Foto: con grandes pancartas de Marx y de Lenin celebran en Sri Lanka la VICTORIA ELECTORAL del candidato marxista Anura Kumara Dissanayake que arrasó con el 56 % de los votos en unas elecciones de 38 candidatos más, incluido el actual presidente.
El líder del partido comunista Frente de Liberación Popular de Sri Lanka, Anura Kumara, tomó posesión este lunes como nuevo presidente del país tras ganar las elecciones el 21 de septiembre. Entre las promesas electorales de Kumara, destacan las de realizar reformas profundas, dar combate a la corrupción y mejorar la situación económica y la calidad de vida de sus compatriotas.
Sri Lanka eligió el 21 de septiembre pasado a su primer presidente de izquierdas. Anura Kumara Dissanayake obtuvo el 42% de los votos emitidos, en la primera prueba de opinión pública desde que el Estado isleño de veintidós millones de habitantes entró en bancarrota en 2022.(jacobinlat.com, Oct./24)
Más de un año después de las protestas que sacudieron a Sri Lanka, la nación del sur de Asia ha elegido a un nuevo líder en un esfuerzo por recuperarse de su peor crisis económica y la agitación política resultante.(euronews.com; 23/09/2024)
Las imágenes que llegan desde Sri Lanka no dejan de ser emotivas: las marchas de festejo por la victoria del FLP (Frente de Liberación Popular), se realizan con gigantografías de Marx, Lenin y Engels, acompañadas por multitudes de banderas rojas con la hoz y el martillo. No faltan los retratos de Rohana Wijeweera, conocido como el Che Guevara de Sri Lanka -entre otras cosas, porque adoptó la estética del épico guerrillero argentino: boina negra con estrella, barba y pelo ligeramente largo-, líder histórico del FLP.(comunistascuba.org; 24/09/24)
Kumara Dissanayake ha tomado posesión como presidente de Sri Lanka, después de imponerse claramente a los candidatos del centroizquierda, Sajith Premadasa, y del centroderecha, Ranil Wickremesinghe, el presidente saliente.
Más de un año después de las protestas que sacudieron a Sri Lanka Kumara Dissanayake ha canalizado las ansias de cambio y el rechazo a las élites bipartidistas tradicionales, cuyas corruptas y entreguistas políticas de ajuste condujeron a la isla asiática a un colapso económico en 2022, y a un masivo levantamiento popular como respuesta. Aquel año, decenas de miles de manifestantes rodearon y asaltaron la residencia presidencial de Colombo, obligando al entonces presidente Gotabaya Rajapaksa a escapar del país.(deverdaddigital.com; 03/10/24)
Sri Lanka logró su independencia el 4 de febrero de 1948, luego de que el Imperio Británico quedara muy debilitado tras la segunda guerra mundial, y los ingleses se retiraran de India y de todo el sur de Asia. Sin embargo, el primer gobierno independiente estuvo todavía dominado por la élite esrilanquesa de habla inglesa, que se había constituido en una burguesía que logró prosperar por el comercio con Europa.
Luego de que otros sectores sociales -como la pequeña burguesía y los campesinos- se organizaran políticamente y derrotaran en 1956 a aquella élite, procedieron a efectuar una serie de reformas sociales, pero también modificaron la cultura al establecer el singalés como el idioma oficial. El efecto de esa reforma lingüística fue rebelar a la minoría de los Tamiles, que representa el 25% de la población, por lo que comenzó una larga guerra civil de décadas.
El nuevo presidente es líder de un partido marxista llamado Janatha Vimukthi Peramuna (JVC) que significa “Frente Popular de Liberación”.
El partido fue fundado en 1965, tomando por base la experiencia de la Revolución Cubana y las ideas del comandante Ernesto Che Guevara. Luego de un período de seis años de trabajo en las comunidades campesinas, en abril de 1971, intentó la JVC tomar el poder por la vía armada, pero fue derrotada.
En la década de los ochenta del siglo veinte, vencidas las guerrillas comunistas, se instauró un gobierno de derecha con el apoyo político y militar de India. Se restituyó el idioma tamil y el inglés, y el régimen trató de resolver la cuestión tamil otorgando autonomía a esa nación. Pero la estabilidad sólo duró mientras el ejército hindú se mantenía en Sri Lanka; una vez que se retiró en 1990, comenzó nuevamente la guerra civil en el norte y el este de la isla, que pretendían convertirse en el país Tamil.
La última década estuvo marcada por el intento de establecer un modelo neoliberal en la isla, acordando el “Partido de la Libertad” y el “Partido Nacional Unido”, con el Fondo Monetario Internacional (FMI), un duro programa de ajuste que aplicaron varios gobiernos liberales y el último conservador, del presidente Ranil Wickremesinghe, que precedió al triunfo de la izquierda.(deraiz.media; 24/09/24)
Rebelión popular y salida por izquierda.
El terremoto político del mes pasado no puede entenderse sin recordar el movimiento popular (janathaaragalaya, «lucha del pueblo» en cingalés) de 2022. Durante la primera mitad de ese año, que alcanzó su punto álgido entre principios de abril y principios de julio, muchos cientos de miles de personas salieron a la calle, ya fuera en acciones vecinales auto organizadas o en protestas a gran escala en Colombo, sin un liderazgo unificado ni demandas coherentes más allá de pedir la dimisión del presidente y una forma poco clara de «cambio de sistema».
A principios de ese año, en una crisis de combustión lenta que empezó a humear durante la pandemia del COVID-19, las reservas de divisas tocaron fondo, agotadas por los reembolsos de la deuda soberana, la defensa de la caída en picado de la rupia y los menguantes ingresos públicos. Incapaz de pagar las importaciones de combustible, alimentos y suministros farmacéuticos, el país simplemente dejó de funcionar.
Hubo racionamiento de la energía para viajes y consumo doméstico; las escuelas y las pequeñas empresas cerraron; escasearon los medicamentos esenciales; los consumibles básicos no estaban disponibles o, de repente, eran mucho más caros. A partir de abril, los acreedores extranjeros sabían que Sri Lanka dejaría de pagar los miles de millones de dólares de deuda que vencían ese año, y el gobierno corrió a Washington, DC, para obtener un rescate del prestamista de última instancia.
Durante el movimiento de protesta, el objetivo era sobre todo destituir al presidente en funciones, Gotabaya Rajapaksa, y al amplio clan Rajapaksa instalado en el gobierno y la política nacional, incluido su hermano mayor, el expresidente Mahinda Rajapaksa. Otros objetivos eran los miembros de la Asamblea Legislativa, a los que los manifestantes pretendían sustituir en unas elecciones anticipadas por nuevos representantes del pueblo.
Sin embargo, una vez que Rajapaksa y los miembros de su familia fueron expulsados del gobierno, Ranil Wickremesinghe, líder histórico de la derecha neoliberal, maniobró para acceder a la presidencia. Wickremesinghe se resistió a las peticiones de que se disolviera el parlamento y se reconstituyera de nuevo. Violó los derechos humanos y la Constitución mediante la detención y represión de activistas y el aplazamiento de la elección de los órganos de gobierno local, al tiempo que sometía a los pobres y desvalidos a un programa de austeridad del Fondo Monetario Internacional (FMI), todo ello en aras de la estabilidad (para los poderosos) y la recuperación (para los ricos).
El JVP no desencadenó la revuelta ni la dirigió. Fue una entre varias corrientes en aquel momento. Sin embargo, su narrativa y su mensaje se convirtieron en el sentido común de un amorfo movimiento multiclasista cargado de una conciencia de clase media.
Excepcionalmente entre los partidos parlamentarios de Sri Lanka, los representantes del JVP tienen fama de estar libres de criminalidad y de comportamientos abusivos en su vida pública y privada, como miembros disciplinados de una organización moral. Durante y después de la revuelta de 2022, sectores cada vez más amplios de la sociedad, mucho más allá de la circunscripción social y étnica tradicional del partido-alianza, empezaron a verlo como una alternativa ética a la clase política tradicional, y como un agente de cambio sistémico.(jacobinlat.com, Oct./24)
El plan del JVP
El manifiesto del PPN (Poder Popular Nacional, coalición que conforma con el JVP), se aparta de los principios del fundamentalismo de mercado al subrayar la importancia de la producción industrial y agrícola nacional y la necesidad de que el Estado apoye a las industrias y los agricultores. Reclama créditos en condiciones favorables para las pequeñas y medianas empresas, y alivio de los préstamos de micro financiación tomados por mujeres a tipos de interés usurarios.
La alianza se opone a la privatización de las empresas estatales y promete aumentar las transferencias de efectivo a los pobres y eliminar los impuestos indirectos sobre los alimentos esenciales, los medicamentos y los productos industriales locales. También se compromete a realizar una auditoría de la deuda externa de Sri Lanka para determinar qué parte de ella es odiosa e ilegítima.
En materia de derechos humanos y reformas políticas, el PPN promete abolir la draconiana Ley de Prevención del Terrorismo, respetar los derechos de los trabajadores y promover la negociación colectiva. También quiere introducir una nueva Constitución que suprima los poderes ejecutivos del Presidente y devuelva la autoridad a las regiones, incluidos el norte y el este, de mayoría tamil.
“Nuestro país necesita apoyo internacional. Esperamos que, independientemente de las divisiones que haya en la comunidad internacional, obtengamos el mejor trato. No dudaremos en tomar decisiones para lograrlo”, ha dicho Dissanayake durante la toma de posesión. Sus seguidores sostenían carteles con su imagen y banderas de Sri Lanka mientras coreaban: “AKD”, acrónimo del recién nombrado jefe de Estado y como se le conoce. “Estoy muy feliz. Trabajamos muy duro por esta victoria”, ha dicho a Reuters una simpatizante. En anteriores comicios, en 2019 y en 2022, la coalición presidencial obtuvo el 3,16% y el 1,37% de los votos, respectivamente. “Por primera vez, los pobres tenemos a alguien que nos defienda”, ha agregado.(elpais.com; 23/09/24)
Las crisis cíclicas del capitalismo global y las atrocidades cometidas por los estados imperialistas, empujan desde abajo cambios que se materialicen en gobiernos que defiendan los intereses de los pueblos. Así Sri Lanka dio un enorme paso hacia la victoria siendo coherente en sus acciones a través de los años, siempre en las calles y del lado del pueblo luchando en sus diversas formas, incluida la lucha armada, pero nunca renunciando a la construcción política para acceder a las masas golpeadas por tantos años de corrupción y entrega.
Una oportunidad se abre para los oprimidos de Sri Lanka, los pueblos del mundo y los comunistas esperamos con mucha esperanza que el gobierno de Anura Kumara tenga el éxito que merece el pueblo y que las políticas del gobierno represente verdaderamente el cambio que produjo la rebelión que lo llevó al gobierno.
Nicolas Weichafe
20/10/24