Walter Monzón se hizo conocido en enero de este año luego de arrojarse desde un puente al río Gastona, a 70 km de San Miguel de Tucumán, para rescatar a un niña de 8 años que se estaba ahogando. Tenía 30 años y había llegado a Tucumán desde Chaco para trabajar como jornalero. Fue tal la repercusión de su acto solidario que el propio Macri buscó salir en la foto y llamó por teléfono al joven obrero. “Hola, Walter. Soy Mauricio Macri, ¿cómo andás? Te llamaba para felicitarte y decirte que fue muy lindo lo que te sucedió, lo que hiciste, cómo reaccionaste”, ensayó el presidente.
Pasaron los meses luego de ese llamado. Walter seguía esperando un trabajo que le habían prometido en la Municipalidad y nunca llegaba. Cargaba en sus espaldas con la falta de trabajo y una familia que mantener. Después, las inundaciones le arruinaron la casa y perdió prácticamente lo poco que tenía. Pero iba a recibir otro cachetazo más: caminando por la calle, buscando trabajo, fue detenido por la policía y encarcelado durante seis días, sólo por tener una “actitud sospechosa”. Así fue como decidió migrar una vez más en busca de trabajo y se fue a Mendoza, a trabajar como jornalero en los viñedos. Sin embargo, golpeado por los pesares económicos decidió hace pocos días quitarse la vida. Es la historia de un hombre que grafica la situación dramática que la política de Macri está ocasionando en los hogares populares. Y cuyas cifras se muestran, parcialmente, en el Presupuesto 2019.
El Presupuesto del gobierno para el año que viene no solo sincera la debacle económica del 2018, sino que platea predicciones económicas para el 2019 que, aún sabiendo que se trata de una mentira optimista, prometen un escenario que seguirá barranca abajo. Es el reconocimiento del fracaso de su política económica que ocasionó una devaluación de 100% desde enero, una inflación anual que llegará a 45% o 50%, el aumento de la pobreza, una caída del consumo del 3,4% y una caída del PBI de al menos 2,4% este año.
La actividad industrial acumula caídas constantes desde mayo según el propio Indec. Y se derrumba la producción de las pymes industriales, que descendió por quinto mes consecutivo un 7,4 % en septiembre, según la CAME. Durante el gobierno de Macri se destruyeron 92.000 puestos de trabajo en el sector manufacturero. Hacia fin de año, el salario real habrá perdido entre 10% y 15% frente a la inflación sólo en 2018.
Todas estas son las consecuencias del hiperendeudamiento, la apertura indiscriminada de importaciones, el achicamiento del mercado interno, la bicicleta financiera y la desregulación de la entrada y salida de capitales especulativos. Las altísimas tasas de Lebac o Leliq atacan el financiamiento a la industria y la producción. Y las medidas adoptadas para calmar la crisis de la balanza externa de pagos y frenar la estampida del dólar empujan a un escenario peor aún hacia el año que viene. El PBI caerá más todavía. El presupuesto de Cambiemos plantea sumar –a la caída de este año– una nueva caída de 0,5%. Según estos números, desde que Cambiemos asumió el gobierno hasta cumplir su mandato, la economía caería un 1,9% a lo largo del mandato de Macri. La realidad se comprueba aún más cruda si tenemos en cuenta que en ese mismo período la población aumentó un 4%, con lo que la caída del PBI por habitante sería de un 5,7%.
Peor aún, el propio FMI pronostica que la caída será aún mayor que la que dice el gobierno: 2,8% para este año y 1,7% para el 2019. Y la deuda pública neta (del Estado con privados) ya superará el 50% del PBI. Teniendo en cuenta el crecimiento poblacional, al finalizar 2019 el poder adquisitivo promedio de los argentinos habría bajado un 7,2% contando desde fines de 2015.
El último acuerdo con el FMI establece que el BCRA no podrá reducir la tasa de interés real “hasta que las expectativas inflacionarias a 12 meses hayan disminuido, de forma contundente, durante por lo menos dos meses consecutivos”. Esta condición no se cumple desde hace 16 meses. Por lo tanto, el acuerdo es imponer la recesión a fondo. Es decir, continuará la destrucción de la industria, la caída del consumo y la pérdida de puestos de trabajo. Es el presupuesto de la depresión.