Estos 40 años de la heroica gesta encuentra a un mundo conmocionado por la guerra en Ucrania, donde el imperialismo ruso avanzó a sangre y fuego sobre ciudades de ese país.
Muchas voces se escuchan para que demos apoyo a la intervención rusa por el hecho que en la vereda del frente están los mismos enemigos que tuvimos en el año 1982 en Malvinas, la OTAN comandada por EEUU y Gran Bretaña.
Si bien, Rusia puede haber sido empujada a avanzar sobre Ucrania, anticipándose al ingreso de este país a la OTAN lo que implicaría que misiles de esa alianza fueran ubicados a solo 300 millas de Moscú, muestra claramente un conflicto entre potencias imperialistas y no lo que nosotros vivimos con la guerra de Malvinas.
Las posiciones verdaderamente antiimperialistas parten de tomar una posición activa contra la guerra imperislista ubicándose del lado de los pueblos que son los que sufren las consecuencias de estos conflictos armados y las políticas de opresión interna de los gobiernos de Ucrania y Rusia, en este caso.
Exigir la paz y la autodeterminación de los pueblos y el retiro de las fuerzas de ocupación rusas de Ucrania, así como rechazar toda posición que implique agitar el conflicto interimperialista como el ingreso de Ucrania a la alianza militar comandada por EEUU, la OTAN.
En el mundo se va configurando un nuevo orden mundial, precedido por la violencia que acompaña disputa de las potencias imperialistas, con guerras, destrucción del medio ambiente, hambrunas y pandemias. Una violencia que vuelve a acelerar una carrera armamentista desenfrenada. Una disputa que será mucho mas violenta que la que hemos conocido hasta estos días.
Trabajaremos para que la lucha de los pueblos por su liberación aproveche las ventajas que deja el apetito voraz de las potencias en su disputa interimperialista.
En esa lucha por la liberación, necesariamente requiere de las fuerzas antiimperialistas y revolucionarias para que ayuden al protagonismo de los pueblos que tendrán en la recuperación de nuestra Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur una bandera irrenunciable porque estan en cada lucha y con el pueblo liberado volverán.
Reproducimos un articulo del periódico Vamos! “Malvinas, la lucha que no termina” publicado el 2 de abril del 2020 en pleno arranque de la pandemia. El articulo sintetiza el proceso que llevó a la guerra y las diferentes posiciones respecto al conflicto.
También agregamos en relatos el papel y la acción de solidaridad de nuestros pueblos hermanos latinoamericanos. Se puede ver aquí.
Malvinas, la lucha que no termina
Se cumplen 38 años de gesta por la recuperación de las Islas Malvinas, Georgia y Sandwich del Sur. 649 argentinos heroicos quedaron para siempre custodiando nuestro territorio usurpado por Inglaterra.
Desde que regresaron, centenares de Combatientes no recibieron la atención necesaria y no pudieron seguir con sus vidas. Miles son los que aún padecen secuelas psicológicas y físicas y alrededor de 500 se suicidaron. Esta es una herida que aún no cierra en la sociedad argentina.
La dictadura de aquel entonces, debilitada por la lucha popular, trató de hacer uso de este sentimiento patrio que anida en el pueblo sobre Malvinas y avanzó hacia la recuperación de las Islas. La acción en sí, constituyó una guerra justa por parte de la nación Argentina contra el colonialismo inglés. Y así lo sintió el pueblo que venía de protagonizar dos días antes una gigantesca movilización convocada por la CGT Brasil contra la dictadura que fue duramente reprimida.
La guerra solo se podía ganar si había un plan que lo acompañe en cuanto a la política económica y social. Pero lejos de eso la conducción la tenía una dictadura fascista con 30 mil detenidos desaparecidos, que mientras duró el conflicto armado no solo no tocó ninguno de los intereses ingleses en el país, sino que siguió pagando la Deuda Externa a ese país, a EEUU y otros países europeos que apoyaban a Inglaterra.
Nuestro país no solo tenía en contra a los Ingleses y sus aliados, sino la propia conducción de la guerra, en el continente y en el campo de batalla, ya que muchos de los que tenían tropas al mando, la mayoría de los oficiales de medio y altos mandos venían con las manos manchadas en sangre de la tortura en los campos de concentración de la dictadura.
Muchos de ellos como el Capitán Astiz (genocida de la dictadura) estaban a resguardo en la retaguardia mientras los soldados y sub oficialidad joven se congelaban en las trincheras. Muchos de esos oficiales ordenaron y ejecutaron las estaqueadas a los soldados que se negaban a ser maltratados, “bailados”, o ser sirvientes de los oficiales.
Los verdaderos héroes estuvieron en la expresión popular de estas FFAA represivas y genocidas: los soldados y una parte de los sub oficiales. Estos, en su mayoría con escasa preparación militar, y menos para el combate ya que la instrucción militar hasta entrada la democracia se hacía sobre la hipótesis del enfrentamiento a la guerrilla y levantamientos populares.
Hay innumerables relatos y anécdotas del heroísmo de nuestros soldados en el campo de batalla, que muestran como resistieron aún a pesar de los mandos, incluso desoyendo órdenes de repliegues o rendición.
No fue casual que las Fuerzas Armadas, en particular el Ejército tuvieran una fractura horizontal luego en Malvinas. No fue casual porque sectores de esos militares estuvieron junto a los soldados aguantando en las trincheras mojados con temperaturas bajo cero. Sobre todo la sub oficialidad joven fue la que más sintió el abandono de su cadena de mando en el frente de batalla.
Pero los ex Combatientes tuvieron que liberar otra dura batalla al regreso, escondidos, ocultos como la vergüenza nacional. No se podía esperar otra cosa de la dictadura encabezada por el General Galtieri.
Pero Malvinas marcó a fuego a la dictadura y la cuenta regresiva para su retirada. Ya Bignone, el General que reemplazó a Galtieri solo cumplió el rol de ser el encargado de pactar la retirada con las fuerzas civiles.
El gobierno naciente con la recuperación de la democracia, encabezado por Raúl Alfonsín, empezó a contar la historia desde el final, desde la derrota y la conducción militar que “llevó a la aventura a los chicos de la guerra”. Negando, aun con la dictadura en la conducción, que la gesta fue justa y que los soldados ya Veteranos ex Combatientes fueron la expresión del pueblo en esa guerra.
Así se iniciaba la campaña desmalvinizadora en nuestro país. Así empezaban el peregrinar de los ex combatientes para que se los reconozca y por lo tanto se les retribuya económicamente, psicológicamente y socialmente como lo que son: héroes que dieron la vida por nuestra patria.
El menemismo fue más allá, y lo que en principio parecía una verdadera vuelta de página de aquella humillación hacia los ex combatientes, pasó rápidamente a predominar la línea de las relaciones carnales con los EEUU y sus aliados los ingleses.
Otra vez perdieron los ex combatientes y la causa Malvinas, no solo eso, sino que fue el artífice de firmar lo que se conoce como el “Acuerdo de Madrid I y II” en octubre de 1989 y en febrero de 1990 entre argentina y Gran Bretaña que regularon las relaciones políticas, económicas, diplomáticas y militares entre las dos naciones luego de la Guerra Nacional de Malvinas.
Estos Acuerdos se complementaron con el llamado “Tratado de Garantía a las Inversiones con Gran Bretaña” (conocido como el Tratado de Londres) firmado el 11 de diciembre de 1990 y ratificado por Ley No 24.184.
Se sucedieron posteriormente otros Acuerdos y Entendimientos que consolidaron la política de ocupación colonialista británica sobre nuestros territorios australes (pesca, hidrocarburos, etc.). También hubo otros entendimientos secretos referidos a la destrucción de todo el sistema de defensa nacional, incluida la privatización de YPF.
Los Acuerdos de Madrid tenían una duración de 10 años a partir de los cuales las dos partes podían denunciarlos, propiciando una renegociación de los términos de los mismos. Sin embargo, desde su firma a la actualidad, han sido sostenidos por los distintos gobiernos constitucionales que se sucedieron.
El menemismo en el 1989 decretó los indultos de los militares que encabezaron la junta de comandantes en 1982, junto con otros genocidas de la dictadura.
Con el kirchnerismo se dio, quizás, el acercamiento más importante a los ex Combatientes, pero no incluía la gesta que protagonizaron, más bien predominó la versión de los “pibes usados” y de esa forma se reforzaba la vía diplomática para la causa. Fue el gobierno que por primera vez caracterizó la política del Reino Unido como colonialista.
El retroceso con el macrismo en el gobierno fue muy importante. Macri arrancó con su primer discurso como presidente no mencionado el tema Malvinas como sostienen los ex combatientes. Las pocas políticas de contención que habían logrado los Veteranos se abandonaron y seguían muriendo. Los que avanzaron en estos cuatro años fueron los ingleses que tienen su principal hipótesis de conflicto a la Argentina. Muy por el contrario, el gobierno de Cambiemos lo puso en los conflictos internos, en particular con las comunidades mapuches.
Trataron de utilizar a la Cruz Roja internacional para identificar las tumbas sin nombre de los soldados sepultados en el cementerio argentino en Darwin Islas Malvinas; se apoyaron en un sentimiento profundo de familiares y amigos de los caídos para “naturalizar” una relación a la medida de los intereses ingleses.
Como sostienen los ex combatientes, “Violaron la constitución nacional, las leyes de pesca e hidrocarburos, entregaron información científica sobre pesca y acordaron nuevos vuelos hacia Malvinas a partir del 20 de noviembre de 2019 para mejorar la logística extractiva y militar en las islas donde está asentada una base que amenaza la paz de la Argentina y de la región”. El macrismo dejó tierra arrasada también en este terreno y se propuso llevar adelante una batalla cultural, con recortes presupuestario y levantamientos de contenidos en la cultura y la educación, para borrar el tema Malvinas de la memoria colectiva del pueblo.
El Presidente Alberto Fernández en la campaña electoral hizo referencia varias veces al tema Malvinas, como un materia pendiente de la soberanía, sostuvo: “En estos años el gobierno se ocupó mucho de hacer comercio con el Reino Unido sobre las Islas Malvinas y olvidó nuestra soberanía, yo quiero que nosotros volvamos a reivindicar la soberanía sobre nuestras Islas Malvinas y ese es mi compromiso. Allí quedaron más de 600 soldados que dieron la vida por la soberanía argentina, en memoria de esos soldados y respeto de todos ellos me voy a ocupar que las cosas sean distintas”.
Sin dudas las urgencias de la crisis heredada y agravada por el coronavirus hace que el tema Malvinas aguarde para su tratamiento, pero en cada 2 de abril a los argentinos y argentinas nos vuelve a embargar ese sentimiento mezclado de bronca y dolor frente a la injusticia por la falta de políticas soberanas para con los usurpadores que siguen teniendo bienes y capitales en nuestro territorio, pero también de emoción cuando vemos las fotos y videos en baja calidad, de aquellos soldados, hoy hombres y mujeres que están y el recuerdo imborrable de los que quedaron allá y los que se nos fueron en estos largos años, muchos de ellos abandonados a la pobreza y el desamparo.
Este 2 de abril desde cada casa pongamos una bandera en nuestra ventana, balcón o puerta para recordar que tenemos memoria, que seguimos exigiendo el reconocimiento y la reparación para nuestros ex Combatientes y porque tenemos una materia soberana pendiente que se transmite de generación en generación.
¡VOLVER A MALVINAS CON LA FUERZA DEL PUEBLO!