La ciudad de Rosario será sede del multitudinario encuentro que reunirá a más de 60 mil mujeres de todo el país. Estudiantes, docentes, trabajadoras, desocupadas, campesinas y de todos los sectores sociales vamos a llenar los talleres, participar de las iniciativas, protagonizar la marcha del domingo y elegir la sede del próximo año.
Este encuentro se da en el contexto del gobierno de Macri, que desde que asumió viene aplicando un ajuste contra el conjunto de los trabajadores y trabajadoras, con miles de despidos, tarifazos y represión de las luchas. Las mujeres padecemos particularmente este ajuste, porque somos las que ocupamos la mayoría de los trabajos precarizados o en negro.
Como si todo esto fuera poco, nos hacernos cargo de una segunda jornada laboral en nuestros hogares. Lo hacemos cuidando de nuestros hijos e hijas, limpiando, cocinando. No contamos con un sistema público de jardines que nos permita trabajar o estudiar a la vez que criamos a nuestros hijos e hijas.
La violencia de género sigue y los femicidios siguen cobrándose la vida de mujeres, mientras el plan para prevenir y erradicar la violencia presentado por el gobierno nacional para los próximos años no da cuenta de las necesidades acuciantes de miles de mujeres que necesitan de manera urgente refugios, trabajo y todo tipo de asistencias para ellas y sus hijos e hijas. Por eso este año volvimos a gritar #Ni Una Menos! en una masiva jornada de lucha, exigiendo políticas concretas y urgentes para terminar con la violencia.
La clandestinidad del aborto sigue cobrándose vidas de mujeres y llevando a la cárcel a otras como a Belén en Tucumán, que fue condenada a 8 años luego de sufrir un aborto espontáneo y ser denunciada por los médicos.
El macrismo sigue oponiéndose a la legalización del derecho al aborto como a una política integral de educación y salud sexual, lo que se manifiesta con los despidos en el Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ESI) y en el Programa de Salud Sexual y Procreación responsable. Mientras tanto, tampoco se avanza en la aplicación de la ESI en las escuelas, en los hospitales y centros de salud. Y ya se siente el faltante de métodos anticonceptivos.
La grave situación social de pobreza, marginalidad y violencia hace que la prostitución siga siendo el destino de muchas jóvenes en nuestro país. Es una de las formas más crueles de violencia que convierte el cuerpo de las mujeres en mercancía de la que se puede hacer uso y abuso a cambio de una suma de dinero. Esto no puede ser considerado “trabajo”: los proyectos que intentan reglamentar la prostitución como trabajo pretenden legalizar esta violencia.
El recorrido de la marcha incluye las sedes de tribunales federales y provinciales, la Gobernación provincial, el ANSES, el Ministerio de Salud y, nuevamente luego de varios años, la sede de la Catedral Rosarina. Así se señala la responsabilidad que le toca a cada institución en la opresión que sufrimos las mujeres.
Por todo esto, este Encuentro va a ser una instancia de debate y fortalecimiento de las luchas que venimos protagonizando a lo largo y a lo ancho del país.