El año 2017 finalizó con una inflación de 24,8% (datos BCRA), superando todas las metas que había propagandizado el gobierno y desbordando su contención previa a las elecciones de octubre. Este final de año y la decisión gubernamental de devaluar el peso, obligó al gobierno a subir un 50% la “meta de inflación” del BCRA para el 2018 ubicándola en un 15%, alejándose de la inflación de un dígito. Este anuncio lo hicieron apenas un día después de haber aprobado el Presupuesto Nacional en el Congreso donde la ubicaban entre el 8% y el 12%.
La política de tarifazos desplegada desde diciembre preanuncia un golpe inflacionario sobre los salarios en realidad mayor: a los aumentos de gas y agua se suman durante este verano el 33% de aumento en colectivos y 37% en trenes (que seguirán subiendo el resto del año), 18% en la luz, 13% en peajes, y telefonía celular 12%. A esto se debe sumar los efectos de la devaluación del peso el 15% entre diciembre y enero. Algunas consultoras privadas adelantaron estimaciones que dan 2,7% de inflación de enero y una inflación del primer trimestre que podría acercarse al 6%.
Al mismo tiempo pretenden poner un techo en las paritarias del 15%, cuando las propias expectativas de inflación publicadas por el Banco Central son de 19,4%. En los últimos dos años el salario real cayó entre 4,1% y 10,8% y el salario mínimo perdió 6,1% de poder adquisitivo (fuente: Universidad de Avellaneda). También sufrirán aún más las jubilaciones luego del recorte implementado con la reforma previsional.
Reducir la demanda y el poder adquisitivo de los asalariados, recortar el gasto fiscal, aumentar las tasas de interés: son las recetas recesivas implementadas por el gobierno frente a la inflación, recetas que fracasan y siguen golpeando a los sectores populares. Y para cubrir el déficit fiscal y el déficit de la balanza internacional de pagos continúan agigantando la deuda externa.
El globo de la deuda
La deuda externa es un globo que el gobierno infla sin parar, rompiendo todos los récords. Al tercer trimestre de 2017 (últimos datos oficiales publicados por Indec) la deuda externa en manos del Gobierno General (Tesoro Nacional más Provincias) ascendía a 134.273 millones de dólares.
Desde que asumió, el gobierno nacional lleva emitidos 98.185 millones de dólares, y las provincias 12.336 millones de dólares. La deuda externa tomada por Nación y Provincias aumentó en un casi 50% (43.964 millones de dólares) en tan sólo dos años (Fuente: Indec y UMET).
El nivel de endeudamiento obligó incluso a la titular del FMI a encender luces de advertencia sobre el asunto en su presentación en el Foro de Davos. La deuda argentina ya representa el 22% de su PBI. Si bien es aún distante del 50% del PBI que representaba en 2001, pocos ocultan su preocupación. El gobierno toma deuda para cubrir el agujero del déficit fiscal. Pero el déficit también crece al ritmo del pago de intereses de la propia deuda externa y los dólares que ingresan por una ventanilla se escapan por la otra marcando niveles récord de fuga de capitales. Al mismo tiempo, las condiciones para el endeudamiento y refinanciación podrían empeorar con la suba de tasas de interés fijada por la Reserva Federal de EEUU.
Billetes en fuga
En estos dos años de Cambiemos la fuga de capitales sumó 51.735 millones de dólares (29.281 millones sólo entre enero y noviembre de 2017). Esto incluye:
• 31.382 millones de dólares en Formación de Activos Externos del Sector Privado no Financiero.
• 5.032 millones de dólares en giros de Utilidades, Dividendos y Otras Rentas.
• 15.321 millones de dólares por turismo en el exterior.
• 20.763 millones de dólares para el pago de intereses de deuda externa.
Esta suma grafica hasta qué punto el país de endeuda para financiar la fuga de capitales. Otros números en rojo son los que arroja la balanza comercial. La diferencia entre ingresos por exportaciones y salidas por importaciones dejó un saldo negativo 7.656 millones de dólares entre enero y noviembre de 2017 (Fuente: Indec y UMET).
El endeudamiento no sólo no resuelve este problema, sino que tampoco resulta una solución –como argumenta el gobierno– para cubrir el déficit fiscal. De acuerdo a los números anunciados por Dujovne, en 2017 el déficit fiscal primario de 2017 fue de 3,9% del PBI: un rojo de 404.000 millones de pesos. Pero si se incluye lo que se pagó de intereses de la deuda externa (224.907 millones de pesos) el rojo total fue de 629.050 millones de pesos, aumentando del 5,9% del PBI en 2016 al 6,1% en 2017. Los intereses de la deuda ya se están llevando un 2,2% del PBI, y un porcentaje cada vez mayor del presupuesto nacional superando a los gastos en Educación y Cultura, Salud, Ciencia y Técnica o Vivienda y Urbanismo.
No puede haber solución sin revertir la enorme fuga de divisas. Esto requeriría una política activa desde el Estado para el desarrollo independiente de la producción nacional. Todo lo contrario a mendigar inversiones extranjeras que no sólo llegan a cuenta gotas sino que, cuando llegan, se vuelven a ir con las utilidades de los monopolios.
Deuda, inflación y Lebacs
El endeudamiento externo lleva la economía de Cambiemos a un callejón sin salida. Luego de provocar una política recesiva y eliminar impuestos a sectores como las mineras y el complejo agroexportador, el Tesoro Nacional (Ministerios de Hacienda y Finanzas) toma deuda externa en dólares para cubrir el déficit fiscal y saldar los gastos corrientes del Estado. Para ello venden los dólares al Banco Central y adquieren pesos con los que realizan los pagos, volcándolos a la circulación. El BCRA, para comprarle esos dólares al Tesoro Nacional debe emitir pesos. Así, mientras el PBI creció menos del 3% en 2017, la emisión monetaria aumentó 27%: otro factor con el que impulsan la inflación.
Bajo su visión monetarista, el BCRA busca volver a capturar los pesos arrojados a la circulación –contraer la base monetaria– utilizando la Lebac (deuda a corto plazo en pesos emitida por el BCRA) a altas tasas de interés creando una fabulosa bicicleta financiera: ya hay emitidos 1,1 billones de pesos en Lebac. Y el costo generado por el pago de los intereses de esta deuda fue de más de 300.000 millones de pesos en 2017.
Como se ve, con el hiperendeudameinto Cambiemos no resuelve el déficit fiscal ni la inflación, provoca recesión, financia la bicicleta financiera y la fuga de capitales y termina en más dependencia nacional y más ajuste para el pueblo.