G-20: un foro para negociar la repartija

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Entre el 30 de noviembre y el 1º de diciembre tendrá lugar en Buenos Aires la Cumbre del llamado “G-20”. El Grupo de los 20 es un foro de casi 20 países más los de la Unión Europea, que desde 1999 reúne anualmente a presidentes, jefes de gobierno, gobernadores de bancos centrales y ministros de finanzas. Está constituido por las mayores potencias mundiales -Estados Unidos, Rusia, China, Alemania, Francia, Italia Japón, Reino Unido, Canadá-, más algunos países y organizaciones regionales. Nacido durante la profunda crisis económica mundial de 1997-2003, siempre mantuvo su finalidad básica de ser un foro de los poderosos del mundo con la concurrencia de algunos “invitados”, para dirimir sus rivalidades en forma “ordenada” y con el respaldo de algunos socios menores.

Entre el martes 30/11 y el jueves 1º/12, el yanqui Donald Trump, el chino Xi Jinping, el ruso Vladímir Putin, la alemana Angela Merkel y otros capitostes imperialistas mentirán y negociarán sobre cooperación económica, financiera y política internacional. Más allá de sus reales divergencias y disputas, todos están de acuerdo en imponer a los países del “tercer mundo” las políticas fondomonetaristas de endeudamiento infinito, apertura comercial y financiera, “reformas” laborales y jubilatorias, privatización y extranjerización de recursos y empresas estatales, presupuestos hambreadores y destructivos de las industrias nacionales.

El gobierno macrista en ejercicio de la presidencia del G-20 anunció tres prioridades para este encuentro: “El futuro del trabajo”, “Infraestructura para el desarrollo” y “Un futuro alimentario sostenible”. Pero, en verdad, a nadie se le ocurre pensar que la agenda real surja de la propuesta de un Macri, sino que tiene como centro las negociaciones entre los jefes imperialistas. Este G-20 estará atravesado por la guerra comercial entre EEUU y China particularmente, y probablemente los líderes de la Unión Europea insistan también con sus críticas a las medidas proteccionista de Trump. Otra cuestión de alta tensión sigue siendo también la situación en Medio Oriente. Y veremos qué nuevas propuestas aparecen contra el “populismo” en la región.

Desvelos del macrismo

La temporaria presidencia del G-20 puso en cierta medida a la Argentina en el centro de la escena mundial; pero no por la “foto” que el gobierno prepara desde hace meses, sino por la catástrofe económica y social que viene descerrajando sobre el pueblo y sobre el país. La presidencia anterior fue ejercida por Alemania en Hamburgo, donde se produjeron fuertes protestas contra la cumbre.

Sobre el trasfondo de la brutal crisis económica provocada y agravada sin cesar por las políticas del macrismo, el gobierno de Cambiemos “hace los deberes” para recibir a quienes se creen dueños del planeta. No sólo aprobando el Presupuesto del pacto con el FMI, sino también desplegando su operativo de “seguridad” que incluye proponerle a los habitantes porteños harían bien en irse de la ciudad. Como parte de esta campaña de terror mediático, llegaron a hacer detonar un bolso con un pollo en el Alto Palermo. Y recibieron de buen gusto los sofisticados vehículos de “contrainsurgencia” donados a Macri por China para ésta y futuras represiones. Buscan amedrentar cualquier movilización popular contra esta cumbre.

El macrismo y sus terratenientes y monopolistas amigos intentan que el encuentro internacional les sirva como reafirmación frente a los poderosos del mundo de que el gobierno no caerá por el repudio contra el ajustazo antipopular -como dijo el ministro Dujovne con poses de marioneta-, ni por el asco popular ante el entreguismo proimperialista y el rastrerismo del gobierno argentino ante todos los imperialismos y el FMI. Y quisieran reafirmar también que el gobierno macrista es garantía de “seguridad” y de aplastamiento de la rebeldía social para que los capos imperialistas visitantes den luz verde a sus corporaciones para que reanuden las inversiones y los préstamos, que son el alma del programa oligárquico del macrismo.

Se entiende entonces por qué a la Bullrich le vendría bien que las mayorías populares “se vayan” de la ciudad de Buenos Aires en esos días. Pero más todavía se entiende por qué las mayorías populares de la Argentina repudian este conglomerado de explotadores y opresores que el macrismo recibe en la capital. Y por qué al pueblo argentino le vendría bien que todos los responsables de estas políticas de hambre y entrega se vayan del gobierno… lo antes posible.