El presidente de Bolivia, Luis Arce, anunció por Cadena Nacional, transmitida a las 23.50 Hs del 11 de Noviembre, que el Censo se realizará en Octubre de 2024. El anuncio fue en la búsqueda de terminar con el reclamo que, mediante paros y movilizaciones, hace más de 21 días se lleva a cabo en el Partido de Santa Cruz. Estas protestas “han enlutado a la familia boliviana con cuatro muertos, cientos de heridos, una denuncia de violación grupal, agresiones a mujeres y enormes daños a la economía”, según dijo el propio mandatario en su comunicado. El motivo de tal violencia desplegada es, de acuerdo a esos sectores de la oposición, la demora del Censo que debía realizarse en 2020 y que tras la pandemia aún no se efectuó. Estos sectores que encabezan el paro son golpistas, racistas y misóginos quienes ya han protagonizado un golpe de estado –con la complicidad de la OEA en cabeza de Luis Almagro y del entonces presidente argentino Mauricio Macri- contra el gobierno de Evo Morales en el año 2019.
“Nuestro país está siendo amenazado por intentos desestabilizadores llevados a cabo por algunas personas que pretenden interrumpir, una vez más, el orden democrático”, así dio comienzo el presidente de Bolivia el anuncio. “Un acto técnico, como es un censo, en ningún otro país se ha convertido en pretexto político para desestabilizar a un Gobierno y confrontar a la población”, sentenció.
También, como respuesta a este intento desestabilizador, hoy 12 de noviembre, Luis Arce tomó juramento al nuevo Alto Mando Militar de Bolivia manifestado que «El lugar de las Fuerzas Armadas está en el seno de su pueblo y su obligación es defender al Gobierno legítimamente elegido en las urnas y apegarse a la Constitución». Hugo Eduardo Arandia López asumió como máximo responsable del ejército, Gonzalo Víctor Bigabriel Sánchez ocupa ahora el cargo de Jefe de Estado Mayor, Marcelo Zegarra Gutiérrez en la Fuerza Aérea, Juan Arnéz Salvador en la Naval y Juan José Zúñiga en el Ejército.
Días atrás, al cumplirse los dos años de gobierno, y en medio de los conflictos, Arce compareció ante la Asamblea Legislativa Plurinacional a presentar su informe de gestión. Entre los méritos más destacados de este nuevo gobierno del MAS se encuentra que en lo que va del año la inflación acumulada es del 2,5%, una de las más bajas del mundo. Así como también una disminución de 4 puntos porcentuales en deuda externa en relación con el PBI. Estos números son en relación a los del año 2020, donde a causa del gobierno de facto y sus políticas de endeudamiento se llegó al pico más alto de deuda pública de los últimos 15 años.
Finalmente, Arce en su presentación aseguró que “Jamás permitiremos la toma del poder por la fuerza y volver a rifar nuestros recursos naturales”.
Disputas de poder hacia adentro del MAS
Fueron sorpresivas las declaraciones efectuadas por el líder del MAS, y ex presidente, Evo Morales en medio del panorama de tensión boliviano. “Yo no creo que haya golpe de Estado, sino que algún sector del Gobierno está aliado con los golpistas. ¡Por favor! No magnifiquemos la situación lo que quieren es ver cómo desgastan la economía, destrozarnos políticamente. Ese es el afán que tiene la derecha” fue la textual que dejó Morales.
Al respecto, el ex Vicepresidente y también referente del MAS, Álvaro García Linera, explicó en una entrevista este entredicho. “Durante 14 años el liderazgo social (Evo Morales, líder de grandes confederaciones campesinas) era a la vez el líder político estatal, es decir, el Presidente. Poder social y poder estatal estaban fusionados en una sola persona. A partir de 2019, esto se escinde: por una parte está el líder social, Evo Morales; y por otra parte está el líder político, que es el Presidente. Aunque ambos son parte de la misma coalición social y ambos comparten el mismo horizonte de expectativas de transformación, cómo coordinar estos dos liderazgos ahora se vuelve complejo”.
Se especula con que Morales le dispute la candidatura a Arce para las presidenciales de 2025. Esta disputa, con una derecha agazapada a la espera de crujidos en el Gobierno y su consecuente debilitamiento, podría traer consecuencias graves si no se salda de manera acertada.
Latinoamérica, gobiernos populares y derechas afianzadas
Las victorias de Gobiernos populares en la gran mayoría de los países de nuestro continente, con la reciente victoria de Lula aún resonando, no tapan la realidad que se encuentra en el otro lado de la moneda: derechas afianzadas y con capacidad de movilización, nutridas de marcadas inclinaciones golpistas y fascistas.
El gobierno boliviano, a pesar del bienestar económico logrado por políticas de fondo tomadas durante los mandatos de Evo Morales que lograron dar soberanía al país –donde Arce participó como Ministro de Economía-, no logra escapar de esta regla que hoy rige en la región, y sigue teniendo enfrente a un sector golpista que vuelve a lanzar el globo de ensayo de un movimiento desestabilizador. Al momento de cierre de esta nota, las intenciones de la derecha boliviana no tienen margen de materialización ya que el conflicto se encuentra aislado principalmente en la Ciudad de Santa Cruz. Es decir, no están dadas las condiciones para que suceda un desborde institucional como el de 2019. Pero eso no significa que el problema esté resuelto, si no que está momentáneamente neutralizado. Por eso, si no se vuelven a tomar medidas que ataquen el problema de raíz, los intentos desestabilizadores, junto a la muerte, persecución y exilio de líderes y lideresas populares, volverán. Es necesaria la unidad del pueblo empoderado sobre bases que profundicen los cambios estructurales y el aprendizaje de los dolorosos acontecimientos del pasado reciente que implican la preparación del gran activo popular en todas sus instancias para ahogar los intentos desestabilizadores en cualquier terreno.