El escenario político y social está marcado por una importante precariedad, en primer lugar, porque el plan económico ha entrado en un espiral de crisis, reflejada en la falta de dólares y el rebote de la inflación que parece haber tocado un piso y se espera que suba nuevamente, mientras se dibuja el “déficit cero” con la deuda a los proveedores del estado, a quienes no se les paga desde abril y se les ofrece papelitos (bonos).
Esta precariedad también está marcada por la situación del pueblo, que empieza a cerrar las expectativas de que el plan funcione, mientras sufre un ajuste brutal, el más importante en los últimos 70 años como se jactaba el presidente. La pobreza superó el 54,5% de la población mientras que la imagen del gobierno cayó al 38%.
En segundo lugar, la aprobación de la Ley Bases, si bien constituye un claro salto en una política colonial de sometimiento para captar dólares y enajenar como objetivo único del gobierno las riquezas comunes del país, no tuvo la respuesta esperada por el ejecutivo de los mercados y los inversores internacionales. Cayó la bolsa, las acciones internacionales y creció el riesgo país, alejando la posibilidad de algún salvavidas de dólares. “Se puede engañar a algunos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos, todo el tiempo…” y ese dicho lo saben bien no solo los que lo votaron, sino también aquellos que detentan el poder adentro y fuera del país.
Los pases que anunciaron desde el ministerio de economía, solo cambian de bolsillo el déficit interno, pero la realidad indica que la economía se hunde y la recaudación cayó un 14% en el ultimo mes.
El FMI no prestará dólares, y los dólares del acampo están esperando la devaluación que el gobierno se encarga de rechazar permanentemente.
La situación social se va agravando, donde ya la baja de la inflación no seduce tanto como los primeros meses, ya que la caída del consumo es mayor en estos 6 meses que los dos mandatos del gobierno del PRO y FDT. A la recesión se le suman el nuevo salto con los despidos masivos.
El gobierno busca aprovechar el envión que le dieron con la Ley Bases, aunque no es lo que mandaron, pero trata de no perder la iniciativa y ahora va por el “pacto de mayo” abrochando a la mayoría de los gobernadores que también le sacaran provecho al RIGI, por eso lo mandaron a votar. Quedaran afuera de ese pacto 6 gobernadores, nada despreciable teniendo en cuenta la gran presión y chantajes a lo que se someten.
Estos datos de precariedad político-social y “cono de sombra” que ha entrado el gobierno, debe dar impulso para el avance de las luchas en defensa de la fuente de trabajo, contra el hambre y la represión, sin descuidar lo peligroso que se transforma cuando los resultados no son los esperados y sabiendo que los dueños del poder apuestan, por ahora, a que el gobierno pueda avanzar en su política que los favorece hasta lo mas lejos que pueda llegar, mientras negocian y preparan un recambio.
Atendiendo esto, es importante no subestimar que todavía hay una franja importante que lo apoya, pero la precariedad e incertidumbre pueden aportar a buscar las formas de neutralizar a una parte que todavía espera un “rebote” en la economía.
El trabajo político en los territorios es importante porque ese 38% (aproximado) está compuesto en gran parte por el núcleo duro que apoya al gobierno. Pero el sector que lo va abandonado, no encuentra un cauce donde sentirse contenido y frente a la falta de certezas en el campo popular, sin recambios y con viejos vicios, pueden “volver al redil” frente a una crisis política o un leve repunte de la economía.
La inestabilidad y el rumbo de la economía trae crisis en el gobierno y nuevos reagrupamientos en la derecha como evidencia la ruptura del PRO y quizás, un nuevo interbloque entre los ex Pro y la LLA en el Congreso.
Avance y freno de la ultra derecha
La realidad nacional e internacional muestra un avance de los valores de la derecha y ultra derecha frente a la desesperanza que dejan las políticas tibias, conciliadoras pro monopolistas o no, pero que no cambian y hasta agravan la situación de los pueblos con hambre, precarización, guerras o destrucción de los ecosistemas.
En la región lo vivimos en Bolivia con políticas que no van a fondo, o colaboran con los intereses imperialistas, que generan inestabilidad y vuelta de los intentos golpistas que advierten de la crueldad que están dispuestos a desplegar para quedarse con el litio, el gas y áreas de influencia.
El despreció de Milei y su gobierno al Mercosur y a nuestro principal socio en la región, Brasil, mientras asistía a un conclave de la ultra derecha vernácula encabezada por Jair Bolsonaro, constituye un plan orquestado desde Washington para destruir políticas que operan como barreras, débiles, pero barreras a su política de saqueo. El silencio del gobierno nacional frente al anuncio de la corona británica de extraer cinco millones de petróleo en la cuenca de Malvinas, muestra el grado de subordinación.
El avance de Donal Trump en el proceso electoral en EEUU, sobre Joe Biden envalentona a estas expresiones de la ultra derecha fascista en la región.
Las elecciones en Francia y Gran Bretaña muestra por un lado el avance de la ultraderecha, pero también los frenos. En el Reino Unido con el Partido Laborista, con viejas políticas proimperialistas, pero acudiendo a la defensa de derechos básicos en el terreno de género y de la ola inmigratoria y frente a propuestas ultra derechistas que no reparan en la crisis económica y del sistema de salud, mientras sumerge al país en la guerra en Ucrania, paga con la derrota y el gobierno.
En Francia, también sumergida en la crisis económica donde siempre emerge el odio hacia los inmigrantes, “aquellos que por dos euros nos quitan el trabajo” como graficaba un obrero francés su voto a la derechista Le Pen. Francia también paga la aventura a la fue arrastrada por la OTAN en Ucrania. El rebote de los levantamientos populares del año pasado, llegando a huelgas generales contra la reforma en las pensiones del gobierno de Macron, que tuvieron el sello de la brutal represión y racismo con saldo de heridos y hasta un joven argelino asesinado por el disparo policial.
Luchas donde se fue montando la ultra derecha que aprovechó y estimuló la revuelta, al igual que el rechazo a la guerra de una parte de esas corrientes fascistas que apoyan a Putin en la contienda con Ucrania.
Pero el triunfo en la primera vuelta, en las elecciones parlamentarias encendió todas las alarmas, con un golpe al partido de Macrón que lo dejaron fuera de la segunda vuelta, con un lejos 22% frente al 33% de Le Pen y 28,5% del Frente Popular, un amplio frente popular donde cohabitan muchos sectores de izquierda y la centro izquierda que también se fue fogoneando en las luchas antes mencionadas.
Por primera vez confronta directamente un Frente Popular con la ultra derecha. El resultado pudo captar a votos de centro, mostrando que, para derrotar a los fascistas, no se puede acudir a otras opciones de derecha o centro derecha en una Europa sumergida en la crisis y en la pre guerra que la tendrá nuevamente en el centro de una de las catástrofes históricas del sistema capitalista pero ahora con consecuencias inimaginables en la era de la guerra nuclear.
El avance las posiciones independientes, antimperialistas y revolucionarias son una necesidad a la hora de salvar la vida de los pueblos que son aplastados sin misericordia como muestra la bota del fascismo con el extermino en la Franja de Gaza o en regiones de Medio Oriente.
La derecha guerrerista busca arrastrar a todos a sus aventuras de desenfreno y sangre, así podemos ver a las expresiones vernáculas sumisas y arrastradas a los pies de los “pintores de brocha gorda” que dirigen los principales Estados mundiales.
¡La construcción del Frente Único Antifascista es una necesidad vital de la hora!
La opocición y el campo popular
El peronismo busca reagruparse, pero transita una crisis histórica, sin precedentes donde no hay vértice que ordene nada. Esto lo aprovechan sectores de la derecha peronista para imponer un reagrupamiento que lleve de arrastre al resto. Aquí tallan los gobernadores y sectores como Pichetto, Moreno, Schiaretti o Massa, entre otros.
Es sectores también se hacen eco de los avances de la derecha, donde se mezclan derecha y centro derecha estatistas y hasta algún sector de centro, pero con la premisa de la no vuelta del populismo. Junto con otros sectores no peronistas, trabajan para un “plan B” que abarca, frente a una crisis política, el recambio a través de una Asamblea Legislativa y adelanto de elecciones si fuese necesario.
Axel Kicillof expresa en términos generales y heterogéneos a los sectores populares, “transversales” en el reagrupamiento, pero también es verdad que no tiene fuerza propia importante por lo que se siente el peso de los intendentes del conurbano a la hora de las definiciones.
Las tareas dentro del campo popular son muy importantes, las condiciones objetivas van mostrando una situación de aguda confrontación social y resistencia como muestra la lucha de los estatales, docentes y gremios que resisten el impuesto al salario y la flexibilización laboral. Pero esta realidad choca con el vacío e inestabilidad en el terreno subjetivo, por eso las tareas de la hora se resumen en empujar la lucha y dar certezas en la construcción en los territorios, para abordar los debates y superar una realidad de profunda crisis, donde se va imponiendo el individualismo y el “sálvese quien pueda”, frente a la “motosierra que viene por todo”.
Frente a esta realidad, es necesario la audacia y la convicción de las fuerzas y reagrupamientos antiimperialistas, democráticos y revolucionarios para llenar de iniciativas en los territorios, (donde habitan, trabajan y luchan los sectores populares), que nos permitan avanzar con iniciativas como la que impusieron los docentes del SUTEF en Tierra del Fuego, sobre el Plan de Desendeudamiento para Docentes de Tierra del Fuego que podría implementarse en el mes de agosto. Las “100 ollas contra el hambre” organizada por decenas de organizaciones sociales en Córdoba, las jornadas solidarias del Centro Vecinal del B° Alberdi de la Ciudad de Córdoba, el banderazo este 9 de julio en Plaza de Mayo organizado por el Movimiento que integramos de “Patria de Iguales”, entre otras iniciativas donde los actores sean aquellos procesos de masas que habitan los territorios, con el firme objetivo de hacer protagonistas a las organizaciones naturales de los vecinos y vecinas para el autogobierno de los territorios. Donde se impone construir certezas y no esperarlas de algún candidato/ta.
Donde las juntas vecinales pueden ser verdaderos destacamentos donde se expresen las fuerzas vivas de esos territorios, donde se imponga un programa integral y una profunda democracia con rendición de cuentas controlada por los vecinos.
Nuestro plan debe centrarse en empujar la lucha de las masas para terminar con esta política y este gobierno, y garantizar procesos donde sean referencias para desplegar una línea revolucionaria y crecer en el corazón de cientos que hacen su experiencia de lucha y construcción de poder.