Estados Unidos, quienes además se disputan el comercio, de chips y en general, a nivel mundial. “Por eso nos unimos (Demócratas y Republicanos) en aprobar la ley de CHIPS y Ciencia […] y nos aseguraremos que la cadena de suministro comience en América”. A su vez, en el mismo acto de comienzo de año legislativo, el Presidente Biden anunció un megaproyecto de infraestructura –“el más grande desde la presidencia de Eisenhower”, es decir desde comienzos de la década del ‘60- que vaya de la mano de la reindustrialización en territorio yanqui, asegurando que “Todos los materiales que se utilicen para obras de infraestructura federal sean hechos en América”. Sin perjuicio de lo que efectivamente logre la administración Biden a lo largo del año, está clara la postura de los dos partidos mayoritarios respecto a la protección y promoción de la industria nacional. Para la cual se necesitarán grandes cantidades de las denominadas commodities, muchas de las cuales, como por ejemplo el litio, no abundan en territorio Norteamericano.
Al respecto, la generala Richardson fue clarísima y sus textuales fueron citadas por este mismo medio en notas anteriores, respecto a que los recursos naturales de Latinoamérica serán utilizados por Estados Unidos para su propio provecho. El imperio se asienta de cara a un probable enfrentamiento con China; mientras se desarrolla la guerra contra la Federación de Rusia en territorio ucraniano cuyo resultado aun no está a la vista.
La sumisión nacional mediante la trampa de la deuda ilegítima, odiosa e impagable, hace imposible encarar un proyecto soberano de aprovechamiento y apropiación de los recursos naturales de nuestro territorio, a la vez que se cuide el medioambiente y las poblaciones que viven cerca de los mismos. La posibilidad de generar energía accesible para todos los habitantes de nuestro país a la vez que se impulse nuevamente la industria nacional sostenida por energía propia.