El Senado aprobó el Presupuesto del fracaso

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“En la Argentina nunca se hizo un ajuste de esta magnitud sin que caiga el Gobierno”. Con esa frase provocadora y soberbia sintetizó el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne la esencia del Presupuesto 2019 aprobado en el Senado. Se muestra con soberbia porque logró aprobar el presupuesto. Pero debieron llegar a este shock ajustador, FMI mediante, porque su propio plan económico fracasó y lo único que pudieron garantizar fue el pago de la deuda externa y las ganancias de la bicicleta financiera, llevando al desastre todo el resto de la economía nacional. En el camino dejaron también sus promesas repetidas una y mil veces de “lo peor ya pasó”, “la luz al final del túnel”, el “gradualismo” y “el segundo semestre” de vaya a saberse qué año.

Pero, aún aprobando este Presupuesto ajustador y entreguista, tampoco le será sencillo al gobierno que le cierren los números que planteó. Pese al fuerte recorte de gastos de $400.000 millones para llegar a déficit primario cero (sin contar el pago de intereses de la deuda), la fuerte recesión –que el gobierno prevé en una caída de 0,5% del PBI, pero que el FMI estima en 1,7%– provocará una reducción en el monto de los ingresos por recaudación de impuestos cuyo componente principal es el IVA.

También puede sufrir variaciones el monto destinado al pago de intereses de la deuda. Según el presupuesto aprobado, la Deuda Pública llegará a 315.698 millones de dólares hacia fin de año. Durante el año prevén financiar 38.900 millones de dólares (en parte con el préstamo del FMI) y el pago de intereses llegará a 596.000 millones de pesos: que constituye el 14,28 % del gasto y es el único rubro que aumentará más que la inflación. Pero esto es con un dólar previsto a $40,5. Si la devaluación es mayor, la deuda en dólares se comerá un porcentaje mayor del presupuesto.

Otro supuesto casi imposible será el superávit del comercio internacional de 4.500 millones de dólares. Esto presupone un equilibrio de la balanza comercial en el segundo semestre de este año. Y estima un crecimiento de exportaciones que se contradice con la debacle industrial que el mismo gobierno ha provocado. En la política de Cambiemos el tipo de cambio es una frazada corta que se tironea entre impulsar la inflación y agravar el déficit por el pago de intereses de la deuda, por un lado, o impulsar el déficit de la balanza comercial, por el otro. Según el propio Indec, en 2017 el déficit comercial fue de 15.434 millones de dólares; y de 9.608 millones sólo en el primer semestre de este año.

En realidad, el préstamo del FMI –que ascendería a 56.500 millones de dólares– le permitió al gobierno no desbarrancarse antes de 2019. Pero aún queda un año antes de la elección que Macri pretende reelegirse.

En el Senado, lograron sumar para este nefasto Presupuesto a Miguel Pichetto y algunos gobernadores. Pichetto insistió que lo peor sería el default. Con ese argumento podría votar cualquier cosa. Pero perdió algunos jugadores de su bloque en el camino, como los senadores de Tucumán. Cambiemos hizo algunas concesiones para aceitar el acuerdo con gobernadores, como un fondo de 6.500 millones de pesos para compensar el traspaso de subsidios del transporte de pasajeros y otras cuestiones puntuales como la promoción a petroleros en Tierra del Fuego. Pequeñas concesiones para sostener el brutal ajuste en general.

Pero tampoco Vidal la tendrá fácil. La provincia de Buenos Aires, por su parte, sufrirá un recorte estimado de $8.500 millones entre provincia y municipios por la eliminación del Fondo Sojero. Y para la Ciudad de Buenos Aires, también llega el recorte. Serán $6.000 millones, entre la eliminación del Fondo Sojero, el traspaso de subsidios de Transporte ($4.100 millones), de electricidad ($700 millones) y la tarifa social de agua ($380 millones).

La aprobación del Presupuesto 2019 fue un capítulo más en la batalla contra el acuerdo de Macri y el FMI. Cuestión que atraviesa toda la política y tendrá un momento decisivo en las elecciones 2019, si la situación no se desmadra antes.