A 21 años del ¡ARGENTINAZO! de diciembre de 2001

Un camino vigente para romper con la opresión y la dependencia.

Conocemos, por múltiples relatos (que pondremos en los links debajo de la nota) de los días previos y las jornadas del 19 y 20 de aquel 2001.

Pero siempre es importante abundar en la génesis y las enseñanzas de esos días, años y meses previos que constituyen el Argentinazo que desembocaría en aquel 19 y 20 de diciembre en el que por esa acción insurreccional de la lucha de calles un gobierno ilegitimo era desplazado.

Esa génesis la podemos encontrar en el odio acumulado de más de una década de hambre y entrega. En el desenlace al oprobio, desguace y entrega del patrimonio nacional y endeudamientos que anclaron la dependencia a niveles nunca visto.

Habíamos dejado de ser dueños de lo nuestro y generaciones enteras eran nuevamente endeudadas…

El Argentinazo fue el desenlace de otras puebladas que conmovieron al país y tuvieron epicentro en esos lugares donde la pobreza había perforado el piso del tejido social. Morían más de 50 niñxs por día a causa de la desnutrición, era una tragedia social. Habíamos tocado fondo.

Pero el pueblo y los pueblos se levantaron con las mujeres a la cabeza que se hicieron cargo de las familias golpeadas por la desocupación que juntaba ya dos o tres generaciones bajo el mismo techo.

Así nacieron los piquetes que desafiaban las balas de la represión en las rutas desde el sur al norte de nuestro país.

La lucha fue uniendo a los despojados de todo, en los piquetes y en las calles con aquellos sectores medios que también habían perdido en la cruzada neoliberal contra el pueblo.

El movimiento obrero tenía la cabeza contra el piso, cuidando el poco trabajo que quedaba en una argentina con la mitad de la población desocupada, pagando la traición de una dirigencia sindical ya parte de una estructura necesaria para hacer pasar el ajuste y la desocupación.

Unidad por abajo…división por arriba

Como no podía ser de otra forma, la lucha popular, las puebladas no llevaron unión a los de arriba, sino todo lo contrario, mayores crisis y divisiones…

Así fuimos llegando a las jornadas previas al Argentinazo con un gobierno, el de La Alianza, que había usado el cuestionamiento al menemismo para ocultar “sus alforjas” llenas de la misma receta neoliberal, entreguista, ajustadora y endeudadora como mostraron los mismos actores cuando gobernaron con Macri desde el 2015.

Fernándo de la Rúa y Domingo Cavallo

La crisis social derivó en la crisis política y esta en una de gobernabilidad donde el estado de sitio, como ahora muestra la hermana republica del Perú, lejos de amedrentar al pueblo lo expulsa a las calles y rutas aún sabiendo de las avanzadas represivas con balas de plomo que se lleva vidas del pueblo.

Sectores de clases dominantes le soltaron la mano al gobierno de la Alianza y pasaban a tratar de encauzar una situación de claro desborde dentro de las instituciones cuestionadas una y mil veces por el pueblo. “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.

Así se abriría un periodo repleto de inestabilidades sociales que golpearon en las calles las salidas que se probaban desde diferentes sectores, a la llegada de Rodríguez Saá luego de la caída de Fernando de la Rúa trajo medidas populares para forzar una a favor de los sectores populares. El anuncio del no pago de la Deuda fraudulenta con el FMI le costó caro y solo duró una semana en el poder. La falta de correlación de fuerzas y la desconfianza del pueblo jugó a favor de otros sectores dominantes como Duhalde en acuerdo con Clarín, que no vacilaron en desplazarlo.

Así siguió el duhaldismo que licuó las deudas de los principales monopolios y terratenientes con la mega devaluación y condonación de deudas, dando a los sectores populares un golpe a los salarios. La situación social era explosiva, mostrando que las condiciones de vida de los sectores populares se habían agravado. La masacre de Avellaneda donde son asesinados Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, iba a ser el ejemplo máximo de hasta donde estaban dispuestos a llegar para estabilizar ese gobierno en un marco de aguda lucha entre los sectores dominantes. Este hecho, fue el “golpe de gracia” al gobierno de Duhalde obligado a adelantar las elecciones donde se impondría Néstor Kirchner en el 2003 y quien mejor supo interpretar aquellas acciones, programa y profundidad del auge que había mostrado el Argentinazo.

Esto permitió abrirse paso con concesiones entre las clases dominantes, para luego avanzar en los años posteriores en reivindicaciones muy sentidas, recuperar derechos, conquistar otros y avanzar con reparaciones estructurales como la eliminación de las AFJP, estatización del agua, YPF, los juicios de la memoria, ley de medios audiovisuales, reconocimiento de la economía popular, recuperadas, etc., que le permitió ampliar y consolidar una base popular fundamental para los gobiernos posteriores, aunque manteniendo una matriz agroexportadora contaminante centrada en la soja principalmente a China. Al mantener esta matriz y no avanzar más sobre los resortes claves de la economía, posibilitó que los sectores reaccionarios enfrentados, se fortalecieran con el ascenso de la economía mundial y se prepararan para la disputa por el poder cuando creyeran conveniente.

Contexto y debates

Los procesos donde triunfaron las uniones progresistas derrotando a gobiernos neoliberales o reaccionarios en América Latina, fueron precedidos por gigantescas puebladas o rebeliones populares. El pueblo dejó decenas de muertos, encarcelados y heridos en cada lucha.

Pero la crisis política terminó siendo ingobernable, dando paso a desenlaces electorales donde fueron desplazados inaugurando nuevas etapas donde se recuperaron derechos y conquistaron otros, pero el pueblo no pudo imponerse en las decisiones fundamentales, aquellas que respectan a la matriz económica y social de un país, lo que llevó a que la dependencia se mantuviera con otros actores o se profundizara, los dueños de los resortes económicos mantuvieran su poder, sin democratizar las FFAA, la justicia y los medios de comunicación.

En todos los casos “se trató de gobernar” algunos dando más derechos a los sectores populares y otros menos, pero la mayoría sin ir a fondo con las medidas estratégicas.

Esto posibilitó que más temprano que tarde esas fuerzas reaccionarias en el poder real forjaran desde los medios de comunicación una corriente en el pueblo enfrentada al llamado “populismo” encarnado en el peronismo, más aún en el kirchnerismo, en definitiva contra aquellas fuerzas que defienden la intervención del Estado como regulador y administrador de la cosa pública por sobre el mercado.

Se lo relacionó con la corrupción, el despilfarro, “sostenedor de pobres”, pero no para lograr la verdad y que el pueblo avance, sino para llevar mayores divisiones y grietas para que avancen y se consoliden las ideas reaccionarias que mostraron cuando nuevamente conquistaron el gobierno.

Enseñanzas fundamentales

Recordando el Argentinazo hay quienes se apartan de aquellas jornadas como un camino válido porque el pueblo dejó decenas de muertos en el país.

No reparan que, si bien es un camino que el pueblo no busca ni quiere, es empujado por los sectores y gobiernos que avanzan con el ajuste y la entrega, y frente a eso la acción del pueblo en las calles es en defensa propia, pero la experiencia indica que si solo se queda allí estará condenado a perder en esa pulseada fundamental.

Frente a esto se puede rehuir la lucha, “amoldarse” y tratar de gobernar bajo sus condiciones, y el ejemplo del proceso y gobierno del Frente de Todos es muy claro, ya que los sectores que hegemonizan el frente y el gobierno aceptaron ese “camino minado” con recortes y ajustes del FMI y los dueños del poder, esos a los que se beneficia con el dólar soja, o desestabilizan, condenan y proscriben a la vice presidenta desde el vértice mismo de la justicia con la Corte Suprema violando de manera mafiosa los otros poderes del Estado. Estas son las reglas de juego que imponen esos dueños del poder cuando no se los enfrenta y se aparta del pueblo.

Se los dejó llegar muy lejos en el control de la economía, la justicia y la comunicación. Elementos fundamentales para imponer como nunca las reglas de juego.

Se les permitió generar una cultura donde los pobres e inmigrantes son el problema, donde las vacunas y medidas sanitarias en una pandemia histórica son el problema. Donde alguien puede reivindicar a la dictadura y el fascismo en medios masivos de comunicación pero el gobierno mantiene las millonarias pautas (5.000 millones) a esos medios y no avanza porque “atentaría” contra “libertad de expresión”. Con el mismo criterio se cedió a la presión de la derecha para que la selección de futbol no se mostrara en la Casa Rosada o con el presidente porque eso “es hacer uso de la selección nacional”, quedando en los hechos atrás de Videla y Alfonsín. Nada se hizo con el intento de magnicidio a la vicepresidenta como si eso fuera la acción de dos loquitos sueltos, lo mismo con la reunión en Lago Escondido organizada por Clarín con presencia de jueces, fiscales, servicios, ministros y empresarios para conspirar. Ahora la Corte Suprema ratifica la condena a 13 años de prisión a Milagro Sala sin que el presidente enfrente a la Corte y gobierno de Jujuy y haga uso del indulto presidencial. Se ha retrocedido tanto que se gobierna para ellos!!

La otra es prepararse para enfrentar y ganar. Y es precisamente en los periodos de resistencia, de defensiva, donde se preparan aquellxs que estarán en la primera fila de la contraofensiva popular integrando las vanguardias y militancia dispuestos a llegar hasta el final. La lucha ejerce el poder de confrontar y pasar en limpio lo aprendido e incorporar nuevas enseñanzas.

Aun en avances por caminos relativamente pacíficos como las elecciones hay que aplicar las enseñanzas que nos muestra sin tapujos lo equivocado (y hasta criminal) de ver como un “punto de llegada” el triunfo de los frentes políticos progresistas heterogéneos. Por el contrario, si realmente se comprende la estructura heterogénea y débil de esas unidades políticas, el pueblo debe aprovecharlas para hacerse más fuerte conquistando derechos, pero son los sectores revolucionarios, democráticos y antiimperialistas en su seno los que lo deben hacer avanzar en la lucha para imponer decisiones más de fondo, que no es otra cosa que ir sobre los intereses del poder real, avanzando hacia un cambio de matriz económica, cultural, soberano, de liberación… y eso nunca será por las buenas!

Aquellos fuegos del 19 y 20

Muchas y muchos militantes populares sabíamos que venía algo grande. 

Sabíamos principalmente porque lo subjetivo se mostraba más palpable que nunca, mucho más cercano que otras veces. 

Lo sentíamos en la piel y en los días de adrenalina. Sentíamos que podíamos tomar el cielo por asalto. Lo veíamos en los piquetes, cacerolazos, marchas y conmovedoras luchas como la de las y los trabajadorxs de las fábricas recuperadas. Los ejemplos de solidaridad de clases de sectores que se encuentran cuando la reacción somete a un pueblo digno se multiplicaban y conmovían.

Algo grande se aproximaba porque la objetividad de la crisis económica y social nos sepultaba. Lo sabíamos. Lo padecíamos porque veíamos sufrir y arrodillarse aún a los más valientes. Lo llorábamos porque morían 53 chicxs por día. Porque cerraban las fábricas. Porque reinaba el hambre y porque el corralito atrapó millones de aquellxs que fueron guardando pesitos de toda una vida y una vez más éramos prisioneros en el gran corral del FMI.

Pero fuimos dignos y más jóvenes, nos sentíamos vitales con toda la fuerza, porque no habían podido con el pueblo…no habían podido. 

Y nos levantamos, dijimos hasta acá, no va más…se acabó! y no fue la suerte de acciones espontáneas…no.  Había conciencia y organización de muchxs que la venían remando, y a esto como siempre sucede se sumó ese espontaneidad vigorosa, creativa y harta. 

Veníamos del insulto de De La Rúa que afirmaba por cadena nacional lo bueno “que es dar buenas noticias” cuando cerraron el acuerdo (“blindaje”) con el FMI, y a los pocos días nos remachaba por cadena nacional el Estado de Sitio. Pero este fue el verdadero combustible para poner en marcha un motor caliente que venía bramando. Un motor que se alimentaba de los “tanques” de las puebladas del interior de nuestro país porque habían destruido el federalismo, y así fue que un pueblo hambriento pero digno se lanzó como un derrame gigantesco, una masa viscosa sobre las ciudades y el propio centro del poder político nacional.

Así arrancó aquella noche del 19 de diciembre. Así arrancaron miles que llegamos a la plaza de mayo y hasta la vereda misma de la Casa Rosada. 

Les pibes de los barrios más combativos del conurbano se preparaban para entrar en acción en la capital aquel 20 de diciembre. Muchos de ellxs no pudieron llegar porque tuvieron que replegarse y resistir en los barrios que habían sido militarizados aquella madruga y los perseguían y disparaban con balas de plomo. Los primeros muertos fueron del 19 a la noche.

Esa noche gloriosa nadie durmió porque la adrenalina estaba en ebullición y había que pertrecharse para el otro día. Los estudiantes bramaban y transmitían a sus amistades y compañerxs la necesidad de no perderse estas oportunidades que da cada tanto la vida. 

Esa noche se combatió en la plaza de mayo, el Congreso y ciudades del interior. La militancia no dormía…no podía. Esta enorme gesta popular había parido una nueva generación de jóvenes.

Las Madres de Plaza de Mayo mostraban donde había que estar el 20 de diciembre…justamente allí poniendo el pecho desde temprano a los caballos, gases, balas de goma y de plomo de la infantería en la histórica plaza.

Los 39 mártires de esas jornadas son los que nos marcaron hasta donde había que llegar y cuáles eran nuestras limitaciones. 

Fernándo de la Rúa Abandona el gobierno en helicoptero

Fue una impronta popular como debe ser, porosa, variopinta…una correntada brava de un río que busca su cauce que arrastra a su paso nada de uniformidad, con piedras, palos y ramas, con mezcla de agua clara y quieta con aquellas torrentosas y hasta peligrosas.

Pero esa gesta fue la que logró terminar con un gobierno antipopular. El pueblo no pudo imponerse, pero abrió un camino y nos dio miles de elementos para pensar y aprender. 

¡Que grandiosos fueron esos días de diciembre!

últimas noticias