Recién arrancamos un largo camino para atravesar un acontecimiento histórico que nos marcará a todos. Es lógico que muchos todavía no tomen debida conciencia de que esta pandemia quizás traigan más muertes que varias guerras juntas en el mundo.
Tenemos que manejarnos con la certeza de que, en primer lugar ES MUY GRAVE, en segundo lugar RECIÉN ENTRAMOS, en tercer lugar EL PICO NO LLEGÓ (se esperaría entre abril y junio), y cuarto LE PODEMOS GANAR.
El cuadro de situación sanitaria y económica es desastroso. Pagamos las consecuencias de políticas reaccionarias que, como vemos en el mundo y en los países llamados “desarrollados”, han devastado la salud pública con las consecuencias a la vista.
Hoy muchos hablan de que estos son tiempos para cerrar grietas, pero justamente no se puede obviar que si hay una condición para que la pandemia avance en nuestro país es precisamente por las condiciones del sistema de salud y de vida del pueblo.
No hablamos acá de algunas opiniones del ex presidente y su coalición de gobierno en cuanto a la salud y la pobreza. Estamos hablando de políticas que se llevaron adelante y que culminó con el cambio de rango de Ministerio de Salud de la Nación a Secretaria como la síntesis práctica del desprecio por la salud pública.
Hoy pagamos las consecuencias de que el Instituto Malbrán, el único que tiene los reactivos para el chequeo del virus, está trabajando al límite porque se desfinanció y trabajan sobre la pandemia 11 trabajadoras/res con sueldos que van de 25 a 40 mil pesos. No se trata de abrir la grieta. Se trata de saber dónde estamos parados.
No somos distintos a otros países que padecen la pandemia, porque hay un sistema que nos iguala aunque no ocupamos todos el mismo rango, a nosotros nos toca el de los países dependientes.
Pero esta peste no es como la época medieval, es mucho peor porque en esta época dominan el mundo los monopolios y los mercados que se entrelazan con los gobiernos que ejecutan esas políticas plagados de corrupción y que han hecho de la salud ya no un servicio esencial de un pueblo, sino una mercancía de uso y por tal razón quienes estén en “mejores condiciones” prevalecerán sobre otros/as haciéndonos creer que el “dios mercado” se iba a ocupar de equilibrar todo como si el lobo del cuento de caperucita se estuviera “deconstruyendo”.
El papel del Estado
Entonces nos encontramos que cuando todo se va a la diabla, son los Estados una vez más, los que deben dar alguna respuesta, pero a la vez son ellos mismos parte del problema.
¿Antes, no estaba presente el Estado? SI, siempre está el Estado. Lo que cambian son la políticas de quienes hegemonizan ese instrumento de dominación.
Con el macrismo, los CEOs de los monopolios manejaron los Ministerios. ¿Acaso, Mario Quintana, dueño de Farmacity, no fue coordinador del gabinete económico de Macri? ¿el propio presidente Macri no era Ceo del grupo SOCMA? o ¿Marcos Peña no era Jefe de Gabinete y uno de los dueños de la cadena de hipermercados La Anónima? ¿y su primo Miguel Braun, Ceo de La Anónima secretario de Comercio?
Y así podemos hablar de la mayoría de los ministerios. El macrismo mostró como ningún otro gobierno, que ellos siempre fueron parte del Estado, nada más que esta vez lo atendieron sin intermediarios políticos.
No hay ausencia del Estado, hay tipos de Estado y políticas de Estado.
En nuestro país, la esencia del estado no cambia, pero si cambian las políticas de los gobiernos que se suceden, y hoy tenemos un gobierno que toma medidas ante la emergencia que favorecen al pueblo.
Hay quienes “esperan peras del olmo” y exigen cosas, por su pérdida de iniciativas, como si estuviéramos bajo un estado de nuevo tipo.
En todo caso, la construcción de un Estado de nuevo tipo será una de las conclusiones a trabajar si salimos bien parados de este desafío histórico en cuanto a la necesidad de avanzar y tener una salud pública en su totalidad en manos del Estado, así como toda la cadena de fabricación de insumos y alimentos que hoy están en manos de monopolios que chantajean y no les importa nada la salud y las condiciones de vida del pueblo.
Quizás lleguemos a la conclusión que la deuda externa no hay que pagarla porque vino sostener a quienes mercantilizaron la salud y se la fugaron.
Quizás lleguemos a la conclusión que debamos volver a la tierra y la producción nacional y terminar con todo aquello que destruye a la naturaleza, el ser humano y traba la economía como con el extractivismo minero, hidrocarburífero y el agronegocio que trae el glifosato, el cianuro y el fracking.
Quizá una de las conclusiones que llegaremos es la necesidad de romper con la dependencia por el camino de la liberación nacional y social. Pero nada se hará sin el protagonismo del pueblo.
Organizados y solidarios
¡Tenemos que estar involucrados y alertas! Para eso, la organización y la solidaridad son claves para avanzar y garantizar llegar a todos y todas con las medidas que el gobierno ha dispuesto para hacer frente a la pandemia y derrotarla. También nos permitirá profundizar las medidas cuando no alcancen o no lleguen.
En la etapa en la que estamos, es muy importante respetar la cuarentena y hacerla respetar, porque hay certeza de que si la respetamos el virus no se va expandir de manera exponencial. Podemos “achatar” la curva para que no se dispare mientras se avanza en soluciones más de fondo.
Estemos preparados y busquemos los canales para hacer llegar los reclamos y soluciones ante la falta de elementos de sanidad, alimentos a los comedores, merenderos y escuelas.
Armemos cadenas y grupos por las redes de solidaridad para compartir información y consejos. ¡No nos aislemos en las redes!
Organicemos y compartamos todo tipo de lectura y juegos en las casas, sobre todo para les niñes. En el facebook de Vamos! por la liberación vamos a estar subiendo información y propuestas.
Busquemos todas las formas de brindar solidaridad como los hacen por ejemplo los obreros del Astillero Río Santiago que pusieron a disposición la estructura de sus talleres para fabricar sabanas, barbijos y alcohol en gel, o las organizaciones sociales que fabrican barbijos, juntas vecinales o clubes de barrio que más allá de que fueron castigadas con los tarifazos y desfinanciados, se ponen a la altura y habilitan las instalaciones para estar preparados para expansión de la pandemia. El trabajo territorial en la medida que se pueda llevar adelante es muy importante.
La solidaridad es una de las cualidades más nobles que caracteriza al pueblo argentino y es una de las garantías para derrotar a la pandemia.
Gustavo Funes
CR-MPL