El 16 de junio de 1955, la Aviación Naval y la Fuerza Aérea bombardearon la Plaza de Mayo y la casa de gobierno para intentar asesinar y derrocar a Juan Domingo Perón, presidente constitucional.
El saldo fue más de 300 muertos y cientos de heridos.
Las imágenes del horror persisten en la memoria de uno de los acontecimientos más macabros impulsados por la oligarquía contra un gobierno popular.
Los mismos sectores se impusieron tiempo después y son los mismos que comenzaron la última dictadura fascista en 1976 dejando 30.000 desaparecidxs, torturadxs y exiliados.
Son los mismos que gobernaron con el macrismo y Juntos por el Cambio.
Son los mismos que aprovechan la dura situación del pueblo y la desesperanza para volver al poder como sea.
La memoria se alimenta día a día para fortalecernos y no volver a los oscuros lugares a los que nos arrastraron.