Hoy se anunció el ingreso de 4.355 millones de dólares del FMI por Derechos Especiales de Giro (DEG).
Por la cuota que aporta, a nuestro país le corresponde un 0,67% de los u$s 650.000 millones (equivalentes a unos 456.500 millones de DEG) que emitirá el organismo.
Toda la argumentación alrededor de estas asignaciones decididas por el directorio del FMI eran para dar un “alivio fiscal” a las cajas para hacer frente a la emergencia de las crisis locales producidas por la pandemia. Pero es sabido que tras esas “definiciones humanitarias”, se esconden los dientes de tiburón que siempre buscan clavar en los países que someten.
Por eso agregan que dentro de esos “nobles objetivos humanitarios” también los fondos deben ir a “ayudas para emprender reformas” que traducidas al lenguaje nuestro sería llevar adelante políticas que “achiquen el déficit fiscal” y “se favorezca a la producción”, léase ajuste y flexibilidad laboral.
Algunas de las políticas de reducción del déficit ya se empezaron a aplicar con recortes de partidas, jubilaciones y salarios.
El gobierno nacional en su momento anunció que el destino de ese dinero iría íntegramente a paliar la pandemia.
Pero quedó claro que la política de reconocer y renegociar la estafa de la deuda donde el propio organismo participó como actor protagónico con la administración de Juntos por el Cambio, quienes ponían las reglas de juego era el FMI.
El camino de la dependencia
La aprobación en el Congreso de la renegociación de la Deuda (que se tomó como un símbolo de “la unidad nacional” porque los sectores que contrajeron esa deuda inmoral votaron obviamente a favor) no es más que la aceptación de los compromisos por más que sean a 10 o 20 años y eso es postergar o las necesidades populares en medio de una catástrofe económica, social y sanitaria que va dejando la pandemia.
Así, se perdió un oportunidad histórica para emprender un rumbo soberano y castigar de manera contundente al imperialismo yanqui y al FMI, cortando una de sus principales herramientas de sometimiento como es la deuda y mostrando un camino para los países de la región endeudados.
Pesó más el chantaje y argumentos hartos conocidos para “hacer los deberes”, como las consecuencias de caer en default, supuesta pérdida de créditos internacionales y la no llegada de inversiones.
Si se usa la retórica de inmolarse argumentando que “primero está el pueblo y la nación”, se debería suspender los pagos e investigar lo que se sabe que es una estafa fraudulenta e impagable, y que la deuda la paguen los que las contrajeron y otorgaron; no el pueblo!.
Pero la realidad es la que manda y esa indica que se sigue un rumbo dependiente reconociendo la deuda, renegociando y emprendiendo pagos de intereses y capital con el FMI y el Club de Paris.
Ahora se fue más allá, resolviendo retroceder de lo antes anunciado y utilizar el dinero que distribuye el FM*I por Derechos Especiales de Giro (DEG) *para realizar pagos de capitales e intereses de la deuda “olvidando” otra vez las necesidades populares.
No somos pocos los sectores que nos oponemos a esto en el Frente de Todos e incluso somos partidarios de suspender e investigar cómo se ha hecho público en dos llamamientos, pero claramente no tienen peso en las desiciones de este calibre.
Mientras tanto, se avanzará en los cumplimientos de los pagos de capital e intereses de la deuda.
El 22 de septiembre, se pagará la primera cuota de capital del crédito stand by tomado en 2018. Será por 1326,7 millones de DEG, o unos u$s 1880 millones, con los mismos fondos que entrarán hoy.
El 22 de diciembre, hay otro vencimiento similar, mientras que el 1 de noviembre expiran cerca de u$s 465 millones en concepto de intereses.
Hasta fin de año tendremos que pagar casi la totalidad, u$s 4225 millones, del dinero que ingresa hoy.
Un rumbo soberano
Sin dudas el camino para encaminarnos hacia un rumbo popular, que suspenda los pagos de deuda mientras se investiga, para no pagar lo que no debemos, es en primer lugar impedir que en estas elecciones avancen los sectores reaccionarios que nos endeudaron por generaciones cuando gobernaron.
La herramienta de poder es el Frente de Todos, aún con sus contradicciones, porque concentra a gran cantidad de sectores populares, hoy muchos dispersos pero que comparten programa comunes para el empoderamiento del pueblo emprendiendo un camino soberano comenzando por la Deuda Externa, como elemento fundamental para avanzar hacia el cambio de matriz económica a favor de las grandes mayorías populares.
Para estos grandes desafíos urgentes, es necesario trabajar para lograr un gran centro coordinador de esos sectores populares donde se termine con la dependencia de la deuda, de los agronegocios, de las importaciones, del latifundio, de los monopolios y el capital financiero, y se construya un cauce liberador, revolucionario para que millones vivamos la vida que merecemos, en un país libre y soberano.