La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es parte del epicentro de la pandemia dentro de la Argentina ¿Cómo hacer cuarentena cuando no se tiene un techo?
Lxs trabajadorxs del Programa Buenos Aires Presente (BAP), forman parte de los que hoy enfrentan al coronavirus en las calles y en los paradores comunitarios. Este programa asiste a personas en situación de calle, ayudando al acceso a paradores o recursos económicos para pago del alquiler tales como el Subsidio Habitacional o el Programa Vivir en Casa (para tercera edad).
Pese a la existencia formal del programa, existen impedimentos para efectivizar el acceso a la vivienda. Los paradores de tránsito funcionan en distintos puntos de la ciudad, para dormir ahí, pero en general, las personas que están en situación de calle prefieren no ir, porque no pueden entrar con sus pertenencias. Entonces, para no perder lo poco que tienen, prefieren no ir.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se registraron 7.251 personas en situación de calle efectiva según el Segundo Censo Popular de Personas en Situación de Calle (CPPSC) realizado en 2019. Sin embargo la respuesta del gobierno de la Ciudad fue abrir sólo 3 paradores con capacidad para 300 personas.
Lxs trabajadorxs de este Programa, dependiente del Ministerio de Desarrollo y Hábitat del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, denuncian la precarización salarial y de recursos en las que afrontan la pandemia, ellxs y el sector más vulnerable de la ciudad.
“Soy voluntaria –explica Melina– ya me habían convocado en otra ocasión para hacer censos de personas en situación de calle. Cuando me convocaron esta vez para asistir en un parador, me aseguraron: “vas a tener todos los elementos de cuidado”, pero cuando llegue no había ni alcohol en gel. Entiendo que tiene que ver con que con todo esto es medio un caos, pero estando ahí adentro, a mí no me pareció que el dispositivo esté hecho para cuidar a esas personas y que todos estemos resguardados”.
– ¿Cómo es la situación dentro del parador?
– Al parador tengo que ir de 6 a 13 hs. Los turnos son de 7 horas, yo elegí el de la mañana. Cuando llegué nos explicaron las tareas que teníamos que hacer. Eran servir el desayuno, al mediodía servir el almuerzo y después en los otros turnos sirven la merienda y la cena. Además darles a las personas que están ahí los elementos de higiene, jabón, toalla, etc. Bueno, todo tiene horarios.
Después de hacer el desayuno, hacíamos informes sociales para relevar la información de todas las personas que estaban ahí. Parecía que cualquier persona podía hacer un informe social, cuando en realidad es algo específico de un trabajador social. No sé después como le dan validez, aunque entiendo que después los utilizan para hacer el subsidio habitacional. A las 12hs., cuando llegaba la comida, entregábamos el almuerzo. Son viandas que ya venían hechas en conservadoras, para mantenerlo caliente.
– Frente a la pandemia ¿cómo cambió la dinámica de los paradores para las personas en situación de calle?
– En cuanto a mi experiencia, ya de por sí, cuando entré me pareció que no tomaban ningún tipo de recaudo. Ni para los trabajadores y voluntarios, ni para las personas que estaban alojadas ahí. Por lo que me dijeron no le habían tomado la temperatura a nadie.
Ese parador se abrió específicamente por la pandemia, para levantar a la gente que estaba en situación de calle. Entiendo que toda esa gente entró porque los levantó la policía junto con el BAP. Yo estuve consultando si se les estuvo tomando la temperatura, como para saber si no tenían nada cuando ingresaron, y me dijeron que no, a menos que presentes síntomas. Eso me pareció super descuidado porque somos un montón de personas y el contacto es constante.
Al día siguiente veo al de seguridad tomar la temperatura a una familia que entra, entonces le pregunto si siempre lo hacía y me dice “no, yo empecé ahora porque me pareció que había que hacerlo. Ustedes tienen otro termómetro, así que si quieren tómense”. ¡No puede ser que quede en la decisión individual de cada uno!
El primer día que fui al parador me dieron barbijo y guantes, pero no había alcohol en gel. Al día siguiente en el depósito encontramos alcohol en gel parece que nadie lo había puesto en uso. Pero más allá de eso, tampoco es que a las personas que estaban en el parador se les diera el alcohol para que se pudieran cuidar.
Ósea, en general parecía que no había pandemia. Te dabas cuenta que estabas en pandemia porque no los dejan salir. Al principio podían salir a hacer compras, pero como tardaban demasiado decidieron que no salgan. Es bastante hostil el ambiente, no estaba bueno.
– Hay paradores que tienen capacidad hasta para cien personas, ¿en qué consiste la cotidianeidad de la cuarentena entre tantos desconocidos?
– Faltaban cosas como para que tengan actividades entre las comidas. Parece que a la tarde iba el coordinador y algo hacían. Pero no es lo mismo ir a dormir que tener que quedarte todo el día ahí. El desayuno era muy escaso: medio paquete de galletitas de agua con té o mate cocido. El almuerzo parecía potente, pero solo podían comer una ración y varios se quejaban de que querían repetir.
Un problema son las sábanas y las toallas que se reparten. Se ve que la lavandería no cumplía en tiempo, entonces a veces no tenemos toallas para darles. Ellos nos las tienen que devolver para que las laven y las cambien pero, si nos las habían devuelto y no habían llegado limpias, se quedaban sin nada. A menos que no las hayan devuelto…
Mi percepción es que el gobierno de Horacio Larreta se tiene que hacer cargo, no puede quedar a criterio de cada uno las medidas de cuidado. Había gente compartiendo mate, incluso les tendrían que haber proporcionado diferentes elementos de cuidado como alcohol en gel y barbijos, los barbijos eran solo para nosotros. Pareciera que los quieren esconder ahí más que cuidar a esas personas de que no se contagien.
Así mismo los trabajadores del programa BAP escribieron una carta abierta «Situación de calle en contexto de Pandemia COVID-19 CABA» para alertar la situación, compartimos los puntos más relevantes.
Como paliativo, se han dispuesto móviles de refuerzo para repartir alimentos con personal de la actual gestión, pero esos alimentos no han estado cubiertos por cadena de frío que permitiera su conservación.
Los móviles no se están desinfectando luego de la jornada laboral, y tampoco están provistos de termómetros ni instrumental básico médico dado que brindan asistencia social de emergencia. No cuentan con barbijos de aislamiento para personas que presentaran sintomatología compatible con COVID-19.
Para la higiene personal se entrega jabón blanco cortado en pedacitos muy pequeños sabiendo que no cuentan con agua para poder activarlo. No se entrega ni repelentes ni alcohol en gel.
No se atiende de manera suficiente ni adecuada a las personas de tercera edad, en parte por haber quedado desmantelado una semana antes el área de nuestro programa que los asistía en forma específica”.
Son pocos los adultos mayores que son llevados a hospitales generales a realizar evaluaciones de salud, con el riesgo sanitario que ello implica para las personas y profesionales involucrados. La única medida dispuesta para ese grupo etario fue la apertura de un parador en la calle Uspallata 831 y una convocatoria de voluntarios para realizar tareas de asistencia. Esas personas fueron trasladadas en varios móviles, con un solo profesional de la salud que se hizo cargo del traslado de hasta 12 personas por móvil, sin las condiciones mínimas de bioseguridad y sin cumplir con la distancia mínima correspondiente entre las personas.
Los médicos “monotributistas, con sueldos por debajo del nivel de pobreza” han sido provistos sólo con “un par de guantes y un barbijo por jornada de ocho horas, cuando deberían ser cambiados cada dos horas”.
Solicitan mayor asignación de recursos y presupuesto de manera urgente para el eficiente funcionamiento del BAP y acceso programas de asistencia habitacional “Subsidio habitacional» y «Vivir en casa”.