Por Joaquín Silver
A partir del anuncio que realizó el gobierno nacional autorizando la exploración sísmica frente a las costas de la ciudad de Mar del Plata se han levantado innumerables voces a favor y en contra. Están los que sostienen que esta futura actividad va a dañar irremediablemente nuestro mar y llevará a la ruina a los pescadores locales y por otro lado, quienes afirman que con el desarrollo de nuestro petróleo marino se generarán miles de nuevos puestos de trabajo y entraran dólares frescos a las arcas del Tesoro Nacional.
Se podría afirmar que ambas posturas tienen parte de razón en sus planteos y como se cierran en sus argumentos hacen muy difícil la posibilidad de alcanzar un acuerdo en beneficio de nuestro país y su gente.
Por eso, me parece que el tema debe abordarse desde otro punto de vista, uno que sea inclusivo para todos los argentinos y es el relacionado con la Soberanía Nacional. Este es el marco dentro del cual deberíamos discutir este tema tan importante teniendo en cuenta que, además de los permisos recientemente otorgados, existen otras zonas dentro del mar argentino que fueron concesionadas a diferentes empresas y que en un futuro cercano seguirán los pasos de las concesiones CAN-100, CAN-108 y CAN-114.
El desarrollo económico de una región cualquiera siempre lleva aparejado un cambio en las condiciones del medio ambiente, la actividad humana genera un impacto que dependiendo de los intereses de quien lo produce puede ser mitigado de la mejor manera posible o no. Hoy tecnológicamente se pueden resolver la mayoría de los impactos ambientales que el ser humano produce, no se trata de un problema técnico sino de uno económico.
Desde hace unos años las compañías petroleras están obligadas a realizar las perforaciones on-shore con una técnica denominada «locación seca». Esto implicó un costo adicional en la perforación de un pozo (de varios miles de dólares) que las empresas debieron absorber , modificando sus tasas de recuperación de la inversión, sin embargo lo hicieron y ninguna «quebró». La toma de conciencia y la lucha de las comunidades hicieron que las autoridades modificaran las leyes en este sentido.
Los pozos se siguen haciendo ya que por el momento nuestra matriz energética depende principalmente de los hidrocarburos, el mundo va en transición hacia otras fuentes de energía pero todavía falta mucho para eso, inclusive en los países del Primer Mundo. Por ejemplo, el reemplazo de los motores de combustión por motores eléctricos implica la desaparición de un conjunto de piezas del motor a combustión y con ello el peligro para muchas empresas autopartistas y sus empleados de perder su lugar en la producción. No será gratuita esa transición sino se tiene en cuenta al trabajador.
Volviendo a la prospección marina y a la cuestión de la soberanía se plantea que la sísmica marina es perjudicial para las especies que habitan el mar y eso es verdad. Durante los meses que se desarrolla la campaña de prospección la actividad de barcos en la zona y de los cañones submarinos afectan la vida en el mar. Pero por otro lado, esa misma actividad sísmica se utilizó para definir y extender los límites de nuestra plataforma continental, esa información fue vital para que nuestro país pueda defender nuestros derechos soberanos. Posiblemente algunos peces fueron afectados o murieron durante la registración sísmica pero el objetivo a alcanzar lo justificaba. Aquí vemos claramente que la afección temporaria del medio ambiente tiene un objetivo superior en beneficio de nuestra nación.
Durante sus inicios YPF fue un motor que dinamizó las economías de aquellas regiones donde se afincó la actividad petrolera, muchos campamentos pasaron a ser ciudades como Cutral Co o Plaza Huincul en Neuquén o Comodoro Rivadavia en Chubut. También es cierto que en aquellos años no existía la conciencia social sobre el cuidado del medio ambiente como en la actualidad y nuestra compañía estatal generó problemas ambientales algunos que persisten hasta hoy. Pero no se puede negar el papel de motor económico que tuvo la actividad.
La Argentina lleva perforados una cantidad importante de pozos en nuestro mar (cerca de 200 pozos) y durante su perforación no se produjeron incidentes ambientales de relevancia dicen las operadoras petroleras, los pozos productores de gas (principalmente) y petróleo frente a Tierra del Fuego se realizaron sin inconvenientes y tienen razón pero, hay que decir también, que la mayoría de ellos fueron pozos estériles (sin hidrocarburos).
La posibilidad de un desarrollo masivo de hidrocarburos en nuestros mares es lejana todavía. Hay cuestiones geológicas que todavía deben entenderse antes que nos podamos transformar en un nuevo «Mar del Norte». Por ejemplo, se sabe que la cuenca de Colorado Marina a 300km de las costas de Mar del Plata tiene unas estructuras geológicas muy importantes en su subsuelo pero no se sabe si están llenas de petróleo, si existe suficiente roca generadora de hidrocarburos para llenar esas estructuras y hacerlas económicamente atractivas.
Las perforaciones realizadas por compañías inglesas en la cuenca de Malvinas Norte señalan presencia de petróleo pero hasta la fecha ningún desarrollo se está haciendo o porque las cantidades de petróleo encontradas son pequeñas (lo más probable) o porque los costos son excesivamente altos haciendo no económica la actividad. En estos casos hubo mucha especulación financiera, un anuncio de descubrimiento eleva el precio de la acción de la compañía.
Lo mismo le cabe al desarrollo de un campo petrolero a 300 km de la costa, hay desafíos logísticos importantes que deben tenerse en cuenta.
No tenemos por ahora una situación como Brasil donde la mayoría de sus hidrocarburos provienen de la actividad off shore. La preocupación de los movimientos ambientalista es legítima porque allí el desarrollo masivo de los campos petroleros generó problemas ambientales y con las comunidades que habitan las costas, a pesar que Petrobras (empresa estatal) es la principal operadora de esos campos. Por ello, la presencia de estos movimientos es necesaria para tratar de marca ciertos límites al accionar de las empresas. Equinor viene desarrollando hace muchos años su actividad en el Mar del Norte, los principales ingresos fiscales en Noruega provienen de dicha actividad, será cuestión de exigir los mismos estándares ambientas cuando desarrollen su actividad en nuestros mares. Además no debemos olvidar que YPF es socia en estos desarrollos, es decir, que el Estado puede presionar en ese sentido.
La renta que genera la actividad petrolera es enorme hasta se han promovido guerras e invasiones con el objetivo de adueñarse de esos recursos. Y muchas veces la necesidad de incrementar esa renta generó desastres ecológicos de magnitud como el derrame producido en el golfo de México en el año 2010, donde se comprobó que la necesidad de reducir los tiempos de perforación (léase los costos) significó el descuido de ciertos controles de seguridad y finalmente se produjo la tragedia donde fallecieron 11 trabajadores y se volcaron al mar 700 millones de litros de petróleo. Estos casos son excepcionales, no es lo que pasa habitualmente, pero no por ello debemos subestimar el riesgo que involucra la actividad cuando se pone por delante solo la ganancia.
Finalmente quisiera plantear que la presencia sola del recurso no es garantía de beneficio para un país. Nuevamente lo soberano aparece y uno debe plantearse ¿cómo será la apropiación de ese recurso? ¿cuál será la ganancia de quien la realice? En ese sentido me parece que el ejemplo de Bolivia es importante. Desde la llegada de Evo Morales a la presidencia se produjo un cambio muy importante en la distribución de la renta hidrocarburífera lo que le permitió al Estado Boliviano disponer de recursos económicos para volcarlos en otras actividades. Y las empresas? Se quedaron todas (Repsol, Total, British Petroleum, Petrobras, etc) aceptando las nuevas condiciones en la distribución de la renta petrolera.
Los aspectos ambientales también deberían encararse desde una lógica soberana justamente para no caer en falsas contradicciones entre desarrollo económico o medio ambiente que hacen aparecer a los defensores del medio ambiente como movimientos anti-tecnológicos que quieren volver a la Edad de Piedra; pero principalmente permite romper la lógica del mercado capitalista en donde solo importa la ganancia generada, que luego termina fugándose de nuestro país dejándonos los daños ambientales.
El gobierno tiene una oportunidad de avanzar en el desarrollo de nuestros recursos no renovables desde una perspectiva soberana, los hidrocarburos y los minerales pueden transformarse en un motor de desarrollo de nuestra economía pero va a depender que camino tomen las autoridades nacionales. Creo que es posible avanzar con perspectiva soberana, es cuestión de animarse a transitar ese camino.