La deuda pública neta (con privados extranjeros o nacionales) en 2015 representaba el 22,5% del PBI. En 2017 ya había subido a un 29,4%. Y al finalizar este año representará un 54% del PBI. Y los intereses netos de la deuda, que representaban el 5,5% del gasto público en 2015, pasarán a un 16,0% propuesto para el 2019.
Los números no cierran para la economía argentina. El plan financiero presentado en el Presupuesto 2019 establece un financiamiento de 22.800 millones dólares del FMI y 4.600 millones de otros organismos internacionales. Además, esperan refinanciar el 60% de las Letes. Así, contabilizando endeudamiento e ingresos corrientes, esperan poder cubrir el pago de deuda en capital e intereses, que trepará a unos 41.800 millones de dólares para 2018. Pero este cálculo presupone que no se requerirán dólares para cubrir ni déficit del comercio exterior ni la fuga de capitales (por remisión de utilidades o formación de activos en el exterior).
El gobierno apuesta a que, tras haber tenido valores récord de déficit comercial, de un año para el otro la devaluación logre recuperar el superávit comercial, por medio de la reducción del salario argentino en dólares. Por eso el ministro de Producción y Trabajo Dante Sica llama a “dejar atrás la mirada hacia el mercado interno”.
Por otra parte, la fuga de capitales ronda los 19 mil millones de dólares anuales durante el gobierno de Macri. El número más bajo fue de 10 mil millones con el blanqueo de 2016. Con tasas de Leliq y otros bonos que llegan al 74% de interés anual, no tiene lógica pensar que la fuga se reduzca mágicamente a cero.
Para tomar una idea del renovado “optimismo” macrista, según el Presupuesto 2019 serían necesarios para este año unos 20.400 millones de dólares para cubrir el déficit de la Cuenta Corriente (que es la suma de las balanzas comercial, de utilidades empresas extranjeras y de pago de intereses). Sin embargo, sólo en el primer semestre este déficit trepó a los 18.231 millones de dólares según el Indec. No tiene lógica pensar que será de 2.200 millones en el segundo semestre del año.
Además de todo esto, el pago de intereses de deuda se realizará en dólares que fueron incluidos en el presupuesto en pesos y calculados con un dólar subestimado a $40. Por lo tanto, lo más probable es que se consuman un porcentaje del presupuesto aún mayor que el planteado.
Con estos números dibujados, el gobierno sabe que la posibilidad de una crisis en la capacidad de pago de la deuda no está descartada. Entonces por eso incluyeron en el proyecto de Ley de Presupuesto la habilitación para negociar una reestructuración de deuda sin pasar por el Congreso. Aún en los dibujos del gobierno, lo que madura es la cesación de pagos de la deuda externa.