En Misiones lxs campesinxs del Movimiento Campesino de Liberación (MCL) y docentes del Movimiento Pedagógico de Liberación (MPL) pelean por el derecho a la tierra, lxs tareferxs para poder vivir de su trabajo y por el reconocimiento de las escuelas rurales. Comenzó otra semana con cortes de ruta en su plan de lucha y entrevistamos a Rubén Ortiz, Secretario General del sindicato docente de Misiones MPL.
– Lxs docentes vienen de una larga lucha en la provincia ¿Cuáles son los principales reclamos?
– Antes de la pandemia la provincia estaba en emergencia alimentaria. En marzo ya habíamos articulado un frente sindical muy amplio con el Movimiento Pedagógico de Liberación, gremios menores y un grupo disidente del gremio de base de CTERA (Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina). Después de que el gobierno firmó con los gremios amigos un incremento que llevó al básico a $ 9.200, todos nosotros seguimos y logramos llevar el aumento a $ 10.500 más un 5% remunerativo y bonificable por antigüedad para útiles escolares. También logramos que incorporen a las cocineras y mejoren el sueldo a los porteros. Pero continuamos la lucha por volver a construir una grilla salarial hoy. Esa reunión será en noviembre ¿cómo va a vivir una maestra ganando 13.000 pesos? El gobierno provincial tiene soberbia para escucharnos.
Acá está fracasando CTERA, el sindicalismo oficialista se quedó sin un plan. No sé qué están esperando para escuchar a los colegas y elaborar un plan. Eso no es ser opositor, ni macrista, acá se necesita defender los derechos. Estamos reclamando salario, reconocimiento, tierra para escuelas. Y que te hablen de la grieta… es de una pobreza política.
Hoy la principal lucha que se sostiene en la provincia es por el reconocimiento de las escuelas indígenas, las escuelas campesinas y las escuelas de los tarefereros que impulsa el MPL. La semana pasada se llevó a cabo una jornada de corte de la ruta nacional 14. Hay contacto con el Consejo Escolar pero no nos dan el instrumento legal.
– ¿Por qué el reconocimiento de las escuelas está vinculado a la lucha por la tierra?
– Nosotros tenemos que luchar para conquistar la tierra y cuando la tenemos, tenemos que donar tierra al Consejo para que el Estado haga la escuela ¡y hasta hay veces que las tenemos que construir nosotros!
El mismo Estado que primero nos reprime, nos arma causas, nos dice usurpadores, luego termina siendo el beneficiario de las tierras. Eso hay que cambiarlo. No puede ser que el Estado no compre tierras para hacer escuelas, o que en el presupuesto actual no se destine ni un peso para construcción de escuelas. Esto ocurre hace décadas…
– ¿Cómo funcionan esas escuelas agrarias?
– Hoy hay mucho analfabetismo, necesitamos las escuelas. Ahí es donde se producen saberes para democratizar tierras, desarrollar agricultura, economía y alcanzar la soberanía alimentaria. Esa es la verdadera reforma agraria que hay que ir construyendo.
Nosotros hablamos de intercambio, de comercio justo, de reciprocidad. Se necesita mejorar la protección del ambiente porque la agricultura lo daña mucho. Hay que estudiar la agroecología, manejo de suelos, etc. Todos esos saberes no se enseñan en la escuela común. Requiere que el campesinado tenga su propia escuela. Una escuela rural, desde las necesidades de este ambiente. Acá hay que empezar a cambiar: no una escuela urbana que va a llevar a la pobreza de la ruralidad su miseria. Miren lo que hace el gobierno: envían a un maestro que no sabe el idioma a una escuela indígena… ¡hace más destrozo de su cultura que protección de los territorios!
Por ejemplo la escuela campesina del MCL funciona hace 7 años, la de tareferos hace 10 años, todo ad honorem. Nosotros no estamos reconocidos. Hemos enseñado a miles de tareferos a leer y escribir, a la formación ciudadana. Una tarea titánica pero por afuera del sistema. El Estado no se hace cargo de los salarios, ni de los gastos. Somos los trabajadores con la CTA Autónoma que salimos a hacer esa experiencia. Por ejemplo, esas escuelas tienen institutos de investigación, donde investigamos: tierra, yerba mate, los grupos económicos, etc, elementos que hacen a un sujeto pedagógico crítico.
Para darte un ejemplo solamente de un producto, el movimiento campesino (MCL) y la escuela de ese asentamiento lleva producido más de un millón y medio de kilos de mandioca en lo que va del año. Ahora fíjate, que de “usurpadores” de repente pasamos a ser los que resolvimos el tema del hambre. En la zona de Montecarlo, los compañeros del MCL son, lejos, los que más alimentos producen… y de mejor calidad: no se usan transgénicos, ni híbridos. Parece un chiste que después de tantos años de democracia se siga hablando de hambre, de la falta de democratización de la tierra. Bueno, para eso estamos luchando, construyendo organización, haciendo escuelas.
– A raíz de la defensa de las tierras amenazadas de desalojo por la empresa «La Misionera», y por Oscar Scheibe y Liliana Rolón -quienes se pretendían propietarios del lugar- vos y otrxs compañerxs del MPL y MCL recibieron amenazas de muerte ¿Este 8 de octubre comienza el juicio oral?
– Sí, fue en el 2016. Estábamos en emergencia roja en la provincia. Por la presión de los sectores populares el gobierno tuvo que investigar quiénes fueron y cayeron de la mafia de las madereras, donde estaban involucrados políticos, abogados, ingenieros… ahora hasta aparece involucrada una Jueza de Paz. Por supuesto los grupos económicos interesados en esas tierras…
En mi caso fue vergonzoso, viví como un año con custodia. A otros compañeros hace poco les quemaron donde guardan la semilla. El acoso judicial, policial, sobre todo de la compañía La Misionera no ha cesado. Son descendientes de los Avellaneda. Desde esa época se quedaron con 67 mil hectáreas. Y siguen teniendo privilegios que condenan a otros al hambre.
– Volviendo a las escuelas rurales, ustedes son muy críticos a la actual escuela pública ¿Qué rol impulsan que tenga?
– El territorio es más que la tierra. Y eso tiene que estar plasmado en el sistema educativo. El de Misiones, como el de todo el país, es funcional al modelo extractivista actual. Fijate que en la escuela pública no se estudia la yerba mate, cuando en los ’90 era el principal aporte al PBI. No hay un solo instituto agropecuario con orientación en yerba mate ¿Pero por qué no se estudia? Porque el tarefero tiene que seguir siendo una figura que desaparezca del lenguaje. Nosotros hemos colocado en la agenda política el problema de quién cosecha la yerba mate. Eso no nos lo van a perdonar nunca. Necesitamos que la escuela pública levante su voz y diga «no se puede seguir tomando mate sobre la esclavitud de los tareferos».
Ahora ¿cómo se cambia eso? A partir de una reflexión profunda, de un escuchar a los compañeros que están defendiendo su territorio.
No se puede seguir con la escuela como está. La escuela pública en Misiones está en terapia, no le sirve a nadie. ¿Cómo este sistema educativo tiene una escuela agropastoril que combina la madera de estación, pino y eucalipto, con la ganadería?. Es una escuela para triturar empleos. Es realmente ponerse a discutir la formación de los educadores.
Acá apareció de repente Miguel Sedoff. Nadie lo conoce, es el Ministro de Educación. Insiste con las plataformas virtuales, cuando en realidad es un instrumento auxiliar pedagógico, pero no puede ser la herramienta para construir la escuela pública. Cuando en el país el 70% no tiene conectividad directa y en Misiones el 60 y pico.
También creo que la educación pública tiene un problema desde los institutos. Incluso se ve un analfabetismo político y sindical de los que egresan.
En provincias como la nuestra, donde hay áreas totalmente monopolizadas. Misiones es la provincia con más extranjerización de la tierra: el 13,9% de su superficie. Casi 3 veces más que el porcentaje de las provincias del sur. Montecarlo tiene 20% de sus tierras en manos de compañías extranjeras. Y esto no es parte del dispositivo curricular de lo que se estudia en la escuela pública. Al tapar esto vergonzosamente, tapa un problema: la pasta de papel y la madera acá está monopolizada por una empresa, Arauco- Alto Paraná; el tabaco por dos; el té por cuatro… ¿cómo vas a crear un ciudadano crítico que no conozca esta realidad?