Mas de 500 mil personas marcharon por las calles de Francia en el día de ayer martes, pero lejos de ser un final, es la escalada de una pueblada histórica de trabajadorxs que tuvo hoy miércoles su continuidad con mas de 2,8 millones de personas en Paris y las principales ciudades del interior del país que se plegaron a la huelga general contra la reforma previsional que pretende imponer el gobierno de Macrón. Gremios como los ferroviarios paralizaron el transporte a los que se sumaron de la educación y el petróleo, administración publica junto a partidos de izquierda.
Las marchas se sucedieron masivamente en mas de 200 ciudades en esta segunda jornada de la huelga general. Los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad no faltaron pero tuvieron que retroceder por el volumen de trabajadorxs movilizados entre organizaciones sindicales, sociales, de jubiladxs, políticas y medioambiente, entre otras. El despliegue de las fuerzas represivas fueron toda una provocación con más de 10.000 agentes en las calles, 4000 de ellos solo en París.
Los enfrentamientos son constantes desde que comenzó a principios de enero el plan de lucha, con una huelga donde se movilizaron mas de 1,5 millones de personas según el propio Ministerio del Interior.
Emmanuel Macron insiste en que la reforma “es indispensable para conseguir el equilibrio en el sistema de la jubilación” pero queda a las claras que el proyecto impulsado por el Gobierno encuentra un amplio rechazo, en particular la extensión de la edad legal de retiro de 62 a 64 años. También desde el Elíseo planean adelantar al año 2027 el alargamiento a 43 años —actualmente son 42— del periodo de cotización necesario para cobrar una pensión completa. Mientras tanto, el gobierno dice aceptar algunas enmiendas menores, si bien dejan claro que la cuestión principal, la edad de la jubilación, no es debatible.
El gobierno pretende financiar la reducción del déficit fiscal ajustando a lxs trabajdorxs. El rechazo es masivo y en particular en los estratos mas jóvenes. Las viejas recetas impulsadas por los organismos de créditos van en contra de los pueblos, mientras no se pone en discusión otra forma de financiamiento de los servicios públicos que implique gravar a los que amasan fortunas, mientras el Estado destina miles de millones de euros en la fabricación de armas destinada la guerra en Ucrania haciendo padecer al pueblo francés los recortes de suministro de gas y el encarecimiento de las materias primas agropecuarias de la que depende.
En la calle, Jean-Luc Mélenchon, líder de “Francia Insumisa”, resumía en pocas palabras el sentido de la jornada: «Es una especie de levantamiento ciudadano»…»Gente que protesta contra el hecho de que quieran arrebatarles esta cosa tan simple: el derecho a llevar una existencia humana y, por tanto, a dejar de trabajar a partir de cierta edad. Porque el cuerpo, la mente, los nervios, todo está agotado».
Los ocho principales gremios de Francia, encabezados por la CGT y la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), se reunirán para definir los próximos pasos a seguir. El secretario general de la CGT, Philippe Martínez, advirtió que vendrán más manifestaciones y paros contra la reforma, si el Gobierno insiste en su proyecto. De hecho se prepara otra huelga general para fin de este mes.