16 de junio de 1955, Bombardeo a Plaza de Mayo

Los asesinos de ayer nos gobiernan hoy.

El 16 de junio de 1955, la Aviación Naval y la Fuerza Aérea bombardearon la Plaza de Mayo y la casa de gobierno para intentar asesinar y derrocar a Juan Domingo Perón, presidente constitucional.

El saldo fue más de 300 muertos y cientos de heridos.
Las imágenes del horror persisten en la memoria de uno de los acontecimientos más macabros impulsados por la oligarquía contra un gobierno popular.

Los mismos sectores se impusieron tiempo después y son los mismos que comenzaron la última dictadura fascista en 1976 dejando 30.000 desaparecidxs, torturadxs y exiliados.
Son los mismos que gobernaron con el macrismo y Juntos por el Cambio.
Son los mismos que hoy gobiernan con Javier Milei.

Aprovecharon la dura situación del pueblo y la desesperanza para volver al poder como sea.
Hoy se imponen a fuerza de hambre, sometimiento, entrega, represión y presxs políticxs.
Para esto, estas bestias del anti pueblo vociferan en defensa de la República, mientras sus fechorías arrasan con las instituciones de una democracia limitada.

Pero los asesinatos del 55 y el posterior golpe de estado, tuvo el objetivo en barrer las conquistas que se habían logrado luego de aquel 1945 cuando el pueblo hizo tronar el escarmiento e inició un periodo de recuperación soberana. Pero en ese 1955 nació una resistencia con hechos heroicos que luego quedaron grabados en la retina de la militancia popular.

De la resistencia a la contraofensiva popular

Es en aquella resistencia del ‘55, como contra la dictadura cívico militar que se impuso en el ‘76, en el ejemplo de lxs 30.000 que dieron la vida y las Madres de Plaza de Mayo, donde la militancia de hoy debe abrevar para construir la ofensiva popular que dé vuelta la tortilla y termine con esta política de hambre, represión y entrega.

Lograr la gran unidad que desafíe lo establecido y de manera revolucionaria construya desde abajo los cimientos de una nueva matriz económica, cultural y social en un país liberado.

El pueblo ha dado muestras suficientes de hacer grandes sacrificios.
La gran tarea por delante, no solo pasa por enfrentar hoy a la reacción, sino también, transformarlo todo a favor del país y los sueños de las grandes mayorías.

Para eso, el pueblo debe tomar el problema en sus manos, porque cuando es abandonado por los dirigentes de su mismo campo;
cuando estos no van a fondo y buscan sostenerse en el poder, haciendo concesiones o buscando parecerse a esos enemigos de siempre, es cuando el pueblo se divide y se bifurcan los caminos, dando las ganancias a la derecha o ultraderecha.

Son tiempos para arriesgar, para educarnos en la práctica y en la teoría de la historia y el presente. Para que no nos vuelvan a meter en una emboscada donde solo ganan esos lobos con piel de corderos llamado “casta”.

Para transformar la resistencia en una gran ofensiva, hace falta recuperar la memoria y alimentarla cada día, para fortalecernos y no volver a los oscuros lugares a los que nos arrastraron.

Gustavo Funes

últimas noticias