La media sanción en la cámara de diputados del llamado impuesto a las grandes fortunas, marcó un gran estímulo para el pueblo y le posibilitó, junto con el envío del proyecto de interrupción legal del embarazo, recuperar al gobierno la iniciativa política en medio de la pandemia y la crisis económica. El pueblo se empoderó en las calles y saboreó como un triunfo propio la bronca de los sectores reaccionarios que rechazaron el proyecto de ley, dando un claro mensaje de que está para acompañar un rumbo popular si se lo hace protagonista. La pulseada sigue la semana que viene en el senado y en el tratamiento de la ley de aborto legal, seguro y gratuito.
Una jornada popular
En un escenario de gran adversidad como el que marca la pandemia, la crisis económica y la ofensiva reaccionaria, se aprobó en una extensa sesión de Diputadxs el «aporte extraordinario solidario a las grandes fortunas» o «impuesto a las grandes fortunas» como se dice en la calle. Es la primera vez que se trata un proyecto de estas características.
Estas son las medidas que el pueblo necesita y se siente empoderado porque golpean al corazón, aun con limitaciones, de sus enemigos declarados. ¡Pagarán un poco parte de lxs que la fugaron, lavaron, robaron y lo siguen haciendo! Este sabor a miel que da la bilis amarga que destilan lxs dueñxs del poder no tiene precio.
El pueblo en las calles se mostraba contento y dio una clara señal al gobierno de que si se los convoca para este camino va a estar bancando como protagonista principal.
La Salamanca, el Movimiento Popular Liberación y el Comunismo Revolucionario fuimos protagonistas en varias regionales, porque nos sentimos parte de estos triunfos, no solo porque somos parte del Frente de Todxs, sino porque fuimos parte de la «unidad en la acción» que enfrentó al macrismo en las calles y puso empuje a la unidad en el Frente de Todxs que derrotó a la reacción.
Las asociaciones empresariales como la UIA y AEA, SRA y bancos, en la semana ya pusieron el grito en el cielo amenazando con una «rebelión fiscal» y recurrirán a la Corte Suprema. Precisamente estos sectores se expresaron con sus voceros de Juntos por el Cambio y otrxs en el recinto del Congreso. Sostienen que se «grava a la producción» y sugieren poder pagarlo «en especie» mediante «mayores inversiones», también que «se avasalla la propiedad privada», y hasta el rechazo porque «no se tolera que a algunos les vaya bien».
Lo cierto es que esos patrones de esas empresas, bancos y terratenientes es más la parte parasitaria que vive del Estado (con los programas ATP y rebajas impositivas), de la especulación de bonos y la fuga a paraísos fiscales que lo que invierten en el país. Pero sobre todo, son los que están parados arriba de los sectores productivos claves para el levantamiento económico del país; son los que sostienen un modelo exportador, contaminante y extractivista; son los que controlan los depósitos y poder de cambio. Son los que exportan y controlan las entradas de las divisas en el país, y tienen la capacidad de montar operaciones y corridas cambiarias que apuntan a devaluar el peso y aumentar la inflación que golpea los bolsillos populares. Son los dueños de casi todo y se oponen cuando se beneficia a los que no tienen casi nada.
A una ínfima parte de estos se los va a tocar -menos de 12.000 personas- con el impuesto que es progresivo y llega al 3,5% para los que tienen más de 3.000 millones de pesos, una ínfima parte de sus «ganancias» se va a afectar. No es nada revolucionario, por cierto, y es por única vez, pero se va a recaudar un estimativo de 300 mil millones de pesos, algo así como 3.700 millones de dólares.
El proyecto contempla el destino de la distribución de ese dinero que se utilizará para comprar equipamiento de salud para atender la pandemia; apoyar a las PyMEs con subsidios y créditos; urbanizar los barrios populares con obras que empleen a lxs vecinxs de cada barrio; hacer obras y equipar a YPF para producir y envasar GAS Natural; y financiar un relanzamiento del plan PROGRESAR para que laxs jóvenes puedan seguir estudiando.
Hay pueblo para bancar
un rumbo popular
De aprobarse en el Senado se entra en una nueva etapa, donde el pueblo a través de sus organizaciones, deberá seguir luchando para que sea permanente como en otros países y ejercer un correcto control popular para que esos recursos lleguen a su destino, y sean realmente beneficiados los sectores afectados. También el control popular activo es necesario para poder lograr que no se profundice el método extractivista del Fracking en el caso del gas natural para YPF.
La jornada del 17 dejó importantes enseñanzas, pero la principal es que las medidas populares unen al pueblo y su reflejo en el Frente de Todxs (FdT) lo evidenció en las calles de todo el país porque el FdT es un instrumento político heterogéneo donde conviven sectores de clases dominantes con sectores populares que enfrentan a la reacción. El debate y en definitiva la unidad se daña o no, cuando sectores que hegemonizan avanzan sobre acuerdos que van en sentido contrario de lo acordado en el programa de campaña del conjunto del frente.
Cuando se tomaron una gran cantidad de medidas en cuanto a la emergencia económica y sanitaria que se evidenció con la pandemia, el pueblo se fue uniendo y manifestándolo de diferentes formas con los aplausos todos los días, las jornadas solidarias en los comedores de los barrios y el estado de ánimo elevado.
También de manera contraria, cuando se cedió a los dueños del poder concentrado como en Vicentin o las vacilaciones frente al chantaje de los sectores exportadores y los bancos con las corridas del dólar, un «acuerdo nacional» con ellos, la represión en Guernica o ahora la negociación con el FMI, el pueblo entró en confusión, se debilitó y dividió. Al mismo tiempo, los sectores reaccionarios se empoderaban atrás del «todos somos Vicentin». Son medidas que van a contramano de los acuerdos preestablecidos en el Frente de Todxs.
En cuanto a la Deuda es cierto que se dijo en campaña que se iba a negociar, pero también es cierto que nunca se debatió en el Frente sobre qué hacer con la caracterización de la Deuda del macrismo que el propio Alberto Fernández definió como una estafa y en particular de la utilidad de la Comisión Bicameral del Congreso. La carta de lxs senadores del Frente de Todxs abre la posibilidad no solo de sacar mayor ventaja en la negociación con el FMI, sino también de replantearse la línea de no avanzar en los acuerdos que implican «reducción del déficit» (ajustes), porque siempre es la salida para el FMI.
Acordamos en la retórica del gobierno en cuanto a la necesidad de estimular el consumo para reactivar la economía, pero no es por el camino de poner cepo a los salarios o anunciar un aumento a las jubilaciones de 900$ (5%). No es por el camino de no controlar el alza de los precios sin ninguna relación con la inflación, en plena pandemia y con una alta recesión.
La jornada del 17/11 mostró que hay hilo en el carretel para dar fuertemente el debate dentro del Frente de Todxs sobre la posibilidad y la necesidad de emprender un rumbo popular, el del impuesto a las grandes fortunas, el del aborto legal, seguro y gratuito.
La pulseada es muy fuerte, pero la necesidad de aplastar a la reacción es mucho más fuerte y necesaria. La jornada del 17/11 mostró que hay pueblo de sobra para avanzar en el rumbo popular. A esa voluntad apelaremos las organizaciones populares en el Frente para que el pueblo protagonice con propuestas sobre las urgencias y los grandes temas estructurales necesarios para cambiar una dura realidad en un país dependiente y en disputa.
La situación crítica del país, con más de 50% en la pobreza, con millones de desocupadxs obliga a trabajar para plebiscitar las medidas necesarias que son fundamentales en el corto plazo. No se pueden tomar decisiones trascendentales solo entre los sectores que hegemonizan el Frente.
Es necesario juntar voluntades y acuerdos en el Frente de Todxs para impulsar una iniciativa que ponga a consideración:
- Si el pago de la Deuda se debe suspender para investigar y no pagar lo que es usurario y odioso.
- Si el IFE en vez de cortarlo se debe transformar en una Renta Básica Universal.
- Si se va defender el medio ambiente y los ecosistemas.
- Si se va prohibir la mega minería extractiva y contaminante.
- Si se va reducir la jornada laboral para que trabajen quienes no tienen trabajo.
- Si se deben condonar las deudas de tarjetas de las familias.
Poner en debate todo, para transformarlo todo a favor de los pueblos. Estos son los tiempos y los vientos que empiezan a correr no solo en nuestro país, sino en América Latina como lo muestran los ejemplos de Bolivia, Chile y ahora Perú donde el valeroso pueblo ha protagonizado jornadas históricas de lucha que dejó muertxs, desaparecidxs y heridxs, logrando terciar en la lucha de las clases dominantes.
Ese empoderamiento va ganado terreno en la lucha social y política en nuestro país. No hay que aflojar, hay que estar a la altura porque los enemigos son muy fuertes pero no invencibles cuando el pueblo se atreve y es protagonista.
El voto del trotskismo
Como era de esperarse, lxs dos diputadxs del trotskismo se abstuvieron en la votación. Los argumentos obedecen a sus posiciones principistas en temas políticos, lo que los lleva a incurrir en el error de quedar de la vereda de los recalcitrantes que defienden los intereses de la reacción. Su gran incomodidad por quedar de ese lado la expresaron una y otra vez en que «se abstienen, pero no votan en contra como el bloque de Juntos por el Cambio».
Lo cierto es que la votación a favor de este proyecto, aún limitado, no invalidaba defender el propio que trajeron, ya que de lo que se trata es de sacarles a los que tienen las grandes fortunas. Una vez más el sectarismo confunde el blanco y se separa del pueblo.