“Estamos enfrentando una pandemia en una provincia que fue declarada en emergencia alimentaria”

Entrevistamos a Rubén Ortiz, secretario general de la CTA Autónoma de Misiones y del Movimiento Pedagógico de Liberación.

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–¿En qué situación estaba la provincia antes que se desate la pandemia, en cuanto a la pobreza, el conflicto docente, el dengue, y cómo se complicó después?

­–Bueno la provincia de Misiones, como es sabido es una provincia que hace mas o menos unos 3 o 4 años viene sufriendo el dengue, pero desde fin de año y en lo que va de este año se habla de casi 7000 u 8000 personas infectadas. Pero por otro lado la crisis que arrastra desde hace varios años, yo diría décadas, obligó a que el gobierno declare a fin de año la emergencia alimentaria. Para completar ese combo vino la pandemia, la amenaza del coronavirus.

En esas condiciones se iniciaba el ciclo lectivo, cuando también nosotros emprendimos una lucha muy grande al mismo tiempo que los sectores ligados a los cultivos tradicionales como yerba y tabaco, que estaban luchando por precio (para sus productos) y a eso se le sumó el tema docente. Y seguimos hasta ahora yo tengo una nueva reunión de forma virtual con el gobierno.

Se hizo una coordinadora que involucró 6 o 7 gremios y agrupaciones y lo que dio la nota este año es que partir de la muerte de la secretaria general Stella Maris Leverberg, que murió trágicamente en un accidente de tránsito, desató una crisis en UDPM que es sindicato de base de la celeste de CTERA. Sectores que están en las regiones más pobres, del Alto Uruguay, Ruta 14, se autoconvocaron y confluyeron con nosotros y otros sectores en la lucha por mejora salarial, del sector docente. Esto primero fue ninguneado por la provincia, pero después cuando se paralizó todo el sistema tuvo que negociar con el gobierno y en el medio de esa negociación apareció la pandemia, y ahí se frenó un poco eso pero seguimos discutiendo vía esas mesas virtuales que se arman.

Hay grandes sectores con muchos problemas de alimentos y un sistema sanitario muy deficiente. Esa es un poco la realidad que hay ahora, muchísimos casos de dengue en esta zona donde vivimos nosotros, muchos trabajadores de la yerba mate, del movimiento campesino en su mayoría de los miembros del Movimiento Campesino de Liberación, sufrieron casos de dengue, y ellos ni siquiera van al médico, se curaban con remedios caseros, la farmacopea, hay una tradición de utilización de hierbas medicinales.

Entonces familias enteras con dengue, madre, padre hijo que ni siquiera concurrieron a los hospitales porque no había cómo atender. Me gustaría saber ¿cuántas vidas estamos salvando con la receta de la cáscara de lambay o de la hoja del mamón? En el movimiento campesino muchas vidas se han salvado con esa receta. Pero ese saber milenario espero que no se apropien los laboratorios, cómo se apropiaron del saber que decía que se podía consumir la yerba mate.

Sumo a esto el incendio de una fábrica muy grande, la maderera Taeda S.A. de propiedad de la familia Ranger, una familia muy tradicional dueña de grandes extensiones de tierra, que tenía el 40% de sus obreros en negro. Todos lo sabían pero con el incendio esta situación queda al desnudo, la precariedad de la situación de esos trabajadores que a su vez del sindicato SOIME, de la madera, al que la dictadura le arrancó la tradición de lucha que tenía desde su fundación allá por el 73, mi padre fue miembro fundador, pero sus dirigentes desde el retorno de la democracia no realizaron ninguna huelga.

Estos trabajadores se autoconvocaron ahora pero con ayuda de la CTA Autónoma, sobretodo un apoyo muy grande de las mujeres que tienen una agrupación ya hace dos años que se llama Kuñá Mbareté [Mujeres Fuertes], ellas convencieron a estos trabajadores que quedaron en la calle, y ahora con los hombres de esa empresa se salió a la calle y justamente hoy llegó la primera ayuda alimentaria para esas familias que junto con las de las otras fábricas que están en crisis son más de 250.

Pero hay que decirlo, se dio gracias al empuje de las mujeres. Las esposas de los obreros, empujadas por las tareferas y desocupadas fueron las que contagiaron. Cuando los maridos aparecieron a pedir alimentos en el galpón (de la CTAA) ahí las mujeres salieron a hablarle, finalmente se hizo una reunión y marchamos en plena pandemia hasta el Municipio frente a la policía y ahí se hizo una ronda con barbijos todas esas cosas y eso obligó a que nos reciba el Municipio. Eso fue el viernes pasado y felizmente hoy llegaron los alimentos del gobierno provincial, la municipalidad como siempre no hace nada. De todas maneras lo que llegó hoy es para más o menos una semana, pero lo importante es que los trabajadores se están organizando y se piensa hacer una olla popular ahí en el sindicato de tareferos para colaborar con esas familias.

–Más allá del tema del Dengue ¿como están pasando los campesinos esta situación?

­– Los que han enfrentado esta crisis de mejor manera son los campesinos, por la producción de alimentos que tienen. De repente acá en Misiones los “intrusos”, pasaron a ser los que pueden salvar el hambre a la provincia. Porque con el cambio de modelo productivo, el agro misionero produce solo el 3% de lo que consume la provincia para que tengan una idea, hemos perdido las chacras que se han transformado en un desierto verde, son todo pino, eucalipto, se ha perdido la citricultura en un 90%, todo eso atenta contra la soberanía alimentaria, y ahora los expulsados de las zonas rurales como los tareferos, son los que hoy retoman la lucha por la tierra que es lo que dio origen al MCL, que son los que hoy son el ejemplo de producir alimento.

Lamentablemente toda esta etapa de 6, 7 años de experiencia de lucha por la tierra, un poco más, de producir alimentos tuvo persecución, tuvo represión, eso le decíamos el otro día a las autoridades: “Ustedes de reprimirnos, ahora quieren que esta gente produzca alimentos para todos”.

Por lo menos si se dan cuenta, ojala sea para bien y después de esta pandemia impulsen realmente la regularización de las tierras, que se empiece a discutir una reforma agraria integral con participación del estado y una reforma urbana integral para que estos sectores, que hoy le están poniendo el pecho al hambre y producen alimentos de calidad realmente sin ningún tipo de veneno como dicen ellos, absolutamente agroecológico, ayuden. En este momento el grupo que está en la zona de Malvinas debe tener alrededor de 5 millones de kilos de yuca, eso puede abastecer a la zona de Montecarlo de mandioca hasta fin de año más o menos.

…los expulsados de las zonas rurales como los tareferos, son los que hoy retoman la lucha por la tierra que es lo que dio origen al MCL..

El gobierno hasta hace muy poco tiempo, lo único que hacía era amenazar, reprimir, mandar policía, jugar del lado de las compañías que se creían dueñas de las tierras, hasta que finalmente hay en la justicia gente muy valiosa que ayudó a mirar de manera diferente el tema de la tierra, y también gracias a la resistencia de los campesinos y a la ayuda de la CTA Autónoma Nacional que desde el 2012/2013, financió la primera brigada de la tierra comprando herramientas y trabajando con los docentes y con los campesinos por supuesto dio origen a esa experiencia.

Y también hay que agradecer a todo el proceso de lucha de las mujeres que más allá de que nos falta mucho, aprender sobre todo a los hombres, aprender esto de la lucha de las mujeres pero yo creo que desde el 2014 que fue el primer año que el movimiento campesino declaró el año por los derechos de la mujer, para luchar contra el patriarcado. Desde ese momento esas mujeres, la gente que vino de Buenos Aires, de otros lugares a ayudarnos a formarnos, cambió bastante la violencia, no es lo mismo familia unida luchando por la tierra que familias que trabajan de lunes a viernes y el viernes a la noche el marido caga a palos a su mujer, no desaparece la violencia hacia la mujer todavía sigue, pero por lo menos en el movimiento campesino, movimiento tareferos uno ve que ya no está esa brutalidad que estaba tan naturalizada, uno iba los viernes de tarde y veía en medio de alcohol, mujeres golpeadas. Eso ayudó a la hora de enfrentar las represiones, a la hora de enfrentar el trabajo cotidiano, no es lo mismo trabajar feliz la chacra que trabajar al lado de un hombre que es golpeador, que es violento, todas esas cosas, así la autoestima es mejor.

Hay muchas cosas que han cambiado, el avance en tema de educación en las escuelas campesinas, escuelas tareferas, con la ayuda de intelectuales muchos también militantes, vos misma has estado acá. La verdad que esto se hizo con compañeros de la zona, pero con mucha gente, es por eso cuando digo yo de la CTA Autónoma sobre todo la de Michelli, infinidad de militantes han desfilado de organizaciones hermanas que han puesto sus cuadros para esto.

Yo creo que la situación es crítica hoy por la pandemia y por el hambre que amenaza, pero también hay que decir que hay un trabajo para enfrentarlo. Si en este momento el gobierno brindara semillas para hacer grandes huertas comunitarias en los terrenos del MCL, el hambre no sería un problema acá. Nosotros tenemos un banco de semillas y creemos fundamentalmente que hoy se debe pensar en tierra, semilla y algún sistema más solidario de distribución para que las familias pobres puedan tener acceso.

–El banco de semillas ¿podés explicarnos en qué consiste?

­– Sin ánimo de polemizar con nadie, porque acá lo se busca es el entendimiento, pero el gobierno habla mucho de agricultura familiar.

Sin una política de tierra, un serio reparto de tierra, de reforma agraria, sin una política de semilla… vos podes tener tierra, y sin semilla ¿qué plantas ahí? Podes terminar consumiendo la semilla de Monsanto, de Magenta, de Bayer. Acá hay que devolverle la soberanía al campesinado que es con el campesino dueño de la semilla. Por eso este año hemos poner por escrito el saber del campesino determinando las especies de yuca y las subespecies que son más aptas para la industria y otras que son más aptas para el consumo humano todo el año, porque ustedes saben que en esta zona se consume mucho mandioca en vez del pan.

También hay un maní que es para mercado de grano grande y hay un maní que nosotros le decimos “el negrito” muy rico en aceite, que es lo que los campesinos guaraníes usan para el desayuno, que tiene muchas calorías. Todo eso uno aprende en la escuela, la escuela no es que vienen los técnicos a enseñar, la escuela recibe ese saber oral, que lo tiene que transformar en escrito.

El Consejo (General de Educación) nos prometió que nos va a reconocer la escuela campesina e indígena, eso sería un gran logro porque todavía no tenemos “el papel” como le dijo el otro día un cacique al representante del Consejo “Usted habla de reconocer, pero no está el papel, a mi no me gusta el papel, pero sé que ustedes piden el papel”. Porque los papeles no tienen nada que ver con las tradiciones de estos compañeros. Esta es una de las cosas muy interesantes que nos están pasando.

También hay que decir que la lucha por la salud pública no para. Nosotros queremos hospital público, salud pública. La obra social de los docentes ha cerrado. Todos estamos rezando de no ir al hospital público, pero es el único lugar donde hoy te van a atender si es necesario.

Tenemos tres centros nomás donde hay camas de terapia, en Posadas, Oberá y Eldorado, en el caso de Montecarlo vamos a ser derivados a Eldorado, nosotros no tenemos acá en la localidad, ahora pusieron en los estadios 200 camas, pero más que camas son lugares de miedo, porque ¿quién va a atender? No tenemos médicos, no tenemos enfermeras, ni sábanas tienen, tiene mucho olor a leprosario dicen acá. Ojalá estén al frente médicos, enfermeros, porque sino… ojalá que acá no aparezcan casos porque no hay una cama de terapia intensiva, pero ni en Montecarlo, ni Cargüatay, ni Piray, en esos lugares hay más de 100.000 habitantes. Eldorado tiene 120.000 y no debe tener 16 camas de terapia.

Todo esto es fruto de años de desinversión en salud pública, y no solo los cuatro años que fueron desastrosos del macrismo, anteriormente también. Acá el gobierno (provincial) hace 20 años que gobierna. Hasta ahora estamos teniendo suerte por la conducta de los trabajadores, los médicos, el personal de la salud, pero el gobierno deja mucho que desear. Nuestra situación es gravísima, estamos enfrentando una pandemia en una provincia que fue declarada en emergencia alimentaria. ¿Qué te parece? En rojo está Misiones. Le debería dar vergüenza al gobierno, hasta ahora estamos teniendo suerte, pero en esto no se puede hablar de suerte.

Cuesta mucho porque todo está en manos de la policía, y no es así. Los docentes podríamos haber ido a hablar y concientizar sobre las medidas de prevención y los riesgos que se corren, que no hay que tener miedo sino cuidado. Estamos de acuerdo con toda la campaña, sin duda que las recomendaciones de los científicos a dado efecto, pero también es importante la concientización. Acá la gente a veces mira y si hay policía no sale y si no hay, sale. No es así. También les dijimos a los policías que veíamos mucho despliegue que no tenían nada de sentido ¿Qué hace un FAL en una avenida en un control de tránsito? Hicimos sacar eso, un FAL no va a matar el virus.

Todas esas cosas son las que tuvimos que ir haciendo en el transcurso de todo este mes, advirtiendo y diciéndoles a las autoridades que no es necesario las armas largas para mandar a un niño a la casa, o a un trabajador o a una madre o un abuelo. Siempre hay derechosos que piden que lo que hicieron los ricos, lo paguemos los pobres con este encierro. Y lo que es peor, es que si no hay alimentos la gente no va a poder estar guardada, las chacras no producen aceite todavía, no producen sal, leche en polvo, muchas cosas que se tienen que comprar. Por eso es un enorme desafío cuidarnos.

Un campesino me decía el otro día “Mira, a mi me empujan y me mandan a mi casa y la verdad que yo no fui el que trajo la enfermedad” y es así, esta no es una enfermedad que inventamos los pobres, que estamos siempre en el mismo lugar y no conocemos nada. También hubo un gran escándalo porque un grupo de compañeros nuestros estaba trabajando en el sur y cuando volvieron, los sectores medios no querían que entren al pueblo. Es una vergüenza eso.

Acá te prohíben todo, creo que la receta ha sido muy uniforme, por ejemplo en esas comunidades que están cerradas, alejadas, ahí hay que bloquear la comunidad y que no entre de afuera nadie y así no hay posibilidad de contagio, pero aplican la misma receta que para ustedes ahí. Una cosa es un barrio de Buenos Aires y otra cosa es un paraje rural de acá. Eso no es culpa del gobierno nacional, es culpa de los gobiernos locales que no se les cae una idea. Están más asustados los funcionarios acá, en las reuniones que fuimos parecían todos disfrazados, está bien, son los cuidados que hay que tener, pero de qué sirve que vos te disfraces y el otro está a la buena de Dios, sin alimentos y sin nada.

Si hay algo que va a enseñar esta crisis, es que robar y robar al pobre, pone en riesgo tu vida. Sacándole a salud, la educación, la vivienda, marginando… Hoy la bomba es ese otro que no tiene.

Una señora me decía: “estos llevan todo el alcohol como siempre llevan toda la leche, no nos dejan que podamos comprar una botellita” Y si el otro no tiene alcohol pone en riesgo tu vida ¿Cuándo van a aprender los que tienen que deben consumir lo justo, lo necesario? Ahí hay una enseñanza que los que tienen, tienen que revisar sus niveles de consumo. Muchas veces llevan, consumen mal, tiran el 50%, que eso es lo que falta en la mesa del otro.

Se está viendo la miseria que ha generado, el sujeto miserable que ha creado el capitalismo. A mí me asusta ver esto, el otro día vino una persona, nosotros habíamos producido 300 kg de harina de maíz en un día, hay que trabajar con molinos a mano para producir 300 kg. en un día… y vino un personaje que tenía la plata y quería pagar $120 el kilo pero quería llevar 150 kg., y no, no se le vendió, no puede el que tiene dinero venir y avasallar. Esas cosas no pueden seguir pasando. Hay gente que tiene frazadas guardadas en sus roperos y hay niños que tienen frío. En la docencia por ejemplo hay matrimonios que tienen 42 hs. cada uno, se llevan $150.000 a la casa, y hay maestras que viven con $8.000. Decir eso no es igualar para abajo, es pensar solidariamente.

Uno tiene mucha bronca de tantos años de vivir esta desgracia en esta zona. Muchas cosas hay que discutir, por qué si el satélite es nuestro, si la fibra óptica es nuestra, ¿Tenemos que pagar tanta plata para comunicarnos? Ojalá pronto tomemos conciencia de este robo que nos hacen todos los días, que eso que están diciendo de que después de esto la sociedad no va a ser la misma, muchas veces se dijo eso, ojalá ahora sea diferente.