El pasado 23 de enero fueron liberados César Arakaki y Dimas Ponce, ambos militantes de PO que se encontraban injustamente detenidos. Habían sido detenidos por su participación de la marcha del 18D contra la reforma previsional; y quedaban detenidos otros cinco participantes de la marcha del 14D. Además pesa el pedido de captura sobre Sebastián Romero, militante del PSTU. César pasó 26 días y Dimas 15 en la cárcel. El juez Sergio Torres, quien lleva adelante la causa por los hechos ocurridos el 18 de diciembre, debió reconocer que era insostenible mantenerlos presos y ordenó su liberación.
Sin embargo, a pesar de la falta de pruebas, dictó el procesamiento de ambos por la supuesta agresión a un policía. En la causa realiza una evaluación criminal de la enorme movilización popular del 18 de diciembre, lanzando un duro ataque contra las organizaciones que participaron de ella. Un grave antecedente en cuanto a la criminalización de la protesta. En este sentido, el documento del encuentro Memoria, Verdad y Justicia leído en Plaza de Mayo (11/1) denunció que “las acusaciones de que Arakaki y Ponce habrían sido autores de una lesión a un policía [durante la manifestación del 18 de diciembre] y de que Romero [militante del PSTU] habría sido pieza clave de un supuesto plan de rebelión, un delito gravísimo, no son contrastadas con ninguna prueba y toda la causa es un intento de transformar una enorme manifestación popular en un delito penal”. Por el contrario, el juez no sólo niega la existencia de un plan represivo, sino que indica al gobierno a aplicar un protocolo que imponga normas y condiciones a la protesta social.
La campaña de denuncia hizo posible la liberación de los compañeros. Además, al gobierno no le conviene que se siga hablando de las masivas movilizaciones populares de diciembre. Éstas, si bien no pudieron frenar el robo a los jubilados, le implicaron un importante golpe político. Se afianzó el camino de la unidad para frenar el ajuste y desenmascararon para muchos la verdadera intención del Gobierno. Para la mayoría del pueblo, lo peor que pasó en diciembre no fue las baldosas rotas sino el robo a los jubilados. La liberación de César y Dimas es un paso importante para lograr la libertad de los otros 5 que continúan detenidos desde el 14D y por el desprocesamiento de todos los perseguidos por luchar.