Otra intervención provocada por EEUU se cierne sobre Haití.
La República de Haití es conocida por su pobreza y por la difícil realidad que enfrenta desde prácticamente su Independencia.
Sin entrar en detalles de todo lo que ha soportado una y otra vez el pueblo Haitiano a lo largo de su historia – además de los desastres naturales que se hacen presentes como un arma más en contra de su destino – ahora se encuentra nuevamente ante la imposibilidad de no poder construir su propio futuro, y por supuesto no por culpa de su pueblo.
Después de soportar los huracanes, los terremotos, los magnicidios y las epidemias, ahora se cierne sobre sus espaldas la violencia de las pandillas.
Cité Soleil, un barrio peligroso
En el barrio de Cité Soleil, cuatro de cada diez muertes estaban vinculadas a la violencia. La primera encuesta que examina el impacto de la violencia en la mortalidad desde hace más de 10 años revela los niveles extremos de violencia que sufren los habitantes de este barrio marginal de Puerto Príncipe.
La investigación dibuja un panorama de vida cotidiana sumida en el caos, donde los habitantes de la capital haitiana se enfrentan constantemente a la amenaza de las bandas y a los enfrentamientos entre estos grupos armados, la policía y las brigadas civiles de autodefensa.
Los relatos hablan de un panorama de vida cotidiana sumida en el caos, donde los habitantes de la capital haitiana se enfrentan constantemente a la amenaza de las bandas y a los enfrentamientos entre estos grupos armados, la policía y las brigadas civiles de autodefensa.
Así lo expresa un miembro del personal de Médicos sin Fronteras: “Estoy acostumbrado a ver gente asesinada. Estoy acostumbrado a ver cuerpos en el suelo. Estoy acostumbrado a ver cuerpos quemados. Estoy acostumbrado a oír golpes. A veces es alguien que conoces. Cuando hablo de terror, hablo de violencia armada. Hablo de violencia física. Hablo de violencia psicológica. Hablo de miseria. Hablo de asesinatos. Hablo de violencia de bandas contra la gente”.
Pero todo lo que sucede en Haití tiene una explicación que se puede resumir en una sola palabra: COLONIALISMO.
Propaganda con aroma a intervención
Los medios masivos de todo el mundo, salvo contadas excepciones, comunicaron desde sus respectivos editoriales, frases – que conocemos desde hace tiempo cuando preparan el terreno o sea a generar opinión favorable para una posterior intervención – como: “Descontrol”, “Crisis de seguridad”, “Caos Eterno en la Capital de Haití”, “Estado Fallido”, “Crisis Política en Haití”, hasta algunos como El País, se animan a estimular y sentenciar su desaparición: “Haití, un país en extinción”, etc.
Una ayudita de los amigos.
Hay que tener en cuenta que omiten un dato más que importante. Haití no tiene elecciones libres desde el año 2016 y todas las elecciones posteriores a 2004 han estado bajo el control de potencias extranjeras cuando no bajo la tutela de instituciones internacionales, llámese EEUU, Naciones Unidas o la OEA.
Esto es así porque en el año 2004 una especie de consejo formado por EEUU, Canadá y Francia “ayudaron” a renunciar al entonces presidente Jean Bertrand Aristide – fue considerado un poco progresista – elegido democráticamente en el año 2000 por un proceso electoral en el que participó más del 70% de la población.
O sea, un golpe de Estado sin dudas.
Pero esto no se blanqueó hasta el año 2022 cuando el embajador francés en Haití Thierry Burkard le confesó al Times de New York que: “Como a los Haitianos esa dimisión forzosa de Aristide no les convenció mucho, salieron a las calles…”
Y de allí, toda la batería de propaganda anteriormente citada de la prensa cipaya internacional.
¿Y cómo se sobrepone a un caos y desgobierno patrocinado por EEUU y Francia?
Por su puesto con una misión de ayuda creada por EEUU y Francia.
La respuesta fue el desembarco – siempre en pos de ayuda – de tropas de una misión de las Naciones Unidas con fuerzas de EE UU, fuerzas Francesas y cascos azules para lograr la tan mentada estabilidad del país, supervisar las elecciones y reformar las instituciones. Todo eso para lavar la cara de la realidad de lo que fue una brutal intervención e invasión extranjera, con todo lo que ello implica: inmunidad de las fuerzas de ocupación.
Las mismas cometieron las peores atrocidades a la población, que fueron denunciadas por abusos, torturas, violacion de mujeres y menores de edad, hasta de introducir enfermedades como el cólera. Ésta no fue la única intervención.
Hay que decir que Haití desde el 2004 está permanentemente siendo “atendida” por organizaciones internacionales y más aún desde el fatídico terremoto del 2010 que convirtió al país caribeño en una sociedad OeNeGeizada en la que las mismas en vez de ayudar a la población compiten por la repartición de los fondos para la “reconstruccion” del país.
Fogoneando la crisis.
Los últimos acontecimientos no están alejados de los propósitos de los EEUU y sus intereses coloniales en el caribe.
La anterior semana, la crónica situación de violencia en Haití se agravó aún más cuando el avión que traía de retorno al primer ministro, Ariel Henry, no pudo aterrizar en el Aeropuerto Internacional “Toussaint Louverture” de Puerto Príncipe, al negársele el permiso por la presencia de criminales armados en la terminal aérea.
Henry había salido de su país el 28 de febrero para participar en una Cumbre de la Comunidad del Caribe (Caricom) en Guyana. De allí se dirigió a Estados Unidos para asegurar la continuidad del respaldo de la Casa Blanca a su interinato, que se inició en julio de 2021 – luego del terrible magnicidio cometido con el entonces presidente Jouvenel Moïsse – pero se alargó tanto que ya no cuenta con respaldo social. Este presidente que asumió el poder respaldado por el gobierno de Norteamerica, había dictaminado nuevas elecciones para agosto del año 2025, pero su mandato debía culminar hace más de un mes atrás y sin embargo, decidió estirar unos dos años más su mandato, a cambio de vaya a saber qué promesas le habrían hecho desde el norte.
Producto de esta decisión es que la escalada de violencia se hizo exponencial, teniendo en cuenta que las bandas armadas hace mucho tiempo se disputan el terreno infundiendo terror en la población.
Lo cierto es que en el país caribeño ocurrió – ¿pura casualidad? – un escape masivo de casi 4000 mil presos de las cárceles, desatando una ola de asesinatos y linchamientos.
Las autoridades en funciones por orden de Henry, dictaron el toque de queda y comenzaron los enfrentamientos en las calles de la capital entre bandas armadas, y de estas con la policía. Esta escalada de violencia proporcionó el contexto para que uno de los líderes más notorios de las bandas criminales, Jimmy Chérizier, conocido como “Barbecue”, pidiera la renuncia de Henry, amenazando con un baño de sangre si intentara volver al país.
“Barbecue” tiene vínculos con Guy Philippe, un paramilitar que volvió hace unas semanas a Haití, luego de purgar una sentencia de varios años en una cárcel en Estados Unidos. Philippe fue el que inició en 2004 una revuelta armada contra el presidente Jean Bertrand Aristide, que derivó en el citado anteriormente golpe de Estado y la intervención del país con una misión estadounidense y francesa.
A todo esto la comunidad internacional azuza un nuevo intervencionismo policial y de “fuerzas de contención”.
La Intervención está en marcha
El presidente de Venezuela Nicolas Maduro expresó sobre la situación en Haití: “Hay un alzamiento de las bandas criminales, ¿quién está detrás del alzamiento de las bandas criminales?, ¿quién armó esas bandas?, ¿de dónde venían las armas? Tienen cuatro años denunciando que todas las armas venían ilegalmente de Estados Unidos?, ¿por qué Estados Unidos no hizo nada?, ¿a quién le conviene el caos en Haití?, ¿quién viene pidiendo una invasión en Haití? Saquemos conclusiones”.
Por el contrario, Linda Thomas-Greenfield, Embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas declaró: “Estados Unidos aplaude hoy la declaración de prensa del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas respecto a Haití, en la que los 15 miembros del Consejo condenaron vehementemente la actual violencia y abusos de derechos humanos, que incluyen secuestros, asesinatos, y violencia de género, perpetrados por pandillas criminales armadas que amenazan la seguridad y protección de todos los haitianos. Los miembros del Consejo, alentados por el liderazgo de Kenia y el apoyo de donantes internacionales, expresaron inequívocamente esperanza así como la expectativa de un rápido despliegue de la Misión multinacional de apoyo a la seguridad autorizada por la ONU (MSS) que impulsará a los esfuerzos de la Policía Nacional de Haití para restaurar la paz y la calma.”
Y agregó: “Estados Unidos, junto con nuestros socios y aliados internacionales, está comprometido a proporcionar a la MSS lo que necesite para tener éxito. Un despliegue expedito de la MSS es una de las principales prioridades de la Administración y el Departamento de Estado trabaja con el Congreso para aportar apoyo por valor de 200 millones de dólares. Canadá ha prometido 91,2 millones de dólares estadounidenses y otros, entre ellos Benín, Francia, Alemania, Jamaica, y España han anunciado apoyo financiero, de personal y logístico. La comunidad internacional debe hacer todo lo posible para apoyar estos fines. El pueblo haitiano ya ha sufrido bastante.”
Pasando en limpio: Nosotros y nuestros socios vamos a invadir Haití y ustedes – o sea el mundo – deben apoyarnos.
Faltó decir, como lo hicieron con el apoyo a la guerra de Ucrania e Israel.
Renuncia y consejo de Intervención.
Ayer, luego de una reunión de emergencia efectuada en Jamaica de representantes de varios países de la Comunidad del Caribe (Caricom) y el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, el primer ministro de Haití, Ariel Henry, anunció su decisión de renunciar al cargo una vez que en su país se conforme un “Consejo Presidencial de Transición” que designe un nuevo primer ministro interino.
Las ayudas que ofrecen siempre EEUU y la comunidad internacional, no son ayudas en términos sociales humanitarios como debieran ser, son además de estados con grandes lobbies empresarios detrás como así también ONGs que disfrazadas de social-paternalismo acuden a la llamada de rapiña como parte de los intereses globales capitalistas e imperialistas para sacar la mejor tajada del reparto.
Está claro que estos actores no son parte de la solución sino parte del problema, o mejor dicho, el problema principal.
La historia absolverá a Haití
En 1789, cuando la Revolución Francesa agitó la Isla. Los colonos temían que la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano se aplicase allí;claro que el hombre del que ésta hablaba no era más que el varón blanco, europeo y propietario.
Luego en Los esclavos se rebelaron en agosto de 1791. Su reclamo era claro: la Libertad y la Igualdad Universal.
Surgía así, como contracara de la Revolución Norteamericana y de la Revolución Francesa, un discurso radicalmente descolonial, que aunque todavía no denunciaba al colonialismo en sí mismo, jaqueaba sí a dos pilares de la colonialidad: el racismo y la esclavitud.
Más tarde nacía, el 1 de enero de 1804, la primera República Negra del Mundo y la primera nación independiente de América Latina. Los ex esclavos, aliados con los mulatos, liderados por Jean J. Dessalines y Alexandre Petión, se rebelaron y en una guerra popular de liberación nacional consiguieron expulsar a los franceses. La revolución cerraba así su ciclo, deviniendo puramente descolonial, al asumir el anticolonialismo radical entre sus banderas.
De esta manera, 200 años después de la Revolución, Haití volvió a caer, una vez más, presa del colonialismo, pero la historia demuestra que todo no está dicho. Todavía resuenan en toda la America la proclama de Toussaint Louverture que nos dejó antes de su muerte: «Al derrocarme, sólo se ha abatido el tronco del árbol de la libertad de los negros. Pero éste volverá a brotar de sus raíces, porque son muchas y muy profundas.»
Nicolás Weichafe