Con las últimas intervenciones del FMI y el desembolso de 20.000 millones de dólares para asistir al gobierno de Milei-Caputo en plena crisis económica y en el marco del acuerdo estratégico con EEUU, pensábamos que habíamos visto la contextura definitiva de un gobierno que se arrastra y aspira a ser fiel lacayo de Donald Trump y los “valores de occidente”. Pero con las declaraciones de la titular del FMI, Kristalina Georgieva, (portando en su saco un pin con forma de motosierra) metiéndose directamente en la vida política interna, de manera abierta y desembozada, llamando a votar al gobierno de Javier Milei e instando a seguir el rumbo económico establecido en acuerdo con ese organismo: “Domésticamente, el país tendrá elecciones en octubre, y es fundamental que no descarrile la voluntad de cambio. Hasta ahora no vemos que ese riesgo se materialice, pero insto a Argentina a mantener ese rumbo”, creemos que de seguir este gobierno nos transformaremos en un nuevo virreinato del Río de la Plata, época que añora el propio Milei y su gabinete. ¡Ni el menemismo se atrevió a tanto!
Son tiempos históricos nunca antes conocidos, de un país paralizado con un presidente que no gestiona, sin obra pública, mientras las rutas nacionales de destruyen, con la industria destruida con una capacidad ociosa de menos del 55%, con una ola importadora que trae hasta naranjas de Egipto o maquinaria agrícola usada. Un país productor de alimentos pero inalcanzable para la inmensa mayoría de la población, donde cae el consumo sin parar hace 16 meses, con los servicios en manos de privados que aumentan mes a mes, con privatizaciones en marcha a la medida de monopolios saqueadores como ahora la de ENARSA, con los jubilados sumidos en la pobreza y reprimidos cada semana, con asalariados cada vez más pobres donde el valor de su fuerza de trabajo volvió a perder con la devaluación del 30% sin que se haya recuperado de lo ya perdido; mientras avanzan contra las libertades democráticas con cruzadas contra periodistas, destrucción de los espacios de la memoria y una “desmalvinización” activa.
Son tiempos de falsas verdades multiplicadas por los medios y periodistas acólitos que trabajan a destajo para instalar las bondades de una devaluación que ahora llaman “flotación” y que “ahora será distinta la llegada del FMI”. Son tiempos crueles donde la historia es negada y pisoteada por una realidad inventada, con un presidente que “grita gol” con su equipo celebrando un nuevo endeudamiento y la macro economía (que beneficia al minúsculo 1% que detenta el poder), mientras por la TV Publica sus asesores enseñan con pizarra a especular en la bicicleta financiera (llamada “Carry Trade”) y el pueblo es castigado en la micro economía que ellos esconden y deforman.
Son tiempos históricos donde un presidente aspira a ser un empleado -el mejor- de una superpotencia que lo castiga al igual que otros países, pero atiende en privado a los sumisos que “le besan el culo” a su líder Donald Trump.
Son tan histórico los tiempos que corren que el felpudo de estas tierras, de manera estúpida, elije para arrastrase a quienes están en problemas como EEUU, que va retrocediendo de sus bravuconadas en la guerra comercial frente a China y tiene su economía en recesión probando la misma receta que ya se probó en la crisis de la década del ´30 y en la primera presidencia del propio Trump.
Milei es peligroso porque ahora es mucho más vulnerable y EEUU lo sabe y se muestra en el inicio de una nueva injerencia nunca antes visto en la historia reciente. La arremetida de Georgieva fue precedida por la visita del secretario del tesoro de EEUU quien, por estos días, con el ministro Caputo en Washington, dio señales muy fuertes de sostener al gobierno argentino, incluso con la promesa de nuevas partidas si fuesen necesario. Recordemos que una de las premisas de EEUU es que Argentina abandone el swap con China.
Del tiempo de la crueldad al tiempo de la esperanza
La esperanza es el alimento futuro de los pueblos que lo forjan en procesos plagados de crueldades con la asistencia imprescindible de la subjetividad que le da forma diversa. La esperanza es la característica que debe adoptar la lucha contra esa crueldad planificada.
El encuentro en las calles, que tanto le preocupa al poder, es una de las formas mas completas para forjar esperanzas. Es el ámbito que el pueblo no siempre busca, pero encuentra para hacerse escuchar y cambiar muchas veces la historia. En estos tiempos histórico de oscurantismo, de desesperanza la tarea de la militancia es sin dudas generar los encuentros para forjar esa esperanza.
Una esperanza que hoy no está encarnada en ningún dirigente o reagrupamiento político dentro del campo popular. Una esperanza que supo encarnar el Papa Francisco, pero donde la manera más confiable y duradera radica en las propias fuerzas del pueblo frente a un gobierno que promete desplegar con mayor fuerza la brutalidad si gana las elecciones de medio termino.
Fuerzas propias para frenarlo con las herramientas populares que estén a mano, pero para poder fortalecer las opciones de lucha que terminen más temprano que tarde con esta política y este gobierno y abrir un sendero de esperanza para millones que no quieren volver atrás.