Masivo repudio al presupuesto del ajuste y la entrega

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El marco del tratamiento del Presupuesto 2019 es sobre la base de los datos de una economía alarmante, que es la causante de fondo de la inestabilidad política. La inflación de septiembre se disparó a un 6,7% y acumuló un alza del 40,4% en los últimos doce meses con una proyección a diciembre superior al 50%. La inflación mayorista llegó a 16,4% por lo que la inflación de 2018 será la más alta desde 1991 cuando se estaba saliendo de la hiperinflación. Las tasas para mantener el dólar llegan al 73% lo que grafica la imagen de una economía paralizada. “Estanflación”: estancamiento (recesión) con inflación.

La industria bajó 8,7% en septiembre respecto del mismo mes del 2017. Nueve de cada diez ramas de actividad mostraron caída en ese mes. El mayor retroceso se produjo en la producción automotriz, de químicos y plásticos, de la actividad del complejo metalmecánico y el proceso de petróleo.

La Canasta Básica Total (CBT), que define el nivel de pobreza, se ubicó en septiembre último en 22.558 pesos, aumentó 8,1% respecto de agosto y acumuló un alza del 46% en los últimos doce meses, según el INDEC. La Canasta Básica Alimentaria, que determina si una familia es indigente, tuvo un costo en septiembre de $9.060 y registró un aumento del 8,5% contra agosto y del 43,1% en la variación interanual, según las cifras oficiales.

Junto con esto, se profundiza el ajuste del gasto público en el Presupuesto 2019, que tiene tres pilares fundamentales: el recorte de la obra pública (los llamados «gastos de capital» representarán el año próximo apenas 5,8% del gasto total, 2 puntos menos que este año y muy por debajo del 9,2% de 2016); la poda de los subsidios económicos (energía y transporte) y la licuación de gastos corrientes y transferencias a provincias que el año próximo insumirán el 11,4% del gasto frente al 14,1% en 2016.

Pero lo más grave es que los recortes que se proponen en el Presupuesto 2019 tienen el antecedente inmediato en la reducción del déficit que ya se está llevando adelante con la obra pública que en lo que va del año sufrió un ajuste feroz en términos nominales, donde, según los datos oficiales, cayó 13,1%. Así este año se ejecutaron unos $ 21.000 millones menos que en igual período del año pasado. En términos reales –contemplada la inflación– implica un ajuste de la obra pública del orden del 50%. En particular, el ajuste en la construcción de «Viviendas» representó una caída del 43,8% (unos $ 11.500 millones menos); en «Transporte» –obras viales– significó una reducción del 18% (unos $ 8000 millones menos); y en «Agua y Alcantarillado» el recorte fue de 16% (unos $ 2.500 millones menos).

Y para ponerle un moño a la dramática situación, el FMI dio a conocer en su “World Economic Outlook” (Perspectivas de la Economía Mundial), dado a conocer esta semana como parte de la cumbre anual del organismo, que rebajó las proyecciones de la evolución de la economía argentina: ahora prevé una caída del PBI de 2,6% en 2018, y de 1,6% en 2019. Esto significa que exige un ajuste fiscal adicional de unos 60.000 millones de pesos superior al previsto hasta ahora por el gobierno para el año 2019, que asciende entre Nación y provincias a $ 500.000 millones. Este proyecto no pasa sin mayor división y represión la lucha como se mostró en el Congreso el 24 de octubre.

Presupuesto y política

El Ejecutivo necesitó para la aprobación del presupuesto otorgar mayores concesiones, en particular al transporte, que exigían las provincias. Al respecto se creó un fondo de 6.400 millones de pesos y se amplió un poco las partidas para varios ministerios y secretarias. Pero nada que vaya a cambiar el contenido de fondo de lo acordado con el FMI.

Para el quórum el Ejecutivo aprovechó la división del PJ y sumó al llamado “Peronismo Federal” orientado por el senador Pichetto. Y, sorpresivamente, los diputados por San Luis orientados por Adolfo Rodríguez Saá, más cercano al gobierno. El gobernador de esa provincia, Alberto Rodríguez Saá, hizo público su repudio a tal decisión. También los diputados santiagueños del Frente Cívico orientado por el gobernador Gerardo Zamora dieron el quórum.

Estas posturas no son coyunturales y obedecen a los cambios que se vienen registrando en los reagrupamientos de quienes ya se presentan como una “oposición sensata” dentro del peronismo expresada en la foto de “los cuatro” (Schiaretti, Massa, Urtubey y Pichetto) con un claro objetivo en liderar el reagrupamiento peronista sin el kirchnerismo como recambio electoral. Pero gran parte del futuro de ese proyecto está puesto en el escándalo de los “cuadernos de la corrupción K”, llevado adelante por el juez Bonadío con el objetivo de sacar de la cancha a CFK y condicionar al propio Macri (con su empresa y su primo involucrados en las coimas). Pero la crisis económica en la población predomina por sobre “los cuadernos”; y CFK no sólo no baja en las encuestas, sino que sube.

El reagrupamiento de “los cuatro” ya se mostró dividido en la convocatoria del pasado 17 de octubre que hizo el gobernador Manzur en Tucumán, quien sostiene una unidad del peronismo sin la candidatura de CFK pero con el kirchnerismo adentro. También se evidenció dividido alrededor del quórum y la votación del Presupuesto 2019: el bloque del PJ Federal y los diputados por Córdoba y Salta en su mayoría aportó quórum, pero no así el Frente Renovador.

El frente opositor y los sectores antiimperialistas

Los reagrupamientos opositores se van acomodando de manera dinámica. El diputado Felipe Solá encabezó la ruptura del Frente Renovador (FR) de Sergio Massa con cuatro miembros más, entre ellos Facundo Moyano, y armaron un interbloque con Victoria Donda (ex Libres del Sur) y los diputados/as del Movimiento Evita. Solá, en las últimas semanas –y sobre todo luego de la misa en Luján por “Paz, Paz y Trabajo” organizada por el SMATA, Camioneros y la Iglesia– se muestra como un candidato presidencial “no K” capaz de unir a sectores no kirchneristas del peronismo con kirchneristas. Habrá que ver si ese plan aguanta una candidatura de CFK para enfrentarla en una interna o se tejen acuerdos. Ese frente opositor cuenta con una cantidad de gremios como Camioneros y SMATA junto a intendentes y la dirección del PJ nacional y de la Provincia de Buenos Aires.

Por otro lado, también hacen acuerdos frentistas y de nuevas alianzas partidarias dirigentes de sectores vinculados a organizaciones sociales y políticas que confluirán desde espacios propios apoyando una eventual candidatura de CFK en las PASO.

Desde el CR venimos impulsando la más amplia unidad en la lucha para derrotar la política de Macri y sus aliados con el FMI. Lo hacemos desde los reagrupamientos y organismos de masas en los que participamos. Por eso valoramos la coordinación de las dos CTA’s junto a otros gremios como Camioneros y la Corriente Federal de Trabajadores, el Movimiento Multisectorial 21F y organizaciones sociales que vienen empujando la lucha y llevaron adelante el paro de 36hs.

También al calor de esto, va calando la necesidad de la unidad en las elecciones para impedir la continuidad de esta política. Desde el CR trabajamos para una gran confluencia desde un programa e instrumentos propios como el NMPL (Nuevo Movimiento Popular para la Liberación) del que lanzaremos asambleas constitutivas en todo el país poniendo en debate los fundamentos y el programa de 15 puntos mientras establecemos conversaciones con fuerzas aliadas.

Vemos la necesidad de este instrumento justamente porque desde esa amplia unidad tiene una premisa de derrotar esta política y conlleva acuerdos con sectores y corrientes del kirchnerismo que ya gobernaron, por lo que es necesario que los sectores antiimperialista y democráticos seamos un factor aglutinante de los que promovemos la necesidad del pueblo en las calles antes, durante y después de las elecciones para ir a fondo en el programa de medidas inmediatas y luchar por las medidas de fondo en el camino de la liberación nacional y social.