Cada 1° de Mayo los trabajadores del mundo nos ponemos de pie para conmemorar el Día Internacional de los Trabajadores y a los Mártires de Chicago. En esa fecha, recordamos la lucha del proletariado de los Estados Unidos en 1886 por la jornada laboral de 8 horas y la salvaje represión de la burguesía norteamericana (ver Vamos! N°3), y reafirmamos la voluntad de lucha contra la explotación y la opresión capitalista e imperialista.
Hoy en casi todos los países del mundo el 1° de Mayo está institucionalizado, y las clases dominantes han tratado de vaciarlo de contenido, convirtiéndolo en un feriado más o en un aséptico “Día del Trabajo”. Pero cabe recordar que en su origen la decisión de llevar a cabo esta conmemoración no fue producto de ningún gobierno ni Estado, sino de la organización internacional de los trabajadores.
En 1889, tras años después de los hechos de Chicago, y en el marco de las celebraciones por el Centenario de la Revolución Francesa de 1789, se reunió en París el Congreso Internacional Obrero. Éste fue llamado por el movimiento obrero y socialista francés, como se planteaba en su documento de convocatoria: “El Congreso Obrero de Burdeos, formado por delegados de más de 200 Cámaras sindicales, constituidas en todos los centros obreros de Francia, y el Congreso de Troyes, formado por delegados de 300 grupos obreros y socialistas representando el conjunto de la clase obrera y del socialismo revolucionarios francés, ha decidido convocar en París, durante la celebración de la Exposición, un Congreso Internacional abierto al proletariado del mundo entero. […] La clase capitalista invita a los ricos y a los poderosos a venir a contemplar y admirar la Exposición Universal, la obra de los trabajadores condenados a la miseria en medio de las más colosales riquezas que jamás sociedad humana haya poseído. Nosotros, socialistas, perseguimos la liberación del trabajo, la abolición del salario, la creación de un orden de cosas en el cual, sin distinción de sexo ni de nacionalidad, todos y todas tengan derecho a las riquezas fruto del trabajo común. Es a los productores a quienes nosotros citamos en París para el 14 de julio”.
Al Congreso asistieron delegaciones de 16 países, y algunas de las personalidades más relevantes del movimiento obrero y socialista de la época, como Bebel, Liebknecht, Clara Zetkin, Bernstein, Plejanov y Leonor Marx (la hija de Marx). Allí se sentaron las bases para la conformación de la Segunda Internacional (ver recuadro). El documento final sostuvo: “la emancipación del trabajo y de la Humanidad no puede salir más que de la acción internacional del proletariado organizado en partido de clase, apoderándose del poder político por la expropiación de la clase capitalista y la apropiación social de los medios de producción”. Y se acordó la lucha en común por la sanción de leyes protectoras de los trabajadores en todos los países y por la libertad de asociación y coalición, y la necesidad y el deber de admitir a las mujeres trabajadoras en las filas de las organizaciones obreras.
Allí fue también que se sancionó el 1° de Mayo como Día Internacional de los Trabajadores. Reproducimos la resolución completa: “Se organizará una gran manifestación a fecha fija, de manera que en todos los países y en todas las poblaciones, a un mismo tiempo, el mismo día convenido, los trabajadores exijan de los poderes públicos la reducción legal a ocho horas la jornada de trabajo y las resoluciones del Congreso Internacional de París. En atención a que una manifestación semejante ha sido ya resuelta para el 1º de Mayo de 1890 por la American Federation of Labor, en su Congreso de diciembre de 1888, celebrado en San Luís, queda adoptada esta fecha para la manifestación internacional. Los trabajadores de las diversas naciones deberán celebrar esta manifestación en las condiciones que les imponga la situación de sus respectivos países.”
El 1° de Mayo de 1890, por primera vez, en todo el mundo la clase obrera salió a las calles de manera simultánea. En nuestro país, unos 3.000 obreros se concentraron y escucharon discursos en castellano, italiano, francés y alemán (ver Vamos! N°73). Hoy seguimos honrando esa fecha, una cita de honor para todos los que mantenemos en alto las banderas de la revolución y la emancipación de la clase obrera.