«En Mendoza estamos en modo 7722, que significa estar en modo lucha»

La semana pasada se vivió en Mendoza dos jornadas multitudinarias que pusieron en jaque el proyecto de una nueva ley educativa provincial. El gobierno de Suárez tuvo que anunciar que se postergaba el tratamiento para la segunda mitad del 2021. Entrevistamos a Lorena Gordillo, integrante de la Secretaría de Educación y del secretariado provincial del SUTE.

Desde hace unas semanas el conjunto de trabajadores y trabajadoras de la educación vienen protagonizando una lucha muy importante en Mendoza. ¿Qué modificaciones en la Educación están en juego con este intento de nueva ley?

-El 17 de septiembre, paradojalmente el día del profesor y la profesora, Thomas, que es el director general de escuelas (porque acá no existe el Ministerio de Educación sino la Dirección General de Escuelas) presentó un borrador de una ley provincial de educación. Nos oponemos por el momento en el que se trata la ley, por el contenido y por la metodología.

La ley anterior es del año 2002, es la 6970. Lo que buscaba esta presentación realizada en el Consejo Provincial de Educación de manera virtual es que se comenzara a discutir y hacer aportes. Pero el gobierno no previó que desde las escuelas iba a haber una gran marea de compañeros y compañeras que se opusieran a la ley. Desde el sindicato entendimos que esta ley debía ser rechazada, y lo fue, por el tiempo en que se plantea, en el contexto de pandemia y crisis socio-sanitaria gravísima en Mendoza. Aquí el sistema de salud está casi colapsado y los casos más complejos del covid se están tratando, pero se elige a quién internar y a quién no. Esto es una realidad debido a cómo han avanzado las políticas privatistas de salud que ya vienen desde el gobierno de Cornejo y que se profundiza en el gobierno de Suárez. Esto es para dar un contexto sobre por qué no correspondía en este momento.

Por otro lado, la metodología que ha propuesto el gobierno escolar era a través de foros y de un congreso virtual pedagógico de educación en donde la comunidad educativa debería inscribirse para aportar virtualmente. Es rechazable porque conocemos las desigualdades y la brecha digital que existe. Hay estudiantes y docentes que tienen un solo dispositivo en la familia y lo tienen que usar tanto para trabajar como para la tarea educativa de los hijos. Ese dispositivo se satura. Ni hablar de las comunidades populares donde, directamente, no hay conectividad. Entonces, es una metodología que genera una pseudo participación, o, en todo caso, de aquellos que tengan un determinado ancho de banda, etc.

El rechazo que empezamos a trabajar y esgrimir a partir de la lectura de este proyecto de ley tiene que ver con el financiamiento, el intento de reforma de estatuto docente, que es el marco que nos avala, y la calidad educativa. Estos tres grandes puntos son los que discutimos. También el rol del Estado, que aparece corrido. Esto se ve en palabras como «promover» y no «garantizar», o sea que aunque ellos declaman que es una adecuación a la Ley de Educación Nacional, la 26206 -que desde el sindicato también tenemos nuestras diferencias con ella- no se adecúa tampoco. Tiene una concepción de sujeto regresiva y una concepción de enseñanza-aprendizaje más puesta en las capacidades y no en el contendido. Se enmarca en una visión tecnocrática y mercantilista donde el sujeto de aprendizaje es un sujeto no portador de derechos, sino una idea de tábula rasa que hay que ayudar con las capacidades y contenidos. Y donde el docente aparece como alguien prescindible y ata el salario a la producción. Como ha pasado en otros lugares de Latinoamérica, las reformas educativas neoliberales hacen que los y las docentes tengamos nuestro salario atado al rendimiento de los y las estudiantes. Esto desconoce lo contextual, la trayectoria educativa, la historia vincular personal de los y las estudiantes y docentes.

Fotografía gentileza SUTE

La semana pasada, un río de más de 20 mil personas inundó la provincia ¿Cómo se gestó esa unidad?

-Desde el SUTE elaboramos material y fuimos hacia las escuelas, hacia los y las delegadas escolares, y también hacia los compañeros que, en escuelas que capaz no tienen delegado, puedan también participar. Realizamos asambleas, charlas. Ha habido un gran movimiento como hace tiempo no se veía, a pesar de que en Mendoza estamos en una situación de distanciamiento social, a pesar de la cantidad de casos que cotidianamente se informan de covid. Finalmente, se hicieron los plenarios, por decisión política desde el secretariado provincial, departamentales y provinciales donde se puso en juego qué dicen las escuelas sobre la ley y qué están dispuestas a hacer para que se rechace el proyecto.

En el último plenario provincial estuvieron representadas mil escuelas de toda la provincia, y el rechazo al proyecto de ley fue unánime. El plan de lucha se acordó en caravanazos. El rechazo es muy amplio. Y se han sumado voces desde la jerarquía institucional.

Todavía no se logró cuajar el paro provincial porque en Mendoza, en el año 2016, el movimiento de la educación tuvo una gran derrota con el ítem aula, que es un ítem disciplinador y misógino, porque lo que hace es descontar el 10% del salario en caso de que te enfermes y pases más de 3 días de licencia o hagas paro. En el caso de hacer paro, te descuentan todo el ítem paro. Decimos que es misógino porque en Mendoza el 80% del gremio somos mujeres y diversidades. Pertenecemos al conjunto de las mujeres que estamos claramente oprimidas, y la avanzada del ítem aula es un aspecto más de esa opresión por ser mujeres y trabajadoras.

Fotografía gentileza SUTE

Ahora que mencionas estos datos de la composición docente, me recuerda que Uds. se proponen ser un gremio con perspectiva de género ¿cómo se expresa eso en lo cotidiano?

-Nosotros y nosotras formamos parte de un frente que se llama Frente de Unidad por la Recuperación del SUTE. Ganamos las elecciones en 2017 y desde ese tiempo, y desde que recuperamos la seccional de SUTE – Godoy Cruz, nuestro programa básicamente se expresa en tres cuestiones que entendemos cualquier sindicato recuperado de manos de la burocracia debe tener y militar: una es la cuestión clasista, de que somos trabajadores y trabajadoras de la educación; la otra, es la independencia de cualquier gobierno de turno y los partidos patronales, y la tercera cuestión es la perspectiva de género.

Estamos tratando de hacer un gran trabajo, lento pero firme, en relación a poder problematizar las prácticas sexistas que hay dentro de cualquier sindicato, y el SUTE tampoco está exento de eso. Cualquier sindicato que se precie de tener una perspectiva de género, primero no tiene que no tener prácticas que impliquen cuestiones de monopolio de la palabra por parte de los varones, decisiones que solo incluyan a los varones, que se tengan políticas de cuidado en relación con lo vincular, que se entienda que las mujeres que somos jefas de hogar o madres o que tenemos adultos mayores a cargo, tenemos otros tiempos de militancia que no necesariamente son el 24/7 sino que tenemos tiempos distintos. Y, vuelvo a insistir, en un sindicato donde el 80% está constituido por mujeres, esto debe ser atendido.

Por parte del sindicato, hicimos el Primer congreso regional de Educación Sexual Integral, con una participación muy grande de seccionales recuperadas y también de compañeras de base de organizaciones feministas, organizaciones sociales y compañeras de las escuelas. Hemos articulado entre la Prosecretaría de DDHH y género y la Secretaría de educación en formaciones, capacitaciones y la puesta en marcha de Consejerías de género, donde básicamente se acompaña a aquellas compañeras que se acercan al sindicato a través de su delegado/a o por motus propio para poder ser acompañada, porque está atravesando una situación de violencia. También incorporamos la licencia por violencia de género, esa fue una gran conquista del movimiento de trabajadores/as de la educación y un gran avance en relación movimiento de mujeres, que aportamos desde la lucha docente.

Durante la pandemia se vieron aumentadas las situaciones de violencia y el acompañamiento que se ha realizado ha sido muy profundo y se han expresado situaciones muy dolorosas, pero desde las consejerías, que en la actualidad están funcionando 13 en toda la provincia, coordinadas desde la prosecretaría de DDHH y género, se ha podido avanzar en el acompañamiento. Cuestión que no es menor, porque las mujeres trabajadoras docentes, que muchas veces se idealiza la figura docente, también sufrimos violencia adentro de nuestros hogares y cuando nos animamos a ponerle palabras a esa violencia, siempre acompañadas desde lo grupal y desde lo personal es más sencillo transitar ese camino es tan doloroso.

Esta lucha contra el proyecto de ley puso a la ofensiva a los educadores, ¿Cómo es el clima que se vive en la provincia?

Fotografía gentileza SUTE

-El clima que se vive en la provincia es de mucho interés y participación, como no se había visto antes en el gremio docente. Aparece una cuestión de memoria colectiva muy interesante en torno a los hechos de diciembre del 2019 en donde hubo una pueblada que detuvo los intentos del gobierno de Suárez de avanzar con la mega minería contaminante. Se logró detener la avanzada del capital sobre el buen vivir y los derechos humanos. Se pudo sostener en el conjunto, donde el SUTE tuvo una participación importante acompañando lo que decidían las asambleas por el agua y los bienes comunes. Eso quedó en la subjetividad de los y las compañeras. Por eso se dice que en Mendoza estamos en modo 7722, que significa estar en modo lucha, participación, discusión, con ideas creativas.

Esta es la tierra donde nació Quino, y en la fecha de su muerte se realizaba el segundo caravanazo donde, teniendo en cuenta las terminaciones del DNI, (porque acá se sale en relación con los DNI) muchos compañeros y compañeras pusieron en sus pancartas alusiones a Quino, quien a través de sus personajes, nos pone a reflexionar sobre qué es la educación y qué es vivir en un país dependiente, qué son los organismos internacionales de crédito. Se recuperó una idea sobre el acervo cultural que tiene que ver con la apropiación de muchos y muchas del trabajo de Quino. Eso es lindo e importante de destacar, porque Mendoza es una tierra donde avanza la derecha, pero también tiene una historia de lucha, y personas que forjaron una historia contrahegemónica que permite mirar al mundo desde otro lugar.

El martes y el miércoles pasado se hicieron los caravanzazos multitudinarios. Esto dio un mapa muy interesante de resistencia y rechazo a la ley.

Fotografía gentileza SUTE

La pandemia puso sobre la mesa la crisis en la educación pública ¿cómo la viven los docentes mendocinos y qué perspectivas pedagógicas crees que tendría que tener?

-La crisis socio-sanitaria se traduce en una crisis educativa también. Acá básicamente la virtualidad es un “como si”. Algunos, con mucho esfuerzo, se han podido conectar y mantener la conectividad, al igual que los y las docentes, pero de ninguna manera desde el sindicato entendemos que se ha podido consolidar a través de la virtualidad un vínculo pedagógico, porque no estuvo planificado el paso a la virtualidad. Se pasó del aula, que si se quiere es el espacio donde nos encontramos en él cara a cara, a que en tu casa como docente fuera el aula con todo lo que eso implica, sobre todo para las mujeres. La cotidianeidad sufrió una ruptura que tuvo anclaje en la subjetividad. Situaciones donde hay un desgaste psicofísico muy abrumador. Chicos y chicas que dejaron de conectarse y desde el gobierno nunca hubo una planificación de ir a buscarlos.

Este cansancio psicofísico hoy se ha convertido en una posibilidad, frente a la afrenta del gobierno, de participación, de salir del lugar de escepticismo. O un proceso de poder problematizarlo y ver que si miles nos juntamos en las calles, teniendo en cuenta todas las medidas de bioseguridad, podemos torcer el brazo a la ley y al gobierno de Suárez.

En diciembre del 2019 la consigna era “el agua de Mendoza no se negocia”. Hoy la consigna es “la educación tampoco se negocia”. Esa inscripción a nivel subjetivo empalma con un proceso colectivo que tiene ganas de luchar y avanzar en la construcción de una ley que tenga que ver con los intereses de los y las trabajadores de la educación y de la comunidad educativa, y sobre todo frente a un gobierno que tiene un 10 en necedad y que no ha abierto la paritaria desde diciembre de 2019. Deben saber que nosotros y nosotras tenemos los mismos salarios que en diciembre de 2019. La semana que viene va a haber asambleas y un acto con compañeros y compañeras de distintos gremios de otras provincias como SUTEF, ADOSAC, ADEMyS para que brinden su apoyo.

La historia está abierta porque vamos a seguir. Tenemos la idea de hacer algo internacional con compañeros de Latinoamérica para que cuenten que este proceso de privatización y mercantilización de la educación no es aislado, sino que tiene historia en Latinoamérica. Acá en Mendoza se ha defendido mucho el modelo chileno, que fracasó. No solo fracasó en Chile, donde hubo grandes manifestaciones y puebladas, acá vamos camino a lo mismo.

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