El líder del PT, Lula da Silva, aún detenido en la cárcel de Curitiba, encabeza holgadamente las encuestas para las elecciones presidenciales de Brasil que se realizarán el 7 de octubre. Incluso cada vez con más ventaja. Podría ganar en primera vuelta o frente a cualquier otro postulante en un eventual balotaje.
Sin embargo aún no está resuelto por la Justicia si podrá ser oficialmente candidato. La Justicia Electoral tiene hasta el 17 de septiembre para expedirse, ya que ese día se oficializa el nombre de los candidatos en la “urna electrónica” y ya no podrían modificarse.
El PT mantiene firme su candidatura y busca ganar tiempo alargando la definición judicial lo máximo posible. Además, en dos semanas comienza la campaña electoral en radios y TV, que Lula y el PT aprovecharán para seguir afirmando su intención de voto.
Aún si la candidatura de Lula fuera impugnada definitivamente después del 17 de septiembre, su nombre estará en las urnas. Y si siendo electo presidente no pudiera asumir, asumiría su candidato a vice Fernando Haddad.
Mientras el Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil recibió en total 16 impugnaciones contra la candidatura presidencial de Lula, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas le reclamó que se le permita “ejercer sus derechos políticos hasta tanto se agoten todas sus instancias de apelación”.










