Fidel Castro fue el principal líder de la Revolución Cubana, murió a los 90 años este 25 de noviembre en La Habana, aquélla que lo recibió a él y a los guerrilleros de Sierra Maestra como libertadores aquel 8 de enero de 1959. Aunque no somos castristas, respetamos el dolor de una gran parte del pueblo cubano y reivindicamos aquella revolución de todo el pueblo, aun siendo críticos con el devenir del Estado cubano que abandonó el camino de la revolución a fines de los 60.
El triunfo de la Revolución Cubana
La Revolución Cubana es uno de los hitos más importantes de la historia para quienes levantamos las banderas patrióticas y antiimperialistas, para quienes seguimos luchando por la revolución de liberación nacional y social en Argentina y Latinoamérica.
Bajo la dirección Fidel Castro, el Che Guevara, Camilo Cienfuegos, Celia Sánchez -entre otros-, con el Frente 26 de Julio, el pueblo pudo derrotar la dictadura del proyanqui Batista y tomar el poder en Cuba, constituyendo un gobierno inicialmente antidictatorial, democrático y antimperialista que luego inició la construcción de un nuevo Estado socialista.
Así se garantizó justicia frente a los crímenes de la dictadura, se saneó la administración pública, se bajaron las tarifas y subieron los salarios, entre otras medidas inmediatas. Con la movilización de medio millón de guajiros se promulgó la reforma agraria y se abolió el latifundio, afectando a los terratenientes locales y también a los norteamericanos.
La respuesta Yanki fue Bloqueo económico que aún rige, y en abril de 1961 el desembarco en Bahia de los Cochinos, que fue derrotado totalmente por las fuerzas revolucionarias. Pero la política colonialista de EEUU en la isla se grafica hasta el presente también a través de permanencia de Base de Guantánamo. Política que volvió a quedar graficada en la crisis alrededor de la tenencia del niño Elian en 1999, donde se puso en juego también el reconocimiento de la soberanía de Cuba como país.
Por ello, aquel triunfo de revolución cubana en enero de 1959, a solo 100 millas de EEUU, quebró el fatalismo geográfico y enfrentó de plano la línea de “coexistencia pacífica” que impulsaba Kruschov desde la URSS y mostró para millones la posibilidad cierta de la toma del poder en los países de nuestro continente.
El camino que se impuso en Cuba
Avanzadas las tareas agrarias y antiimperialistas de la revolución, se desató un debate dentro del gobierno: la posibilidad o no de un camino independiente para Cuba. El Che siempre insistió en la necesidad de acabar con el monocultivo de azúcar para un monomercado. Desde el Ministerio de Industrias había establecido un plan cuatrienal para llevar a Cuba de una economía agraria, a agro-industrial y luego industrial agraria. Ese sería el sentido de su discurso en Argel. Antes había sido su entrevista con Mao y de todas maneras su decepcionante incursión en el Congo y su desesperante incomunicación y abandono en Bolivia, que terminaría con su captura y asesinato en manos del gobierno de ese país y de la CIA.
Tras la crisis de los misiles, Fidel Castro viajó en el 63 y el 64 a la URSS -que aunque mantenía la bandera roja había dejado en los hechos de ser socialista- y firmó un tratado bilateral que incluía la “división socialista internacional del trabajo”, lo que coartó todo desarrollo industrial autónomo de Cuba y la ató al monocultivo de azúcar. Además se aceptó la instalación de la base rusa de Lourdes.
El punto de inflexión internacional, no solo para Cuba, fue la invasión de la URSS bajo el mando de Breznev a Checoslovaquia en 1968. Allí se dividieron públicamente las aguas entre los que respaldaron aquella invasión como el gobierno cubano y Fidel Castro, y los que la repudiaron. A partir de allí, fue totalmente pública la caracterización como superpotencia social-imperialista, socialista de palabra pero imperialista de hecho, hecha por Mao desde la República Popular China, entonces todavía socialista. Allí también se dividirían claramente las aguas entre el revisionismo y la defensa de la teoría revolucionaria.
Luego vendrían en 1975 el envío de tropas cubanas a Angola, como parte de la política expansionista y de disputa de África por parte de la URSS.
Y en 1976 el apoyo a la dictadura de Videla, acompañando también la política de la URSS que mientras cuestionaba a la dictadura chilena de Pinochet, profundizaba sus lazos económicos y políticos dentro de la dictadura argentina, en disputa con sus rivales imperialistas yanquis y europeos, mientras miles de luchadores eran desaparecidos, torturados y desaparecidos. Postura que fue pública, tanto por parte de la URSS como de Cuba en la ONU.
Cuando en 1991 se desintegró la Unión Soviética, Cuba se precipitó en una tremenda crisis económica y social, sin energía, sin medicamentos ni alimentos suficientes, las condiciones de vida del pueblo cubano fueron tremendas. Y la línea a seguir en aquellas condiciones, tras años de adaptación de su gobierno a una dependencia, no sería el de la independencia.
El presente de Cuba
Hoy Cuba sigue viviendo una crisis económica. Cuando Raúl Castro sucedió a Fidel en 2006, el capital extranjero ya había conquistado posiciones significativas en la economía cubana, el turismo extranjero se había convertido en el eje económico del país, y buena parte de los inmensos avances de la Revolución en educación, salud y derechos sociales se habían revertido.
Ya Fidel en los ’90 había abierto el sector turístico y las telecomunicaciones a la inversión extranjera de monopolios europeos y canadienses. Crecieron las lacras de corrupción de los funcionarios y la prostitución, mientras las grandes mayorías sobrevivían en la pobreza.
Esto empeoró con la nueva Ley de Inversión Extranjera aprobada en junio de 2014, que avanza sobre la de 1995 en mayores concesiones al capital imperialista, al que se le permite entrar en todos los sectores salvo la salud, la educación y las fuerzas armadas; eximiéndolo durante ocho años del pago de impuestos sobre ingresos personales y sobre sus utilidades, y permitiendo la creación de empresas de capital 100% extranjero.
La visita de Obama y sus acuerdos con la dirigencia de La Habana fueron la explicitación o sinceramiento de lo que Cuba ya era: un país profundamente dependiente, que hace ya mucho tiempo abandonó el camino socialista para transformarse en un capitalismo de Estado, con posiciones firmes frente al imperialismo yanqui pero sujeto por lazos económicos, políticos y militares a distintas potencias imperialistas rivales de Washington: Rusia primero, países como España, Francia y Canadá después, y ahora crecientemente China.
El único camino sigue siendo la revolución
Porque seguimos luchando por la revolución de liberación nacional y social, reivindicamos el camino antiimperialista que marcó la revolución cubana en 1959, y la línea que impulsaron consecuentemente el Che Guevara y otros revolucionarios, de desarrollo agro-industrial independiente apoyándose en otros pueblos y naciones oprimidas.
Hoy los acontecimientos obligan a los revolucionarios a redoblar nuestro esfuerzo para seguir impulsando en el camino revolucionario en esta dura época descripta por Lenin como la época del imperialismo y las revoluciones proletarias. Un período histórico en el que la revolución se impondrá y será derrotada, atravesará la guerra, pero resurgirá una y otra vez, hasta terminar con el capitalismo imperialista de la faz de la tierra. El parto histórico de una nueva sociedad y un nuevo modo de producción sin explotadores ni explotados.
Por eso aún hoy, cuando no hay países socialistas en el mundo, igual que a principios del siglo XX y también crecen factores de guerra interimperialista en nuestros días seguimos, porque el capitalismo imperialista solo nos ofrece superexplotación, desocupación, miseria, hambre, genocidio y guerra de rapiña.
¡Viva la clase obrera y la lucha de los pueblos! ¡El único camino, como fue en Rusia y los países que conformaron la Unión Soviética en 1917 y que derrotaron a los Nazis en la 2da Guerra Mundial, China en el 49, Corea en el 53, Cuba en el 59, Vietnam y Camboya en el 75, y el de todos los que hoy luchamos y acumulando fuerza política hacia la insurrección, o con el fusil en la mano, es la revolución!