Símbolo de la flexibilización laboral
Cuando el presidente Mauricio Macri anunció el veto a la Ley Antidespidos desde la planta de Cresta Roja de Esteban Echeverría, afirmó: “Hoy compartimos la alegría de que esta empresa volvió a abrir sus puertas y miles de trabajadores recuperaron su trabajo. No sólo eso: también está creciendo. En el último mes, desde que abrió, aumentó en un 50 por ciento los empleados y se incorporaron cinco nuevos turnos. La producción está aumentando y la semana que viene comienza la exportación de sus productos, por lo que esperan triplicar la cantidad de trabajadores para fin de año. Más allá del número, esto significa tranquilidad para miles de familias.”
Pero, lejos de ser esta empresa un símbolo de reactivación económica y recuperación de empleos, como pretende Macri, la realidad de miles de trabajadores de la avícola Cresta Roja es muy distinta: ni aumentó el 50% la reincorporación de los trabajadores, ni se abrieron cinco nuevos turnos y aún sigue cerrada la planta de Ezeiza. Detrás de los globos, los trabajadores que fueron reincorporados lo hicieron de forma precarizada: contratos por 90 días, pérdida de antigüedad, reducción del salario en un 30%, altos ritmos de producción con los trabajadores indispensables y trabajo en negro en las granjas.
Lo que Macri no dice es que la mayoría de los trabajadores de la avícola, muchos con más de 20 o 30 años de antigüedad, aún no fueron reincorporados y se encuentran en la calle todavía a la espera de una supuesta reactivación progresiva de la empresa, cobrando un REPRO que cada vez se hace más insuficiente en medio de los tarifazos y la inflación. La mentira del relato macrista no soporta la más simple contrastación con la realidad de los trabajadores.