Este 1ro de Mayo Día Internacional de lxs trabajadorxs, encuentra a la clase trabajadora duramente golpeada por la crisis heredada, con la emergencia sanitaria generada por la pandemia y con la ofensiva y el chantaje de los monopolios que aprovechan este contexto para despedir, suspender y rebajar salarios a costa de no perder sus ganancias.
El movimiento obrerx y popular fue duramente golpeado y desgastado gremial y políticamente, principalmente en los últimos 4 años donde el gobierno de Macri-Cambiemos depredaron la economía.
Si bien la desocupación creció, fue ampliamente superada por la caída real de los salarios, quedando millones de trabajadores con ingresos por debajo de la línea de pobreza. Aumentó de forma exponencial la precarización y el trabajo informal. Los monotributistas de las tres o cuatro categorías más bajas –o por contratos en el Estado o por trabajar de forma independiente– no llegan a cubrir sus necesidades básicas, endeudándose, junto a millones de trabajadorxs, con créditos en tarjetas o préstamos con tasas insoportablemente usurarias.
El gobierno de Alberto Fernández, tomó medidas inmediatas, de buen efecto sobre el bolsillos de los más necesitados, introduciendo $10.000 para aquellos que cobran la AUH o los jubilados con montos apenas superiores a la mínima dejando fuera a una franja muy grande que quedó marginada con salarios por sobre $18.000. Poco se había avanzado en función de acuerdos paritarios antes de la llegada del coronavirus. Varios gremios que habían llegado a cerrar montos a cuenta de la paritaria, lo hicieron renegando cláusulas gatillo acordadas en las paritarias 2019. Lo que resultó en que esos aumentos correspondientes a esas cláusulas, pasaran a formar parte de adelantos para el 2020, provocando que la inflación haya comido el aumento a cuenta de las mismas.
Mucho fue lo que se recortaron los salarios desde el 2015. Ronda el 25 al 30% en el salario real. La cúpula de la CGT (la misma que actualmente dirige Daer) jugó un fuerte papel en esto junto al gobierno de Macri. Ese recorte pasó a engrosar las arcas de las grandes empresas y monopolios, incrementando en consecuencia el patrimonio personal de sus dueños. Mientras que en el Estado la recaudación cayó por la fuga de capitales, la reducción de las retenciones a las exportaciones agropecuarias y la megaminería.
En síntesis, en los años del gobierno macrista hubo un tremendo traslado de riquezas hacia los grupos concentrados monopólicos, bancos y fondos de inversión.
A pesar de las actitudes pro-patronales y de la CGT y otros sectores gremiales, los trabajadores inundaron las calles contra la reforma laboral y previsional, iniciando la creación de numerosos frentes políticos, muchos de los cuales terminaron conformando el Frente de Todxs, que derrotó a Macri en las urnas. A pesar de la derrota en primera vuelta, el frente encabezado por Macri se acercó al 40% de los votos.
La ofensiva patronal
En medio de las discusiones sobre la deuda externa, las paritarias y el hambre, aparece en el mundo la pandemia del coronavirus, agravando la recesión y la disputa que tiene como marco la guerra comercial entre china y los EEUU.
Ahora con la caída histórica del petróleo y la crisis en los EEUU, se plantea un reordenamiento mundial donde se pretenderá que las espaldas de lxs trabajadorxs vuelvan a soportar, con nuevas formas, la recuperación del sistema capitalista imperialista. Una recuperación más agresiva y despiadada, que buscará aprovechar una situación a la defensiva del movimiento obrerx internacional.
Ante este avance de la pandemia, instalado el aislamiento, se logró un achatamiento real de la curva de contagios. Esta decisión del gobierno fue muy bien recibida en los sectores populares, que inmediatamente pusieron su norte en cómo se organizan los barrios.La Corriente Clasista René Salamanca Nacional, estuvo a la altura de este desafío creciendo y organizando la demanda al gobierno y la solidaridad de la población con los comedores populares, tomando en sus manos, junto a miles de militantes de organizaciones populares.
El aislamiento social, prevenitvo y obligatorio fue jugando en la división en que está inmersa la CGT.
Moyano y la Corriente Federal se posicionaron junto a Alberto Fernández, poniendo el centro en la protección y mejoras económicas para lxs trabajadorxs que nuclean. Incluso Fernández compartió un acto con los Moyano en el Sanatorio Antártida, donde reformaron y pusieron a disposición dos pisos para pacientes con coronavirus. Más lejos estuvo la cúpula de la CGT, haciendo un doble juego, mostrándose con Alberto Fernández, pero también, ubicándose en allanarle el camino a los monopolios para sus presiones políticas contra el gobierno en función de la reducción salarial y despidos, como mostraron la UOM, UPCN entre otros.
El gobierno respondió, no sin debate en su seno, con un DNU contra los despidos y la rebaja salarial, pero, las grandes empresas siguieron desafiando y despidiendo miles de trabajadores como Techint y otras. El gobierno responde con la resolución de pagar el 50% de los salarios de todxs lxs trabajadorxs privados.
La política de conceder a los monopolios para que aflojen la ofensiva, es un tan conocido como equivocado. Ahora se acaba de firmar el acuerdo alcanzado por la cúpula de la CGT y la UIA con la anuencia del Ministerio de Trabajo donde se establece que se pagará un 75% de los salarios a lxs trabajadorxs suspendidxs, aparte del porcentaje que se hace cargo el gobierno. Una vez más son los trabajadores los que soportan la crisis para mantener las ganancias de los monopolios que la juntaron con pala en estos años, beneficiados con el recorte inflacionario y devaluatorio de los salarios en la era macrista.
Son cientos de grandes empresas las que están despidiendo, suspendiendo o rebajando los salarios. En muchos establecimientos lxs trabajadorxs se plantan y resisten con ocupaciones, bloqueos o cortes, donde muchos de ellos son reprimidos como en el frigorífico Penta.
En este marco, es justa y oportuna la propuesta de la legisladora de Tierra del Fuego Mónica Acosta, de prolongar el DNU de prohibición de despidos y suspensiones manteniendo el salario hasta fin de año, protegiendo el puesto de trabajo de cada trabajadxr.
En medio de la pandemia, en Italia, pudimos ver las consecuencias de la política empujada por los monopolios, que provocó la epidemia desatada en el norte de Italia, principalmente en Bérgamo, que causó miles de infectadxs y muertxs. Monopolios como Tenaris-Siderca, pregonan la misma idea de Trump y Boris Johnson, de volver a las fábricas porque hay que garantizar la producción (y sus ganancias) por sobre la vida de los trabajadorxs.
¡Ahora es cuando!
Hay que trabajar dentro del Frente de Todxs y en el movimiento obrerx y popular, para ganar a miles e imponer medidas que avancen sobre las “vacas sagradas” de la industria y el campo. Avanzar sobre aquellos que se enriquecen descargando las crisis del capitalismo sobre las espaldas de lxs trabajadorxs y el pueblo. Hay que jugar fuertemente en las redes sociales, para que se apruebe rápidamente la ley que impone un impuesto a las grandes fortunas.
En vez de plantear un plan de reestructuración de la Deuda pública, hay que investigarla porque constituye una estafa al pueblo y la Nación. La propuesta del gobierno, abre una nueva situación donde con o sin default está la posibilidad real de investigar en este lapso para no pagar lo ilegítimo y fraudulento de este capital como del resto de la deuda, y destinar ese dinero a tener un sistema de salud pública único controlado por el Estado, y avanzar en las medidas necesarias para estimular a las Pymes, cooperativas y recuperadas de la industria y el campo.
Es necesario que el Estado declare de valor público a la banca y el comercio exterior para que los bancos privados dejen de chantajear y negar los créditos para la producción nacional.
Una política que rompa con el paradigma instalado por el neoliberalismo que en nombre de la modernidad debemos sepultar la historia. Todo lo contrario, habrá que meterse en la historia reciente, de la posguerra, para encontrar que es posible, nacionalizar la banca e industrializar el país, donde el Estado controle el gran complejo siderúrgico en un sistema mixto y sostenga una política de salud que no sea una mercancía, sino pública, gratuita y en el hospital.
Ahora debemos ser lxs trabajadorxs junto al pueblo los que pasemos en limpio los borradores de la historia para poder concluir esas experiencias que fueron truncadas por el golpismo reaccionario, las limitaciones de clase y las traiciones.
Un camino necesario, de lucha y esperanza en la actual etapa donde las tareas democráticas y antiimperialistas deberán imponerse para poder garantizar la epopeya emancipadora transformando un país sumido en la dependencia y la rapiña.