El resultado electoral en la elección del 22 de octubre, fue fruto de un trabajo militante consciente, persona por persona, apuntalado por medidas de corte popular tomadas por el gobierno nacional. Trabajo que generó el triunfo del candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, pasando junto a Javier Milei al balotaje del 19 de noviembre.
El triunfo de Milei en las PASO, generó una gran incertidumbre en la militancia popular que había votado a Massa. “Sobre llovido”, el gobierno tomó la decisión a través de su Ministro de Economía de realizar el lunes posterior a las elecciones, una devaluación del 23% como exigía el acuerdo con el FMI, provocando una corrida de precios que impactó en los salarios. Esto fue un duro golpe para los bolsillos de nuestro pueblo en medio de la campaña electoral, agudizando la desconfianza en el gobierno y sobre todo en el candidato ministro Sergio Massa.
Pero el efecto que generó el triunfo de Milei, puso a la militancia y grandes sectores populares en alerta. Estos tomaron más confianza al lanzarse desde el Ministerio de Economía una serie de medidas tendientes a palear la situación de desesperanza y necesidades de nuestro pueblo. Medidas económicas justas, muchas de ellas largamente reclamadas en la lucha popular por las organizaciones sindicales, sociales y populares, mientras se mantienen las negociaciones paritarias. La subida del piso del impuesto a las ganancias a los trabajadores y la devolución del IVA con la presentación de los respectivos proyectos de ley, es un avance muy significativo. Dos impuestos regresivos largamente repudiados.
Haciendo frente a la pandemia con medidas populares, subsidios, créditos, el IFE y el impuesto a las grandes fortunas, el gobierno transitó los primeros dos años sin poder controlar la inflación. Luego de la derrota en las elecciones de medio término de 2021, presionado, entró en un camino de conciliación y concesiones al poder real. El acuerdo con el FMI, la falta importante de medidas soberanas como la la nacionalización de Vicentín y de la hidrovía del Río Paraná, con una inflación interanual del 130%, pero acrecentando las ganancias de los monopolios, bancos y grandes exportadores, mientras se ensanchaba la pobreza estructural, con trabajadores pobres y mas de la mitad de los asalariados bajo la precarización laboral.
Llegamos a las PASO de agosto de este año, teñida por una monumental propaganda de los medios de comunicación del poder concentrado en favor de las listas de la derecha y la ultra derecha, incidiendo en la balanza para el triunfo electoral de Milei en agosto.
A las medidas populares tomadas luego de las PASO, enfrentando las corridas cambiarias que buscaron desestabilizar y generar incertidumbre, se le sumó la labor de la militancia en el trabajo sobre la conciencia y la memoria de los sectores populares. El boca a boca en cada barrio, lugar de trabajo o estudio, fue poniendo negro sobre blanco que lo que está en juego es la democracia frente al fascismo y el negacionismo. Que se podía mantener la bronca por la inflación, la precarización y otros reclamos, pero no a costa de reventar el país, no a costa de retroceder décadas con perdidas de derechos históricos en manos de los que reivindican la dictadura, prometiendo ir hasta el fondo con el ajuste, la quita de derechos y la represión.
Inmediatamente después de la elección del 22/10, el acuerdo de Macri y Bullrich con Milei hizo estallar Juntos por el Cambio mostrando la falta de bases solidas, la de valores y las mentiras de esa derecha, pero también mostraron que la ultraderecha se reagrupa y reconfigura con fuerza electoral y está dispuesta a ir por todo.
Frente a este escenario no da lo mismo donde nos paramos; no son tiempos de “alternativismos neutrales” que iguala a la derecha fascista de la LLA con Unión por la Patria, llevando solo confusión y división a sectores populares pensando que el voto a Sergio Massa es un “cheque en blanco”. Por el contrario, son tiempos de unidad en las urnas y en las calles que ponga un freno a la ultraderecha y siga la lucha contra el ajuste, el FMI y la entrega.
El 19 de noviembre podemos elegir seguir la lucha en defensa de la patria e ir por más, reagrupando a los sectores populares para exigir medidas a favor del pueblo en el camino de imponer un rumbo popular para terminar con las penurias.
Entendemos que este es el eje central para consolidar la unidad en la lucha para cambiar la correlación de fuerzas en el campo popular, que pueda imponer romper el acuerdo el acuerdo con el FMI que nos somete y exigirá un mayor ajuste.
Elegimos un camino con el pueblo en las calles, que nos encamine hacia la liberación nacional y social levantando banderas soberanas, de cambios revolucionarios que transformen la matriz económica dependiente, extractivista, contaminante y de pobreza.
Elegimos llevar optimismo en la lucha y la unidad para transformarlo todo en favor de los pueblos que habitan nuestra patria.
Hacia estos objetivos, exige hoy trabajar a fondo en cada barrio, cada casa, cada lugar de trabajo, cada fábrica, cada escuela, cada universidad, el voto a la lista de Unión por la Patria y a la fórmula Massa-Rossi.