MCL Montecarlo, Misiones Argentina
Rechazamos el desalojo que pretende ser ejecutado por EL JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL Y COMERCIAL N°1 Expediente 112356/2016 en las tierras de los compañeros del Movimiento Campesino Liberación.
En una estrategia cómplice del poder: económico, político y judicial que intentan avasallar el derecho a la tierra de humildes campesinos.
La lucha por la tierra no es solo una cuestión de propiedad, sino de justicia social y derecho a una vida digna en un país donde miles padecen hambre, Donde hoy los datos de la UCA revelan que el 52% de población es pobre y el 15% indigente. Estos campesinos han dedicado su esfuerzo y trabajo para hacer de estas tierras una fuente de alimento y vida, no solo para ellos, sino para nuestras comunidades. Desalojarlos sería un ataque no solo contra sus derechos, sino contra nuestra capacidad de alcanzar la soberanía alimentaria en un contexto donde el acceso a la comida es cada vez más limitado, quitarles la tierra seria como aniquilarlos. La tierra no puede ser un privilegio de pocos, sino un derecho de quienes la hacen productiva para todos. Defender este proyecto es defender el futuro de nuestra alimentación, nuestro trabajo y nuestra dignidad.
El poder debe entender de una vez por toda que cada metro de tierra arrebatado a quienes la hacen productiva es un paso atrás en la lucha por el acceso justo a la comida. No podemos permitir que intereses económicos aplasten el derecho de los campesinos a construir un futuro para todos.
La soberanía alimentaria no es un eslogan vacío, es una necesidad urgente. Los campesinos que hoy defienden la tierra están sembrando la posibilidad de una sociedad más justa, donde el acceso al trabajo y a los alimentos esté en manos del pueblo, no de unos pocos.
Desalojar a quienes han hecho la tierra productiva es un crimen contra la justicia social. No se trata solo de tierras, sino del derecho a trabajar, a alimentar a nuestras familias y a asegurar un futuro donde todos podamos vivir con dignidad y soberanía.
El desalojo de campesinos no solo es un ataque contra ellos, sino contra todos nosotros. Al quitarles la tierra, nos quitan el derecho a decidir cómo y qué comemos, y nos condenan a depender de quienes solo ven la tierra como mercancía.
Cuando la ley favorece a quienes acumulan tierra en lugar de a quienes la trabajan, es nuestra obligación levantarnos y defender el derecho al trabajo, a la tierra y a la comida. La soberanía alimentaria es el camino hacia una sociedad justa, y está en juego ahora. La justicia misionera tiene hoy la posibilidad histórica de reparar años y siglos de despojo, de explotación y de violencia. En nombre del lucro y la ganancia más de 200.000 hectáreas de nuestro territorio es propiedad de una sola empresa. Ningún juez puede hacerse el distraído, ningún gobierno puede mirar para otro lado, ningún diputado del pueblo puede desconocer que el en norte de la provincia esa violencia es sinónimo de despojo, desocupación, éxodo rural, hacinamiento y hambre.
La tierra no es un lujo ni un capricho, es un derecho. Al desalojar a quienes la hacen productiva, nos roban la oportunidad de construir una sociedad más equitativa, donde el trabajo de los campesinos se traduzca en alimentos para todos.
Cada semilla que estos campesinos plantan es un paso hacia la soberanía alimentaria. Desalojarlos es retroceder hacia un sistema que nos esclaviza al hambre y la explotación.
El futuro de nuestra comida no puede estar en manos de quienes ven la tierra solo como una mercancía. Los campesinos que la trabajan están construyendo la soberanía alimentaria que necesitamos para ser libres. Su lucha es nuestra lucha.
La lucha por la tierra es una lucha por el futuro. Sin campesinos, no hay soberanía alimentaria. Sin soberanía alimentaria, no hay justicia social. Defendamos a quienes luchan por un mañana mejor, donde la tierra esté en manos de quienes la cultivan, no de quienes la acaparan.
Cuando un campesino pierde su tierra, no solo se le arrebata su trabajo, sino también su posibilidad de decidir sobre la comida que lleva a la mesa.
Defendamos la tierra, la soberanía alimentaria, defendamos el derecho a trabajar y vivir con dignidad. Defendamos la vida.
Estos principios no son compatibles con la extranjerización del territorio, con la vigencia del extrativismo salvaje, por ello invitamos a todos a defender lo construido por el MCL y el MPL. Porque con esta lucha estaremos definitivamente diciendo: BASTA A QUIENES NOS QUIEREN CONDENAR A VIVIR SIN DERECHOS A PRODUCIR NUESTROS ALIMENTOS Y A UN HABITAT DIGNO.