La ola feminista desbordó todas las inmediaciones del Congreso y las principales plazas del pais.
De punta a punta de la Argentina la bronca de miles de mujeres desafió el protocolo represivo de Bullrich y llenó todo de violeta y verde. Mostrando que el movimiento está en pie y dispuesto a dar pelea.
En el Congreso se vio eso que en los últimos años viene pasando en todas las marchas y concentraciones del feminismo: en grupo, solas, con las hijas, con hermanas, con amigas, organizadas y sin organización, marea de mujeres y disidencias que van rotando, unas llegan temprano, otras cuando salen del laburo. Todas diciendo presente en la lucha. Esa lucha que da tanta felicidad y es tan reparadora por saberse con otras, por darnos cuenta que no nos pasa sólo a nosotras, por poder sacar la bronca afuera. Porque la felicidad es la lucha.
Tanta bronca acumulada, por tanta violencia, por ver sufrir a nuestras infancias, por no tener lo esencial para vivir con dignidad, por los derechos que se nos niegan o arrebatan en un abrir y cerrar de ojos, por las que ya no estan, por las que no pueden estar pero nos necesitan asi, juntas y en la calle. Por todas, por todo, dijimos presente y dimos por iniciada esta nueva etapa de lucha para no retroceder en los derechos conquistados, para seguir la lucha por lo que nos falta, para enfrentar el ajuste, la represión y la entrega de soberanía.