El 12/09 Votá al Frente de Todos

Para seguir la lucha por «la vida que queremos» hay que frenar a la derecha, pero también conquistar un país sin inflación, sin latifundio ni megaminería ni agrotóxicos, con soberanía alimentaria, sin FMI y con una matriz económica independiente.

El marco de la campaña electoral lo da la lucha contra la pandemia y la marcha de la economía, aunque desde los medios hegemónicos se insista en el escándalo de las fotos de Olivos para instalar un “eje moral. Este error político (que sólo lo puede dar la impunidad que otorga muchas veces gobernar alejado del pueblo), no empaña la campaña contra la pandemia y las medidas de emergencia que se han tomado para hacer frente a un sistema de salud diezmado y una economía desbastada que dejó la oposición, sin memoria de corto alcance, que gobernó el país recientemente. Sin embargo, la campaña del Frente de Todos no entusiasma.

En la población hay un reconocimiento importante al trabajo por traer las vacunas, que ya superaron las 40 millones con 12.638.417 de personas vacunadas con las dos dosis y 27.430.096 con la primera dosis. Pero al haber bajado sustancialmente los casos y entrado en una meseta, se dispuso una mayor apertura trayendo un relajamiento en la movilidad casi pre pandemia.

Por esta razón lo que ocupa mayor espacio en las preocupaciones de los sectores asalariados es la inflación, que cuando lleguemos a las elecciones generales estará cerca al 50% según el Índice de Precios al Consumidor, con tipo de cambio, tarifas y precios de algunos productos congelados.

Las paritarias muestran en la mayoría de los sectores un acompañamiento de la inflación, que cerraron por encima del 40% con cláusulas de revisión, pero el salario sigue corriendo por detrás porque aún no se ha recuperado de la perdida de estos años.

El camino para que el movimiento obrero recupere el terreno perdido lo siguen marcando los trabajadores aceiteros, que conquistaron un 48,5% y elevan así el salario mínimo del sector a más de 100.000 pesos. La lucha de los docentes fueguinos abre un rumbo para discutir en cada provincia que ningún docentes debe ser pobre, al igual que la lucha de los estatales de CABA, la ciudad más rica y cara del país, donde la canasta básica de alimentos y servicios se ubicó en $144.511,67.

La canasta básica alimentaria, integrada por los productos mínimos que necesita una familia de cuatro integrantes para comer y no caer bajo la línea de indigencia, aumentó 2,1% en julio, mientras que la suba de la canasta básica total, que introduce otros bienes y servicios y traza la línea de la pobreza, fue de 1,6%. Si se compara con el mismo mes de 2020 los bienes de primera necesidad se encarecieron por encima del nivel general. La canasta básica total aumentó 51,8%, mismo número que el Índice de Precios al Consumidor (IPC), pero la canasta básica alimentaria escaló 6,5%, un 58,3%. Así, se evidencia que la inflación golpeó con mucha más fuerza a los hogares más pobres, que destinan una gran porción de sus ingresos a la alimentación.

De acuerdo con los datos publicados la semana pasada por el INDEC, una familia tipo (integrada por dos adultos y dos menores) debió contar en julio con $ 29.003 para no caer en la indigencia. Son 589 pesos más que en junio y 10.682 pesos más que un año atrás. La misma familia necesitó generar ingresos por 67.577 pesos para no ser considerada pobre.

Los índices de pobreza nacional se mantiene en un 42% de la población y cerca del 62% entre los jóvenes menores de 14 años.

Entonces, esta realidad golpea al pueblo y corre a la par de las cifras reales del crecimiento en la economía, donde el estimador mensual de la actividad económica (EMAE) registró un aumento de +2,5% mensual (luego de cuatro meses consecutivos de caídas intermensuales). Con respecto a junio de 2020 registró un aumento de +10,8% y en los primeros 6 meses del año acumula un incremento de +9,7% en comparación con el mismo período del año anterior.

También los datos de la balanza comercial de julio arrojaron un superávit de 1.537 millones de dólares (desde 1.101 millones en junio y 1.480 millones en julio 2020). El saldo acumulado en los últimos 12 meses es de 11.046 millones de dólares. Las exportaciones aumentaron +47,1% anual, a 7.252 millones de dólares. El crecimiento está empujado por el aumento de los precios internacionales de las materias primas.

Pero ese crecimiento, no se condice con la vida cotidiana del pueblo, ni en su estado de ánimo, porque esos mismos datos muestran que los que entraron a la pandemia millonarios, ahora son más millonarios, y los que entraron pobres, ahora son más pobres.

Se ha tomado más mano de obra, particularmente empujado por rubros como la construcción, aunque la creación de empleos que se va generando, es lenta en relación al crecimiento de la actividad industrial, lo que evidencia una mayor precarización y superexplotación de la mano de obra.

Los anuncios de nuevas y millonarias inversiones de monopolios internacionales como Mercadolibre y otras multinacionales, se pueden mostrar para desmentir que “son más los que se van que los que vienen a invertir”, pero vale preguntarse ¿bajo qué condiciones y bajo qué modelo laboral vienen? porque es sabido que esas empresas invierten porque encuentran o se les mantiene pingüe ganancias que implican beneficios tributarios y libre accionar para precarizar la mano de obra. ¿Qué otra cosa se puede esperar de empresarios como Galperín (Mercadolibre) y otros que fueron los “unicornios” modelos con el macrismo?

Mientras tanto, se sigue pagando intereses y capital de la deuda usuraria y fraudulenta con el FMI y Club de París, y se ha anunciado que los 4.355 millones de dólares que entraron por Derechos Especiales de Giro (DEG) que otorga el FMI, irán a saldar intereses y capital de deuda. (Ver Nota https://vamosporlaliberacion.org/crpmlm/dolares-para-el-pueblo-no-para-el-fmi-y-acreedores)

LA VIDA QUE QUEREMOS

El debate de cómo vamos a salir de la pandemia es tema central de campaña del Frente de Todos sintetizado en la vida que queremos, mientras la principal oposición, Juntos por el Cambio, aparece ocultando la historia reciente, cuestionando el presente y montando operaciones mediáticas. Por otro lado en la diáspora de la derecha aparecen expresiones liberales “rebeldes”, anti Estado, anti política que interpelan a las opciones de la “derecha tradicional” ganando a un sector de jóvenes que encuentra un cauce sin romper las estructuras que ellos mismos cuestionan.

18/8, Finalización de la travesía de 350 km en kayaks y movilización de Plaza de Mayo a Congreso

“La vida que queremos es una buena fórmula para interpelar el presente y debatir el futuro. Si partimos de este presente, ¿cuál es la vida que queremos? Una respuesta puede ser, “este presente pero mejorado. Esto podría estar contenido en cualquier cosa menos la derecha, “reconocer que la deuda con el FMI es una estafa pero renegociemos y ganemos tiempo para pagar, “votar el impuesto a las grandes fortunas por única vez, “aumentar los programas sociales, “llevar adelante programas de producción rural sin agrotóxicos manteniendo el latifundio y el monocultivo contaminante, “avanzar en la construcción de planes de viviendas, a la par de los negocios inmobiliarios, y pueden seguir los ejemplos. Acordamos con muchos de ellos, pero al no ser parte de un plan que implique cambiar la matriz económica y por ende la superestructura política, se transforman en paliativos mientras el cáncer de la dependencia, el latifundio, los monopolios agroexportadores, contaminantes, extractivistas se fortalecen y avanzan.

Frente a este presente al que no pretendemos perfumarlo, luchamos por “la vida que queremos” que arranca en emprender decididamente la confrontación con el poder que sostiene los principales resortes de la economía, la política, la justicia y las comunicaciones.

Porque la vida que queremos es suspendiendo los pagos para investigar la estafa de la Deuda Externa.

La vida que queremos es con soberanía sobre nuestros ríos y mares. Es con una poderosa Marina Mercante.

La vida que queremos es recuperando los ferrocarriles, fabricándolos y modernizándolos, ocupando mano de obra nacional. Es con desarrollo industrial y siderúrgico en manos del Estado y controlado por el pueblo.

La vida que queremos es con los recursos energéticos esenciales en manos del Estado con control popular. Es con reducción de la jornada laboral sin reducción salarial en las grandes empresas y supermercados para que se incorporen más trabajadorxs y haya más tiempo libre. Sin precarización y bajo convenio.

La vida que queremos es con soberanía alimentaria plena, con Vicentín en manos del Estado. La vida que queremos es sin hambre.

Es con un moderno IAPI (Instituto Argentino de Promoción e Intercambio) para que el comercio mire a las necesidades nacionales.

La vida que queremos es sin latifundios para que la tierra sea para quien la trabaje. Es con la devolución de las tierras ancestrales a las comunidades originarias. Sin terricidios. Es con reforma urbana y con viviendas para las familias que no la tienen.

La vida que queremos es sin agrotóxicos, megaminería, fraking y granjas porcinas.

Es con industria nacional donde las Pymes sean el motor del desarrollo industrial.

La vida que queremos es con igual trabajo por igual salario para mujeres y diversidades. Es sin violencia ni femicidios!

La vida que queremos es con una justicia democrática, con perspectiva de género y juicios por jurados elegidos de manera transparente al igual que los jueces y fiscales.

La vida que queremos no está a la vuelta de la esquina, nadie la regala, “no es un eslogan de campaña para salir del paso”.

La vida que queremos está en el corazón de la militancia que ha arrancado conquistas porque ha sabido confrontar como el feminismo y el movimiento ambientalista.

¡La vida que queremos es revolucionaria o es más de lo mismo!

Hoy la lucha por esta vida que queremos requiere darle certezas a la gloriosa juventud argentina a la que tratan de embaucarla con “relatos duros” pero para alejarla de la política y las transformaciones revolucionarias para que sean corderos de los sectores dominantes.

El mejor terreno para seguir luchando por esa vida que queremos es impedir que se fortalezcan y avancen los sectores reaccionarios que gobernaron recientemente y nos trajeron al abismo.

Es votando al Frente de Todos en las PASO del 12/09 y las generales del 14/11, no para seguir con este presente, sino para poner en pie un poderoso y amplio centro coordinador de los sectores populares, democráticos y antiimperialistas que sintetice un programa plurinacional y revolucionario que se plantee otra matriz económica, social y cultural que beneficie a las grandes mayorías y preparen al pueblo para las grandes batallas por la liberación nacional y social.

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