A 71 años, el ejemplo vivo de Evita

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“Ostento dos honores: el amor de mi pueblo y el odio de los oligarcas” (Evita)

Se cumplen 71 años de la muerte de “Evita” como la llamaba su pueblo. Al anunciarse su muerte a los 33 años (y antes en su lecho de enferma carcomida por el cáncer), la oligarquía pintaba en las paredes de la Fundación Eva Perón y otros edificios públicos, “viva el cáncer”. Ese odio se prolongó luego del Golpe de Estado de 1955 a la prohibición de los símbolos, nombres y todo aquello que refiriera al peronismo. El cuerpo de Evita, poco después del golpe, sería secuestrado, ocultado, vejado y humillado. La misma reacción, décadas después profanaría la tumba del Perón cortándole sus manos.

Evita fue “culpable” de planificar desde el gobierno obras urgentes en los barrios, mejorando las condiciones de vida expresada en obras de comedores y merenderos, hogares de tránsito para mujeres y quienes viniendo del interior no tenían donde vivir.

Su vitalidad incansable hicieron transformar a la Fundación Eva Perón en un centro de fomento y restitución de derechos en particular a la niñez, mujeres y ancianidad.

El voto femenino cambiaría para siempre la vida política del país, que a la par de la conquista de derechos para los trabajadores y el control estatal de todo aquello que hace a lo estratégico del país, se construían policlínicos en el conurbano bonaerense y decenas de ciudades del interior.

Miles de escuelas, hogares para ancianos y para huérfanos, colonias de vacaciones, jardines de infantes y residencias para estudiantes del interior se incorporaban como políticas publicas. Evita promovió el deporte como política de Estado vinculado a la salud y el esparcimiento. Junto con Ramón Carrillo por entonces Ministro de Salud dieron el puntapié inicial de los “Torneos Evita”.

Su origen de pobreza, nunca la separó de la clase obrera, conocía la potencialidad que la clase obrera protagonista podía dar al proceso iniciado en aquel 17 de octubre de 1945. Es así que su relación con la CGT fue muy fluida, y fue la Central la que la propuso como postulante a vicepresidenta de la Nación en el histórico Cabildo Abierto de agosto de 1951.

La estructura y carácter de las FFAA, en particular de la marina, donde subsistían bastiones oligárquicos, jugaron activamente para que Evita no trascendiera en la política del país, ejerciendo sobre Perón grandes presiones para esos objetivos. El bombardeo a Plaza de Mayo y el posterior golpe de estado de 1955 graficaría el poderío de esas corrientes.

Fueron muy claras las posturas de Evita sobre el país y el papel del imperialismo y la oligarquía subordinada a ellos y no se callaba y lo denunciaba. Estas son las razones de fondo del odio visceral a su figura.

Evita decía: “¡Los imperialismos! A Perón y a nuestro pueblo les ha tocado la desgracia del imperialismo capitalista. Yo lo he visto de cerca en sus miserias y en sus crímenes. Se dice defensor de la justicia mientras extiende las garras de su rapiña sobre los bienes de todos los pueblos sometidos a su omnipotencia. Se proclama defensor de la libertad mientras va encadenando a todos los pueblos que de buena o de mala fe tienen que aceptar sus inapelables exigencias”. Y agregaba: “Pero más abominable aún que los imperialistas son los hombres de las oligarquías nacionales que se entregan vendiendo y a veces regalando por monedas o por sonrisas la felicidad de sus pueblos. Yo los he conocido también de cerca. Frente a los imperialismos no sentí otra cosa que la indignación del odio, pero frente a los entregadores de sus pueblos, a ella sumé la infinita indignación de mi desprecio. Muchas veces los he oído disculparse ante mi agresividad irónica y mordaz.´No podemos hacer nada´, decían. Los he oído muchas veces; en todos los tonos de la mentira. ¡Mentira! ¡Sí! ¡Mil veces mentira…! Hay una sola cosa invencible en la tierra: la voluntad de los pueblos. No hay ningún pueblo de la tierra que no pueda ser justo, libre y soberano.´No podemos hacer nada´ es lo que dicen todos los gobiernos cobardes de las naciones sometidas. No lo dicen por convencimiento sino por conveniencias”.

Hoy, a 71 años de su partida, los que no somos peronistas reconocemos en la figura de Evita a aquella dirigente que fue un eslabón fundamental en la reconstrucción del país, mirando los intereses del pueblo, desafiando a los dueños del poder que habían retrocedido en el gobierno pero se mostraban activos, en la sombra, buscando volver al control del poder y del gobierno.

Hoy a 71 años esos enemigos declarados del pueblo, los negacionistas del genocidio, los fugadores y endeudadores seriales, los que amasan su poder económico y político a costa del sufrimiento del pueblo. Los que prometen sangre, persecución y cárcel a los pueblos para hacer pasar su “república”.

Estos sectores, como nunca, tienen una base de apoyo electoral muy fuerte, lo demostraron y demuestran en cada medida política, económica y en la misma pandemia cuando ponen por delante sus ganancias por sobre la salud del pueblo.

Esos sectores que se hacen mas grandes cuando se les concede desde los gobiernos y dirigentes parados desde un cierto “progresismo” que se sientan y abrazan en la Sociaedad Rural “para dar una imagen de amplitud y buenos modales”.

Esas clases enemigas del pueblo y la patria no admiten medias tintas, o se está con ellos o contra ellos, y ya va siendo hora que la dirigencia verdaderamente popular aprenda en los hechos (y no en la retorica) del “concejo del enemigo declarado”.

Hemos aprendido que estos sectores son muy peligrosos, pero no invencibles. La gran lucha de las comunidades jujeñas muestra que si el pueblo se une es mas poderoso y es justamente aprendiendo de la historia, confiando en el pueblo, amándolo y sin ceder ni un tranco a la reacción, garantizando un rumbo popular y con ejemplos como los de Evita como avanzaremos por un rumbo soberano y de liberación nacional.