Lucha de clases en Perú

Aportes a un debate necesario

¿Se abre un nuevo período en la región?

En la región se desarrolla un periodo político dual, donde la derecha controla los recursos económicos y ha avanzado sobremanera, pero se ha hecho también mas fuerte y se muestra mas reaccionaria y fascista en el terreno político. En Perú se produce un golpe de Estado al gobierno de Pedro Castillo luego de aislarlo y diezmarlo, imponiéndose el gobierno de facto de Dina Boluarte que asesina a sangre y fuego a los que se oponen en las calles con mas de 65 muertos desde principios de enero. En Brasil a solo una semana de haber asumido el nuevo gobierno democrático de Lula se produce un intento de golpe de estado con apoyo militar y sectores de la sociedad civil. En Colombia intentan asesinar a la vicepresidenta Francia Márquez y en nuestro país le gatillan en la cara dos veces a la vicepresidenta Cristina Kirchner, mientras, lejos de ser un escandalo, se busca proscribirla y la Corte Suprema viola otros poderes pero nada pasa, porque la oposición política de derecha y los medios hegemónicos traban el desarrollo democrático porque “se adueñaron de la Republica”.

Como vemos, no son acontecimientos en el terreno de reivindicaciones económicas, son manifestaciones políticas llevadas a un nivel extremo donde se ponen en juego cuestiones de fondo, mostrando directamente la endeblez del sistema democrático dominante en la región, desgastado una y mil veces por las políticas reaccionarias gobernantes, pero también por ese “progresismo” que practica el derrame, le teme al pueblo y cree en una “libertad de expresión” sin dirección ni reglas, que se propone “gobernar para todos” igualando al oprimido que al opresor en una sociedad dividida en clases en pugna, viendo fracasar promesas apoyadas por el pueblo en la quimera del “conceder a los dueños del poder para que haya armonía y de esa manera fortalecer la democracia” que hoy ven peligrar. ¡Nada mas alejado de la realidad!

Las acciones antidemocráticas antes mencionadas, son muestras cabales de una ruptura de las reglas de juego, del llamado “pacto democrático” por lo menos en nuestro país luego de la dictadura y reforzado con la Reforma de la Constitución de 1994 donde se incorporan los DDHH con rango constitucional por el Pacto de San José de Costa Rica.

Justamente, todo lo que concierne a esta sociedad está marcada por intereses de clases y la superestructura política no escapa a ello. Y en esa compulsa entre las clases encontraremos no solo el dinamismo de una sociedad, sino la voracidad de las clases dominantes, dueñas del poder, en la búsqueda de la máxima ganancia signada no solo por la batalla que entablan hacia las clases a las que oprime, sino en un país dependiente y en disputa como el nuestro, a la guerra entre monopolios, bancos y terratenientes.

En determinados periodos esas clases dominantes acuden a sangre y fuego para imponer golpes y dictaduras y así cerrar procesos abiertos. En otros ganan por la vía electoral con expresiones políticas o como con el Macrismo con Ceos de monopolios y terratenientes. El deterioro de las instituciones se da a la par del crecimiento de corrientes políticas poderosas de derecha y aún mas, con expresiones de la ultraderecha o fascistas. Un proceso histórico donde esos sectores de poder nunca dejaron de ganar pero dieron un salto cuando llegaron al gobierno de manera directa y aprovecharon la pandemia para multiplicar de manera obscena sus ganancias a la par del deterioro de las fuerzas asalariadas y demás condiciones de trabajo.

Esa disputa en la base económica se expresa necesariamente en la superestructura política. No es casual que la radicalización de la ofensiva de derecha aparece cuando el 1% mas rico acumula casi el doble de riqueza que el resto de la población mundial en los últimos dos años. Que durante la ultima década, los “super ricos” han acaparado el 50% de la nueva riqueza generada, cifra que ya se ha superado. O que la fortuna de los milmillonarios está creciendo a un ritmo de 2700 millones de dólares al día, al mismo tiempo que al menos 1700 millones de trabajadorxs viven en países como el nuestro donde la inflación crece por encima de los salarios. La lucha ha logrado en varios países como el nuestro (aunque por única vez) imponer alguna mejora a esta realidad con mas impuestos a las grandes fortunas, paliativos necesarios aunque sin resolver la cuestión de fondo.

Para sostener esa base económica necesitan controlar la justicia, la comunicación, la política y la FFAA y de seguridad. Pero se los ha dejado llegar muy lejos! Entonces para desandar el camino vigente, no pueden conducir los que son parte del problema. Y de eso se trata el debate en torno a las libertades democráticas: si vamos a probar con mas concesiones a estos sectores o preparamos la contraofensiva soberana cueste lo que cueste como lo hicieron nuestros antepasados y los 30 mil detenidos desaparecidos que entregaron su vida.

Una nueva situación

Entender la esencia del Estado y la lucha de clases es una herramienta fundamental que otorga el marxismo-leninismo para no caer en el escepticismo al que llevan estos “conceptos pasatistas” que no atacan la raíz del problema, la estructura económica deformada y dañina para las grandes mayorías. Una estructura dependiente que necesita un Estado a su medida para imponerse.

Escuchamos cuando por ejemplo los monopolios remarcan y desoyen las advertencias y multas, o cuando la Corte Suprema se inmiscuye en otros poderes del Estado que “construyen un Estado paralelo”, pero en realidad se mueven como lo que son: los dueños del Estado, esa compleja maquinaria heterogénea y llena de contradicciones pero que a la hora de la verdad no “amortigua nada” sino que oprime controlado por la clase opresora.

Partiendo de esta realidad, defender estas libertades democráticas, es emprender un camino de liberación, ir a fondo en la defensa de lo nuestro para que no avance la derecha en cualquiera de sus versiones, moderada o fascista.

Es emprender un camino sinuoso, duro, de epopeyas, pero sin caer en aquellos “atajos” que suelen llevar rápido al gobierno pero sin tocar el poder real que domina la estructura del país y el Estado.

Un camino que tenga en claro alimentar la táctica pero siempre y cuando fortalezca la estrategia revolucionaria que cambiará la matriz económica y cultural del país.

Esta contradicción insoportable es lo que estalla cada ciclo en la región, hoy le toca a Perú pero otrora le tocó a Chile, Ecuador o la propia Argentina, entre otros. Es la historia desde la conquista a esta parte.

Es otro polo de esa dualidad. Es esa inmensa mayoría que hoy en Perú muestra la sublevación del subsuelo de la América Morena, sojuzgada y oprimida por siglos que dice “estamos de pie y reclamamos lo que nos pertenece así cueste vida”, marcando o mostrando madurez de un nuevo período (mas largo o mas corto) en la región, donde la disyuntiva cada vez mas clara es entre esa derecha que debe consolidar su poder y el pueblo frenarla y arrebatárselo. En el Perú se muestra que en esa puja brutal de intereses de clase los sectores progresistas están en retroceso o son débiles ya que el pueblo los ubica en gran parte como responsables de la contraofensiva de la derecha oligárquica, fujimorista aliada a EEUU.

Por lo tanto, en la confrontación, no hay sectores que “amortigüen” proponiendo una “salida intermedia” que conceda a esa derecha feroz, llevando la puja a sangre y fuego, donde la lógica mas temprano que tarde es la de organizarse y armarse, preparando el Frente Único de amplitud popular con hegemonía revolucionaria, democrática y antiimperialista para hacer frente a las balas asesinas en las calles. Los factores subjetivos, de vanguardia, se pondrán a prueba una vez mas en la historia.

Pero en otros países de la región, el proceso es mas lento, donde esas expresiones del llamado “progresismo antineoliberal y antifascista” está gobernando con políticas donde no se enfrenta al poder real, sino que en el mejor de los casos se hacen concesiones o se adoptan parte de esos programas como en nuestro país.

Las jornadas encarnizadas de Perú, y los giros hacia la derecha de cierto progresismo, llevan a que los sectores democráticos y antiimperialistas debamos estar a la cabeza de la lucha, denunciando estas políticas, mientras exigimos que se cumplan con las medidas urgentes que atraviesan la pobreza y también aquellas que golpea la inflación como los salarios, los alimentos y servicios esenciales, sin aislarnos de las grandes masas que disputan de mil maneras el poder real en el país y la región.

Cuando los otrora aliados se “corren” de la senda popular y adoptan la lógica de “satisfacer al poder real” se han transformado en su contrario, deberemos darle un tratamiento diferenciado al que le dábamos, pero sin perder de vista el enemigo principal que detenta los resortes del poder en la economía, la justicia, los medios y la política.

La lucha por el poder requiere que el Frente Único de las fuerzas populares, sea hegemonizado por estas, en alianzas con otros sectores progresistas, pero no al revés como nos muestra la dolorosa experiencia reciente. Para estos objetivos vale utilizar todos los recursos al alcance para ganar correlación de fuerzas y preparar la contraofensiva popular para imponerse. Si el cuero y los muertos lo pone el pueblo en las calles, debe hacerlo valer en la correlación de fuerza, en la hegemonía en el campo popular. De lo contrario, será el que “pone la alfombra” para que transiten los que desarrollan “el arte de lo posible” donde siempre, al final, ganan los dueños del poder.

Un nuevo período en la disputa Inter imperialista

En nuestro país, la derecha en todas sus variantes se ha erigido en “los guardianes de la Republica y la democracia”. Esta es una clara postura ideológica que se vio de manera muy enérgica alrededor de la cumbre de la CELAC. El enemigo de estas corrientes reaccionarias son los presidentes que “aplican el socialismo” y por ende son “antidemocráticos y dictadores”. El “progresismo” que expresa Alberto Fernández, cedió frente a ese berrinche, y nada hizo para garantizar que viniera Nicolás Maduro y Daniel Ortega a la cumbre, otorgándoles un triunfo a esa derecha. Pero tampoco impulsó un repudio al gobierno a Dina Boluarte y la masacre al pueblo peruano en los 111 puntos acordados en la Cumbre.

Esta dualidad que señalamos, tiene en el ala derecha un basamento fundamental en los EEUU, donde las ultimas declaraciones de la Jefa del Comando Sur, la generala Laura Richardson, muestra claramente el inicio de una nueva etapa en la región, donde la principal superpotencia saldrá a disputar a como de lugar sus áreas de influencia con China (en particular los recursos naturales como el litio, oro, agua y energía) y para eso si tienen que promover golpes de estado como en Bolivia, Perú o desestabilizar en acuerdo con sectores dominantes locales, lo va hacer.

La ausencia de repudio por parte del presidente Fernández o su canciller Cafiero y la visita del Embajador en EEUU, Jorge Argüello a la sede del Comando Sur, son un insulto para nuestro pueblo y contrastan con posturas como la de Evo Morales que dijo “Le recordamos a la jefa del Comando Sur de EEUU, Laura Richardson, que América Latina no es patio trasero ni su hacienda para explotar recursos naturales” o la del propio gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella «No señora comandante, no son sus recursos naturales, es la riqueza de los pueblos latinoamericanos. Los pueblos de la región no necesitamos ser tutelados sobre cómo manejar nuestros asuntos». El bloque del Congreso del Frente de Todos tampoco sacó un repudio unificado.

Argüello con la Jefa de Comando Sur de EEUU Laura Richardson.

Esta postura colonialista sin tapujos por parte de EEUU se da en el mismo marco de la reunión de la CELAC, donde Xi Jinping (jefe del imperialismo chino) dejó una clara advertencia a los EEUU en cuanto a su propuesta de trabajar en el actual periodo en una “alianza sur-sur” en un claro desafío a los EEUU.

Xi Jinping presidente de China

El panorama internacional traerá la profundización de la guerra en Ucrania, pero también la agudización del conflicto de fondo entre EEUU con China y sus aliados en el Mar de la China, pero también en nuestra región. En esa “multipolaridad” que tanto pregona China tratará de subordinar a otras naciones bajo su “paraguas económico”. Para los verdaderos antimperialistas la multipolaridad es una oportunidad para avanzar en caminos soberanos, independientes, sin hacerle asco en aprovechar las contradicciones pero para avanzar en el sentido estratégico, en un país lleno de oportunidades en sus recursos naturales, en la calidez y calidad de los recursos humanos que anidan en su pueblo, echando a volar la voluntad transformadora como muestra la historia reciente, poniendo en marcha el desarrollo pleno de una nueva matriz productiva y cultural independiente, amigable con la naturaleza y las personas, que haga fuerte y empodere al pueblo para poder ser respetados en el mundo y no ser parte de la división internacional que imponen las metrópolis imperialistas.

La oportunidad está intacta, vamos a hacerlo!!

Gustavo Funes

últimas noticias