Motosierra profunda
Milei se ufana en que ahora va por la “motosierra profunda” con más de 3000 recortes en el Estado en su plan de achique y reformas aún pendientes entre las que se cuentan con prioridad, la profundización de la reforma laboral y previsional, la concreción de privatizaciones y la eliminación del 90% de los impuestos (a los más ricos, claro). «Vamos a seguir quitando regulaciones. Este año subimos 70 puestos en libertad económica. Pasamos del lote de los peores 35 al medio. Y solamente aplicamos un cuarto de las reformas, todavía nos quedan 3.200 pendientes. Las vamos a ir sacando en la medida en que nos permita el Congreso». Justamente, de eso se trata, de “aliviarles la carga a los que mas tienen”, porque a los de a pie le sumaron regulaciones y aumento de impuestos…por eso, mucho circo con la baja de inflación y riego país, para contraer nuevas deudas que pagaremos los de a pie.
Al mismo tiempo que Milei-Caputo se alinean con EEUU pero acuden a la apertura indiscriminada de la economía con dólar barato y mientras en el mundo se dispara la divisa horas después de la asunción de Donald Trump, la poderosa economía de EEUU acude al proteccionismo como acaba de anunciar el nuevo presidente.
Queda demostrado que esta política es a la medida de la especulación internacional, la destrucción del país y la agudización de la disputa Inter-monopolista como sucede por estos días con Techint por la apertura de importaciones de tubos sin costura provenientes de China.
Las celebraciones libertarias por la baja de la inflación, del riesgo país y del dólar solo muestran la cara que beneficia al circulo selecto de los dueños del poder, en particular los sectores de la especulación financiera.
El aumento de la recaudación muestra una estructura donde el Estado recauda mientras el pueblo, las Pymes y las provincias soportan el ajuste. Por ejemplo, los combustibles aumentaron 378% (muy superior a la inflación anual del 117%) y esto es por un motivo sencillo: solo el 10,4% va a las provincias. El restante se destina 10,40% al Tesoro Nacional; 15,07% al Fondo Nacional de Vivienda; 28,69% al Sistema Único de Seguridad Social; 4,31% al Fideicomiso de Infraestructura Hídrica; 28,58% al Fideicomiso de Infraestructura de Transporte; y 2,55% a la Compensación del Transporte Público. Todo le suma ya que las áreas descriptas están desfinanciadas o paralizadas.
Los cortes de energía se explican por la paralización y discontinuidad en gran medida de obras claves que podrían evitar esos cortes: se paralizó la planta Dioxitek que alimenta Embalse y Atucha I y II; se paralizó la ampliación de Atucha I; se detuvo la construcción de CAREM-25; paralizó la ampliación del parque térmico argentino, entre otras obras estratégicas que afectan la coyuntura y el futuro energético nacional.
De esta manera y en todos los sectores del Estado se dibuja el superávit, mientras la tarifa de luz aumentó en el 2024 un 500% en promedio.
Motosierra cultural
Los 1400 trabajadores profesionales del área de salud apuntando centralmente al cierre/parálisis del Hospital Bonaparte y Posadas que se llevan adelante desde el Ministerio de Salud de la Nación, grafica que la reducción del déficit conlleva la base ideológica donde debe prevalecer lo privado sobre lo público y los fuertes sobre los débiles, que no son otra cosa que “cargas para la sociedad”. Pretenden cerrar 15 direcciones y coordinaciones abocadas a enfermedades como tuberculosis y lepra y se acaban de ejecutar más de 250 despidos en el PAMI.
Pero la motosierra económica, va de la mano de aquella cultural, porque para sostener un modelo que atrasa más de un siglo deben resetear y ganar nuevas conciencias basadas en principios individualistas, mesianismo hacia sus lideres y faltos de empatía con los que nada tienen. Una conciencia donde “los modelos colectivos e independientes nos aíslan de los valores de los poderosos”, milmillonarios como esos que estuvieron en la asunción de Donald Trump quienes son los elegidos de manera casi divina para guiarnos “en el desierto regado de populismo”. Una ideología retorcida, occidentalista donde los pobres son, en definitiva, los responsables de su condición por débiles y no saber sobreponerse a la adversidad, pero “rápidos para saber aprovecharse del esfuerzo de los contribuyentes”.
Así, con esta mescolanza y fraseología mesiánica, reinventan el rol del Estado, ya no como un instrumento de dominación de la clase dominante, sino un “protector” o “alimentador” de vagos, pobres y ñoquis. Pero en el mientras tanto, hacen uso de este “despreciable instrumento” para servir a los intereses de ese menos del 1% de ricos que detenta el poder real y de paso sostener a su tropa ñoquis neo fascistas.
El objetivo de cierre de la secretaria de DDHH arrancó con el desmantelamiento del Centro Cultural de la Memoria Aroldo Conti y los despidos de más de 2400 trabajadorxs del Ministerio de Justicia. Muestras claras de que van por todo para dar vuelta una pagina de la historia que muchos pensaron que no podía volver a ocurrir, como si la historia de la lucha de clases fuese de una ves y para siempre. Estas acciones dejan la enseñanza de que, una vez logradas conquistas para el pueblo, luego en la adversidad hay que defenderlas con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes.
¿El silencio de los inocentes?
Mientras esto transcurre, algunos se preguntan porque no crecen los focos de luchas como los abrazos al Hospital Bonaparte o al Aroldo Conti…
¿acaso están avalados por el pueblo? ¿acaso hay acuerdo con el ajuste, con perder el laburo o ver a los viejos deambular mendigando un medicamento que nunca podrán pagar? ¿acaso la crueldad se apoderó de las conciencias? ¡Decididamente no, de ninguna manera! Aunque sin negar las particularidades generacionales que sostienen el cambio cultural promovido por el gobierno, redes y medios alineados, que pueden encontrar un justificativo que avale la cagada a palos a gente pobre o en situación de calle y jubilados o la quita de medicamentos a ellos o enfermos terminales, la inmensa mayoría del pueblo no elije de manera consciente ser parte de una crueldad tan ignorante a tal punto de no querer ni a tu madre.
Es justo entonces, preguntarnos frente a esa relativa quietud o anestesia de sectores golpeados por esta política, que no la votaron o están desilusionados, pero que no encuentran “una rama para agarrarse”, por el desamparo, la desprotección o el abandono por parte de quienes deben ocupar un lugar central por el peso que tienen en la política del campo popular.
¿Qué rol le cabe al principal partido de la oposición, el PJ, ahora dirigido por Cristina Kirchner? ¿Es acaso, una buena táctica la que deja que el enemigo se muestre como es, para luego recoger el rechazo? En nuestro caso, con Milei, es otorgarle más la iniciativa de la motosierra, gana tiempo y avanza, transformando esa táctica errónea en un pacto implícito, de gobernabilidad, que desprotege a los que este adversario/enemigo denigra con total crueldad: el pueblo.
¿No es el tiempo, acaso, de llamar a la desobediencia civil frente a aquellos que se llevan puesto todo, saquean las arcas del Estado, entregan al país y buscan gobernar sin democracia?
El silencio de los inocentes podemos ubicarlo en aquellos que ven la realidad solo por su situación económica, sin levantar la cabeza para ver también el bosque de la batalla político cultural. Pero el silencio de lxs dirigentes nunca es inocente porque su responsabilidad es la de centralizar la lucha por la esperanza frente a tanta brutalidad organizada.
Es la de darle certezas a esos que soportan los latigazos crueles de la ultraderecha en el poder, más allá de los resultados; donde por primera vez en la historia tenemos un gobierno que no inaugura hospitales, sino que los cierra y apela los fallos que exigen la entrega de medicamentos oncológicos dejando a merced a los enfermos y jubilados.
¿Qué rol debe tomar la cabeza, de hecho, de la oposición popular frente a quienes cierran los espacios de la memoria porque reivindican el genocidio y desmantelan los organismos oficiales de DDHH porque son cuevas de zurdos…?
Recrear la esperanza
La desesperanza y la frustración es la gran herramienta que siempre ha utilizado el neoliberalismo en cualquiera de sus versiones para dividir y dominar a los pueblos.
Remontar esa cuesta para recobrar esa esperanza es la gran tarea colectiva del momento en el basto campo popular. El silencio o la inacción solo despeja el camino a los reyes de la desesperanza. Por el contrario, plantarse y organizar la rebeldía de todas las formas que se necesite, es dotar de certezas y abrazos solidarios, contenedores y reparadores para aquellos amplios sectores castigados.
Organizar la esperanza implica transitar un camino colectivo, de lucha, con los nuevos brazos que surgen del “castigo infinito” al que nos quiere someter este gobierno sin esperar la “mano salvadora” de tal o cual dirigente o dirigenta.
Organizar la esperanza es abrevar en la incansable lucha de la Abuelas de Plaza de Mayo que han recuperado a la nieta número 139 y muestran que solo están derrotados aquellos que se arrodillan.
La tarea de todas aquellas expresiones subjetivas revolucionarias, democráticas, antimperialistas, feministas y ecologistas que hoy gravitan en esas luchas que mantienen encendidas las brasas de la rebelión, pasa por encender los fuegos que arrasen con tanta crueldad organizada.